Cómo abordar los riesgos de la corrupción

29.11.2011 | Destacadas

En una encuesta aplicada por Deloitte a 329 ejecutivos de todo el mundo se mostró que el 41 por ciento de los entrevistados considera que la gerencia no debe denunciar ante las autoridades los incidentes graves de corrupción que pudieran descubrirse dentro de sus organizaciones. En el estudio, titulado en inglés Fortifying Anti-Corruption in Today's Corporation (Fortalecimiento de las prácticas contra la corrupción en la empresa de hoy), también se dio a conocer que, a pesar de las diversas opiniones sobre el tema de la denuncia, la vasta mayoría de los encuestados (93%) cree que debe realizarse una investigación interna en caso de descubrirse algún incidente grave de corrupción, mientras que el 75 por ciento apoya el despido de las personas responsables como parte del apoyo a medidas anticorrupción de cero tolerancia.


 

"A pesar de las situaciones recientes que demuestran que una respuesta contundente a las denuncias de corrupción, incluida la denuncia voluntaria ante las autoridades correspondientes, puede mitigar tanto las consecuencias financieras adversas como el efecto negativo en la reputación de las compañías, casi la mitad de los ejecutivos participantes en la encuesta prefieren que los incidentes de corrupción no trasciendan de sus organizaciones", comenta Ed Rial, consultor en jefe de la Ley contra prácticas de corrupción en el extranjero de Deloitte Financial Advisory Services LLP.  "Aunque hablan en serio cuando se refieren a hacer frente a la corrupción, muchas compañías todavía fomentan una cultura que percibe a estos incidentes como un asunto privado, por lo que continúan impidiendo que se ventile 'la ropa sucia' en público.  Por desgracia, en el conectado mundo global empresarial de la actualidad, esto resulta casi imposible y en el largo plazo exacerbará los problemas".
En la encuesta también se revela la creciente función de la auditoría interna en el cumplimiento de la normativa contra las prácticas corruptas.  El 57 por ciento de los entrevistados identificó a la asesoría de auditores internos como la opción con mayores probabilidades de conducir a la obtención de logros reales mediante los programas para combatir la corrupción, mientras que el 80 por ciento seleccionó a las auditorías de cumplimiento y a  las auditorías internas como la mejor vía para medir la eficiencia de dicho programa.  Así mismo, el 47 por ciento comentó que la integración de un programa contra la corrupción en el sistema de auditoría interna facilitaría la detección y la prevención de actos corruptos, mientras que un 33 por ciento indicó que este programa ya está integrado.
"En todos los ejemplos graves de corrupción que hemos presenciado recientemente, ha habido fallas en las políticas y los controles internos en torno a los esfuerzos para combatir las prácticas corruptas, lo cual ha permitido que casos de fraude y soborno se salgan de control.  La cada vez más sofisticada naturaleza de las prácticas corruptas ha dado lugar a que la delegación de la responsabilidad de vigilancia a un departamento situado más estrechamente con el nexo financiero de la compañía constituya un paso esencial para la mayoría de las organizaciones", afirma Rial.
A continuación se mencionan otras conclusiones arrojadas por el estudio:
• Los riesgos geográficos y de industria son compartidos por la mayoría. 
Aunque dos tercios de los encuestados (67por ciento) informan que sus compañías afrontan adecuadamente los riesgos de corrupción en las regiones geográficas donde tienen actividad comercial y 72 por ciento comenta que los riesgos de sus empresas se abordan de la manera que corresponde a sus industrias, 32 por ciento preferiría que sus organizaciones invirtieran más en programas contra la corrupción.  Punto clave: Las empresas han realizado progresos en las prácticas contra la corrupción, aunque aún podrían hacer más para enfrentar el riesgo de actos corruptos.
