El INTI utilizará tecnologías bioclimáticas en la construcción de viviendas sociales
El INTI participa de un proyecto para la utilización de energías renovables y tecnologías bioclimáticas en viviendas de interés social. Esta iniciativa contempla la construcción de 128 casas piloto y se llevará a cabo en siete provincias. El Fondo Mundial para el Medio Ambiente financiará con 10 millones de dólares.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) participa de un proyecto para integrar la tecnología bioclimática a la construcción de viviendas sociales. Esta convocatoria, liderada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y la Subsecretaría de Desarrollo Urbano, busca lograr una reducción del consumo de energía aplicando técnicas de eficiencia energética y energías renovables.
La idea es construir 128 viviendas piloto en el país, donde a través del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés) se obtendrá una donación de 10 millones de dólares para financiar este proyecto. La construcción de las viviendas será realizada en Salta, Tucumán, Formosa, Mendoza, Buenos Aires, Chubut y Tierra del Fuego, por los respectivos Institutos Provinciales de Vivienda (IPV) y financiadas por la donación.
El INTI tendrá a cargo la especificación del equipamiento para el monitoreo in situ de las viviendas y la capacitación de personal para su realización a lo largo de un año. Concretamente, el Centro INTI-Construcciones se encargará de los aspectos de diseño y monitoreo de las viviendas construidas, mientras que INTI-Energía realizará su aporte en la evaluación de eficiencia energética y energías renovables, para las distintas regiones bioclimáticas representadas por siete provincias en el proyecto.
El ingeniero Vicente Volantino, subdirector de INTI-Construcciones, explicó: “Es sabido que el comportamiento térmico y energético de las viviendas de interés social es bastante bajo. La idea es el mejoramiento de estas viviendas para una futura construcción, proponiendo que se va a lograr una reducción del consumo de energía por aplicar técnicas de eficiencia energética y energías renovables”.
El problema, según el experto, no es solo la calidad de los materiales, sino que desde el punto de vista térmico “no se cumplen con las expectativas mínimas de calidad de vida de los ocupantes”; por ejemplo, la no utilización de aislación térmica en las paredes y en los techos deriva en un consumo excesivo de energía para aclimatar las viviendas.
Este proyecto contempla cuatro grupos de viviendas. En el primero, se busca mejorar las características térmicas del envolvente (muros y techos) con respecto a las viviendas que ya se están construyendo, midiendo los datos que resultan de la interacción entre la casa y sus habitantes; mientras que en un segundo grupo se realizan idénticas mediciones pero en viviendas deshabitadas.
Un tercer grupo de casas tiene pautas de diseño bioclimático, con lo que cambia la morfología y tipología respecto a lo que ya se construyó. “Se aprovechan los recursos naturales. Por ejemplo, se colocan ventanas con captación solar beneficiosa para climas fríos, o en caso contrario, se usa protección solar para climas cálidos. Otra forma es utilizar vegetación, o que los locales principales estén orientados con preponderancia al norte, y las áreas de servicio al sur”, comentó Volantino.
Por último, en el cuarto grupo de casas, se aplicarán energías renovables, donde la mayoría usa colectores solares para el calentamiento de agua.
El objetivo de todo este trabajo es medir qué ahorro energético permiten estas distintas tecnologías. Se medirán la temperatura y humedad relativa en los principales ambientes de las casas, para evaluar en qué condiciones de confort viven las personas, y verificar si existe sobrecalentamiento o subenfriamiento. Además, se medirán los consumos de gas, electricidad y agua.
Otra parte importante que se realizará es la evaluación de los potenciales incrementos de los costos, que en algunos casos pueden llegar hasta el 20%, aunque la intención del Proyecto GEF es disminuirlos al mínimo posible.
El INTI capacitará no sólo a los habitantes de las viviendas para que puedan aprovechar al máximo las potencialidades energéticas de las casas, sino también al personal de los IPV para que puedan llevar a cabo el monitoreo y medición requerida. Una vez que esos datos estén recogidos, el INTI se encargará de la evaluación final.