Avina propone a las empresas incorporar el concepto de Responsabilidad Hídrica Privada

22.09.2015 | Europa

La Fundación Avina, a partir de su experiencia en el programa de Acceso al Agua, propone pensar la huella hídrica desde el concepto de Responsabilidad Hídrica privada como forma para conciliar la RSE con la medición del impacto en el agua. Avina muestra algunas experiencias donde se pueden cruzar fructíferamente la innovación social, la articulación multisectorial y el desarrollo sostenible.


La huella hídrica es un concepto novedoso que, con -cierto recorrido en los últimos años- se está abriendo paso como herramienta de gestión para empresas y en menor medida para gobiernos que asumen la necesidad de medirla en los distintos sectores.

En ambos casos, el sentido es el mismo: conocer la huella permite pensar políticas para reducirla primero, y neutralizarla después.

La Fundación Avina, a partir de su experiencia en el programa de Acceso al Agua, propone comprender la huella hídrica en el sector empresario como parte de un esquema más amplio: la Responsabilidad Hídrica privada, y muestra algunas experiencias donde se pueden cruzar fructíferamente la innovación social, la articulación multisectorial y el desarrollo sostenible.

En la edición nro. 27 de InContext, Avina propone el alcance del concepto de huella hídrica, sus distintos componentes y algunas experiencias iniciales relevadas para mostrar cómo un proyecto de impacto social puede inscribirse en una lógica de compensación (en un sentido no técnico) del uso de agua por parte de una empresa.

Avina propone refinar el enfoque, tanto en lo conceptual como en la estrategia de intervención social. Pensar la huella desde las cadenas productivas basadas en el uso del agua. Es decir pensar el uso del agua oculta a lo largo de la cadena de producción de bienes o servicios de consumo permite conocer los efectos sobre el agua asociados a los hábitos de vida de las personas o poblaciones o de producción de gremios o empresas.

Avina llama a las empresas a incorporar la Huella Hídrica como herramienta de gestión, y enumera las ventajas de hacerlo de esa manera: “La Huella Hídrica es un instrumento más útil para la gestión del agua que los tradicionales porque:

-          considera toda el agua requerida en la cadena de producción;

-          incluye el servicio ambiental que brinda el agua como receptor de los efluentes líquidos;

-          indica en qué parte del proceso las mejoras generarán un impacto positivo mayor al incluir toda la cadena de producción;

-          colabora en la planificación sustentable de regiones cuando se realiza la evaluación conjunta de la Huella Hídrica con las condiciones naturales de la región;

-          a nivel de empresas, es compatible con los requerimientos de las certificaciones de la Norma ISO 14.046 y de la Alliance Water Stewardship (AWS)”.

“La correcta administración del agua se ha convertido en un elemento crítico en términos de reputación y viabilidad de negocio”, y se enfrenta al reto de “identificar, reconocer y evaluar sus probables riesgos, que incluyen pérdidas económicas por daños debidos a eventos climáticos extremos, sobreexplotación del recurso, reducción de la operación y/o pérdida de confianza en la inversión, entre otros”.

Pero también hay que añadir -como un desafío de máxima importancia- la desactivación de escenarios de alta conflictividad social causados por el mal manejo tanto del uso productivo como –cuando existe, en el contexto de la RSE- del intento de generar la devolución del agua a la cuenca a través de proyectos sociales. Y cuando la empresa genera un rechazo social en las comunidades donde opera las dificultades y desafíos del trabajo se multiplican y complejizan rápidamente poniendo en riesgo toda la iniciativa (ver InContext 43).

Avina destaca que la relación entre huella hídrica y a la RSE o es tan fuerte y que los temas de agua parecen descansar en la gran mayoría de los casos, con notorias excepciones, en propuestas aisladas, desconectadas del perfil productivo de la empresa. Obedecen de alguna manera a una concepción tradicional de la RSE como filantropía empresaria, pero ofrece límites para conseguir cambiar la cultura empresaria misma frente al recurso agua, y también es muy limitada la posibilidad de que la ciudadanía involucrada revierta la percepción negativa que tenga del accionar privado o valorice el enfoque que éste tenga para mostrar que ya no se limita a extraer y lucrar.

Avina ve con buenos ojos que cada vez más con empresas asuman esta necesaria (y todavía no obligatoria) proactividad para medir, reducir y neutralizar la huella pero insta a no perder de vista que al intervenir solamente en la cuenca local de producción la neutralización eficaz no hace sino generar condiciones ambientales de perpetuidad del negocio. Dicho de otra manera: neutralizar la huella es parte del negocio, y eso explica la motivación fundamental para abordarla. Reduzco impacto ambiental y reduzco costos y aseguro fuentes de producción.

La Fundación Avina propone, desde su experiencia programática, una manera directa de vincular la huella hídrica dentro del enfoque de la responsabilidad social empresaria, pero obedeciendo a otros objetivos y a otro paradigma; inscripto en la lógica de triple resultado (económico, ambiental y social); como contribución a hacer efectivo el agua como derecho humano básico; basado en la igualdad de oportunidades y en una mirada de cuencas endógena y exógena, plural. A este proceso lo llamamos Responsabilidad Hídrica.

En el documento presentan los principales objetivos de una RESPONSABILIDAD HÍDRICA Corporativa.