• Integrarse y la obtención de contratos son los motivadores más importantes de los sobornos por los ejecutivos. Cuando se preguntó acerca de los principales motivadores que impulsan a un ejecutivo a pagar sobornos, las respuestas que acumularon mayor número de menciones fueron la adaptación a la cultura comercial local (33 por ciento) y la obtención de más negocios (40 por ciento).  Punto clave: Es propio de la naturaleza humana intentar ajustar la brújula moral a la situación.
• Los programas contra la corrupción no se utilizan uniformemente en todo el mundo. A pesar de los riesgos inherentes, algunas compañías aún carecen de programas para combatir la corrupción.  En términos geográficos, 18.2 por ciento de líderes empresariales del Medio Oriente, 15.8 por ciento de Europa del Este, 9.1 por ciento de Asia Pacífico, 8 por ciento de mercados emergentes y 7.7 por ciento de Estados Unidos dieron a conocer que no cuentan con ningún programa establecido contra la corrupción.  Punto clave: Las compañías multinacionales que están considerando realizar nuevas operaciones o asociaciones transfronterizas deben incluir análisis de los programas para combatir la corrupción como parte de la revisión previa de la información general.
• La filosofía de la gerencia determina la política contra la corrupción.  Aunque la gerencia (39 por ciento), los asesores jurídicos (24 por ciento) y los funcionarios encargados de vigilar el cumplimiento normativo (21 por ciento) fueron los primeros grupos identificados por los ejecutivos a quienes acudirían a solicitar asesoría sobre el manejo de un incidente de corrupción, el 61 por ciento de los encuestados respondió que el director general o
CEO debe participar personalmente en los esfuerzos de combate de la corrupción.  Punto clave: Los ejecutivos esperan el liderazgo comprometido por parte del director general.
"Estos hallazgos deben representar una llamada de atención en momentos económicos difíciles donde, históricamente, ha sido más sencillo que la corrupción eche raíces" afirma Rial. "Los despidos y las reducciones de personal pueden provocar una disminución en la vigilancia de las prácticas de negocios y mayor presión por conseguir trabajo en un mercado en contracción. En países donde los sobornos, los chantajes y las malversaciones pueden conducir a la obtención de negocios, el riesgo de corrupción sólo se incrementa en un mercado a la baja".
Jorge García Villalobos, líder de la función forense de Deloitte en México, señaló que "los resultados arrojados por la encuesta a nivel mundial aplican de manera general para nuestro país ya que está inserto en una actividad comercial con empresas multinacionales que operan a nivel local".
Si desea ver una copia de los resultados del estudio, titulado "Fortifying Anti-Corruption in Today's Corporation", visite  www.deloitte.com/mx/anticorrupcion
Información sobre el estudio
Deloitte contrató a The Economist Intelligence Unit para que realizara una encuesta a profesionales de administración general, finanzas y desarrollo de estrategias y de negocios en todo el mundo.  El estudio se llevó a cabo del 25 de junio al 4 de agosto de 2008 por medio de un cuestionario en línea.
Entre los ejecutivos que participaron en el estudio, 46 por ciento eran miembros directivos o miembros de la gerencia de primer nivel y 50 por ciento pertenecían al nivel gerencial. 
Los encuestados provenían predominantemente de las industrias de servicios financieros (19 por ciento), tecnología de la información o tecnología (11 por ciento) y manufactura (9 por ciento). 
Los ingresos globales de las organizaciones de los participantes fueron (en dólares estadounidenses): más de $10 mil millones (35 por ciento); $5 mil millones a $10 mil millones (14 por ciento); $1 mil millones a $5 mil millones (28 por ciento); y $500 millones a $1 mil millones (24 por ciento).
La localización de los encuestados se dividió de la siguiente forma: Asia Pacífico (30 por ciento), América del Norte (28 por ciento), Europa Occidental (25 por ciento), Medio Oriente y África (7 por ciento), Europa del Este (6 por ciento) y América Latina (4 por ciento).  Los entrevistados pertenecientes a mercados emergentes (87 ejecutivos) se identificaron como parte de su grupo regional antes mencionado, así como en una sección separada de 28 países que incluyen a Argentina, Brasil, China, India, Irán, Israel, México, Polonia, Rusia, Sudáfrica, Taiwán y Vietnam.

