Ciudades y casas ecológicas
Vivir en una ecociudad o en un ecobarrio va a convertirse en algo frecuente a partir de 2006. Desde este año y por poner un ejemplo de los cambios que se avecinan, las personas que vayan a comprar una vivienda conocerán de antemano el nivel de consumo de energía que tendrá su futura vivienda. En 2006, entrará en vigor en España la Certificación Energética, una de las múltiples medidas que prepara actualmente el Ministerio de Vivienda, que obligarán a incorporar criterios bioclimáticos en la construcción de viviendas.
Ante este panorama de cambios, las promotoras de pisos ya se están preparando y algunas de ellas como Vallehermoso, Acciona a través de su filial Necso Inmobiliaria y Larcovi ya se han metido de lleno en el negocio de las viviendas ecoeficientes.
La entrada en vigor de la batería de medidas, que prepara actualmente el Ministerio de Vivienda, posibilitará que ecociudades o ecobarrios, aún en desarrollo, como Sarriguren (Pamplona), Valdespartera (Zaragoza) o Trinitat Nova (Barcelona) dejen de ser meramente anecdóticos.
Junto a la Certificación Energética, el Código Técnico de la Edificación, el Libro Blanco de la Sostenibilidad en la Edificación o el Sistema Español de evaluación medioambiental de edificios, en las que aún se trabaja, pueden poner patas arriba al sector inmobiliario, reticente a los cambios en la mayor parte de los casos, ya que obligarán a que las viviendas sean lo más bioclimáticas posible.
Las razones del cambio son obvias, está calculado que las casas ecológicas puedan llegar a ahorrar hasta un 60% en el consumo de energía diaria, según asevera Jesús Ascunde, director general del Territorio y Vivienda de Navarra, y rebajar el consumo de energía en los edificios es un imperativo de la UE.
Pero existe otra cara de esta moneda. Construir de forma ecológica es más caro que hacerlo de forma convencional, lo que puede elevar los desorbitados precios de venta. Según estiman en el sector, construir ecológicamente es hasta un 3% más caro cuando se trata de pisos, cantidad que, según Ramón Betrán, jefe de planeamiento y rehabilitación del Ayuntamiento Zaragoza, puede llegar hasta el 10% en el caso de las viviendas unifamiliares.
Jesús Martín, presidente del Grupo Larcovi, asevera que efectivamente 'los precios se verán afectados al ser un coste nuevo, pero serán compensado por otro tipo de beneficios'. Por el contrario, Jesús Ascunde, estima que los promotores tienen márgenes suficientes para introducir este coste ya que 'venden los pisos al precio máximo que aguanta la demanda.'
Además, según Ascunde, los compradores amortizarán en diez años la cantidad pagada de más gracias al ahorro de energía.
Las iniciativas ecológicas actuales son, en general, públicas y una de las formas de motivar a los promotores pasa por la concesión de subvenciones, como en Sarriguren, donde cuentan con unos 2.500 euros por vivienda.
Otra de las medidas, el Código Técnico de la Edificación, también contiene criterios para el ahorro energético. Por ejemplo, prevé reducir un 25% la demanda de calefacción. El borrador incluye también requisitos en los materiales, fachadas y aislamientos y el uso de energía solar.
Sistemas propios de calificación energética
Vallehermoso Lleva 15 años haciendo viviendas con dotación medioambiental. Desde 1990, del total de promociones, el 50% incluyen medidas de ahorro energético, lo que afecta a 14.500 viviendas. Energía solar para agua caliente, recogida de agua para el riego, aislamiento térmico, orientación o reducción de la emisión sonora y de gases son algunas de sus prioridades. La empresa, actualmente, prepara un sistema de calificación energética de edificios basado en el Manual del usuario, obra del ministerio de Fomento e Industria.
Larcovi. Ha construido 2.000 viviendas bioclimáticas desde 1990. En ese año, según Martín, el coste añadido no fue repercutido en el precio de venta. Esta entidad, que ha participado en proyectos bioclimáticos europeos subvencionados, ha sido una de las primeras que ha presentado memoria de sostenibilidad (en 1998) y ha creado su propio sistema de análisis medioambiental de edificios, basado en la adjudicación de lo que llaman planetas. En función del número de medidas bioclimáticas, puede llegar hasta cinco planetas.
Acciona A través de su filial, Necso Inmobiliaria, Acciona ya ha entrado en el negocio de las viviendas ecoeficientes con dos promociones libres en Madrid, pero sus planes más inmediatos son que todas sus promociones sean ecológicas. Sus criterios se centran en una correcta ubicación y orientación de los edificios, uso de materiales no contaminantes, reducción de la producción de residuos, desarrollo de sistema de reciclaje y aprovechamiento de agua así como instalación de sistemas de obtención de fuentes renovables.
Las ecociudades pioneras en España
Sarriguren. 5.017 viviendas de protección oficial albergan la ecociudad de Sarriguren, cuyo ahorro energético llegará al 60% y cuyas principales medidas son la captación solar directa, la reutilización de aguas grises y de lluvia para el riego y la orientación. El proyecto, que concluirá en 2007, incluye paneles solares y fotovoltaicos, molinos eólicos y biomasa. El Gobierno navarro ha exigido ya la certificación energética.
Valdespartera. Unos 420 euros al año gastará cada vivienda de energía limpia, asegura Ramón Betrán, jefe de planeamiento del ayuntamiento de Zaragoza. El ahorro del 60% de energía será posible gracias a las galerías de cristal que actúan como invernaderos. En el agua, el ahorro vendrá por la separación de aguas y la recogida de agua pluvial. Este proyecto de 9.687 viviendas (300 libres) incluye paneles solares para el agua caliente.
Trinitat nova. Incluido en el proyecto Ecocity junto a otras siete ciudades europeas, el proyecto de Trinitat Nova está impulsado por el Gobierno de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y la presión vecinal. Cuenta con la asesoría de las consultoras GEA 21 y Aiguasol, cuyos criterios han sido el diseño solar pasivo, la red separativa de agua y un sistema centralizado de cogeneración y paneles solares. Consta de 3.500 viviendas.
Fuente: Por Paloma G. Moreno (Cinco Días)