Allí se cuentan historias pequeñas pero que lograron modificar situaciones reales en comunidades reales y con gente real. No tiene utopías. Invita -al igual que Ashoka- a copiar ideas y llevarlas a cabo en la propia comunidad, demostrando que "cambiar el mundo" es posible.
Bornstein destacó que "el libro contiene una profunda reflexión sobre el rol decisivo que esos emprendedores sociales están desempeñando hoy en el mundo y sobre la influencia que probablemente ejercerán en la sociedad futura".

El autor sostuvo que "a los emprendedores sociales no se los vé como puros operadores filantrópicos, sino que se los percibe como agentes de una efectiva transformación de las estructuras sociales. Se los valora no sólo como modelos de conducta moral, sino como representantes de una nueva cultura, que está imponiendo nuevas pautas al mundo de la producción o está sirviendo a una mejor convivencia".
Para el autor los emprendedores "son para el cambio social lo que los emprendedores de negocios significaron y significan para el avance económico. Son individuos creativos, motivados, que cuestionan el status quo, explotan nuevas oportunidades y transforman visiones en realidades, demostrando nuevos y mejores caminos para atacar problemas e implementar sus soluciones a gran escala".

Tal como lo hizo al concluir su libro, Bornstein reiteró su reflexión sobre el atentado a las Torres Gemelas y manifestó: "Si existe una antítesis perfecta del impulso terrorista esa es la del emprendedor social. Por eso sus historias merecen ser contadas".