"A pesar de las situaciones recientes que demuestran que una respuesta contundente a las denuncias de corrupción, incluida la denuncia voluntaria ante las autoridades correspondientes, puede mitigar tanto las consecuencias financieras adversas como el efecto negativo en la reputación de las compañías, casi la mitad de los ejecutivos participantes en la encuesta prefieren que los incidentes de corrupción no trasciendan de sus organizaciones", comenta Ed Rial, consultor en jefe de la Ley contra prácticas de corrupción en el extranjero de Deloitte Financial Advisory Services LLP.  "Aunque hablan en serio cuando se refieren a hacer frente a la corrupción, muchas compañías todavía fomentan una cultura que percibe a estos incidentes como un asunto privado, por lo que continúan impidiendo que se ventile 'la ropa sucia' en público.  Por desgracia, en el conectado mundo global empresarial de la actualidad, esto resulta casi imposible y en el largo plazo exacerbará los problemas".
En la encuesta también se revela la creciente función de la auditoría interna en el cumplimiento de la normativa contra las prácticas corruptas.  El 57 por ciento de los entrevistados identificó a la asesoría de auditores internos como la opción con mayores probabilidades de conducir a la obtención de logros reales mediante los programas para combatir la corrupción, mientras que el 80 por ciento seleccionó a las auditorías de cumplimiento y a  las auditorías internas como la mejor vía para medir la eficiencia de dicho programa.  Así mismo, el 47 por ciento comentó que la integración de un programa contra la corrupción en el sistema de auditoría interna facilitaría la detección y la prevención de actos corruptos, mientras que un 33 por ciento indicó que este programa ya está integrado.
"En todos los ejemplos graves de corrupción que hemos presenciado recientemente, ha habido fallas en las políticas y los controles internos en torno a los esfuerzos para combatir las prácticas corruptas, lo cual ha permitido que casos de fraude y soborno se salgan de control.  La cada vez más sofisticada naturaleza de las prácticas corruptas ha dado lugar a que la delegación de la responsabilidad de vigilancia a un departamento situado más estrechamente con el nexo financiero de la compañía constituya un paso esencial para la mayoría de las organizaciones", afirma Rial.
A continuación se mencionan otras conclusiones arrojadas por el estudio:
• Los riesgos geográficos y de industria son compartidos por la mayoría. Aunque dos tercios de los encuestados (67por ciento) informan que sus compañías afrontan adecuadamente los riesgos de corrupción en las regiones geográficas donde tienen actividad comercial y 72 por ciento comenta que los riesgos de sus empresas se abordan de la manera que corresponde a sus industrias, 32 por ciento preferiría que sus organizaciones invirtieran más en programas contra la corrupción.  Punto clave: Las empresas han realizado progresos en las prácticas contra la corrupción, aunque aún podrían hacer más para enfrentar el riesgo de actos corruptos.
• Integrarse y la obtención de contratos son los motivadores más importantes de los sobornos por los ejecutivos. Cuando se preguntó acerca de los principales motivadores que impulsan a un ejecutivo a pagar sobornos, las respuestas que acumularon mayor número de menciones fueron la adaptación a la cultura comercial local (33 por ciento) y la obtención de más negocios (40 por ciento).  Punto clave: Es propio de la naturaleza humana intentar ajustar la brújula moral a la situación.
• Los programas contra la corrupción no se utilizan uniformemente en todo el mundo. A pesar de los riesgos inherentes, algunas compañías aún carecen de programas para combatir la corrupción.  En términos geográficos, 18.2 por ciento de líderes empresariales del Medio Oriente, 15.8 por ciento de Europa del Este, 9.1 por ciento de Asia Pacífico, 8 por ciento de mercados emergentes y 7.7 por ciento de Estados Unidos dieron a conocer que no cuentan con ningún programa establecido contra la corrupción.  Punto clave: Las compañías multinacionales que están considerando realizar nuevas operaciones o asociaciones transfronterizas deben incluir análisis de los programas para combatir la corrupción como parte de la revisión previa de la información general.
• La filosofía de la gerencia determina la política contra la corrupción.  Aunque la gerencia (39 por ciento), los asesores jurídicos (24 por ciento) y los funcionarios encargados de vigilar el cumplimiento normativo (21 por ciento) fueron los primeros grupos identificados por los ejecutivos a quienes acudirían a solicitar asesoría sobre el manejo de un incidente de corrupción, el 61 por ciento de los encuestados respondió que el director general oCEO debe participar personalmente en los esfuerzos de combate de la corrupción.  Punto clave: Los ejecutivos esperan el liderazgo comprometido por parte del director general.
"Estos hallazgos deben representar una llamada de atención en momentos económicos difíciles donde, históricamente, ha sido más sencillo que la corrupción eche raíces" afirma Rial. "Los despidos y las reducciones de personal pueden provocar una disminución en la vigilancia de las prácticas de negocios y mayor presión por conseguir trabajo en un mercado en contracción. En países donde los sobornos, los chantajes y las malversaciones pueden conducir a la obtención de negocios, el riesgo de corrupción sólo se incrementa en un mercado a la baja".
Jorge García Villalobos, líder de la función forense de Deloitte en México, señaló que "los resultados arrojados por la encuesta a nivel mundial aplican de manera general para nuestro país ya que está inserto en una actividad comercial con empresas multinacionales que operan a nivel local".
Si desea ver una copia de los resultados del estudio, titulado "Fortifying Anti-Corruption in Today's Corporation", visite  www.deloitte.com/mx/anticorrupcion
Información sobre el estudio
Deloitte contrató a The Economist Intelligence Unit para que realizara una encuesta a profesionales de administración general, finanzas y desarrollo de estrategias y de negocios en todo el mundo.  El estudio se llevó a cabo del 25 de junio al 4 de agosto de 2008 por medio de un cuestionario en línea.
Entre los ejecutivos que participaron en el estudio, 46 por ciento eran miembros directivos o miembros de la gerencia de primer nivel y 50 por ciento pertenecían al nivel gerencial. 
Los encuestados provenían predominantemente de las industrias de servicios financieros (19 por ciento), tecnología de la información o tecnología (11 por ciento) y manufactura (9 por ciento). 
Los ingresos globales de las organizaciones de los participantes fueron (en dólares estadounidenses): más de $10 mil millones (35 por ciento); $5 mil millones a $10 mil millones (14 por ciento); $1 mil millones a $5 mil millones (28 por ciento); y $500 millones a $1 mil millones (24 por ciento).
La localización de los encuestados se dividió de la siguiente forma: Asia Pacífico (30 por ciento), América del Norte (28 por ciento), Europa Occidental (25 por ciento), Medio Oriente y África (7 por ciento), Europa del Este (6 por ciento) y América Latina (4 por ciento).  Los entrevistados pertenecientes a mercados emergentes (87 ejecutivos) se identificaron como parte de su grupo regional antes mencionado, así como en una sección separada de 28 países que incluyen a Argentina, Brasil, China, India, Irán, Israel, México, Polonia, Rusia, Sudáfrica, Taiwán y Vietnam.