“El problema de los negocios inclusivos es que se apoyan en modelos redistributivos y no de creación de valor”
Ezequiel Reficco, es docente de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y estuvo en Buenos Aires como parte de su participación como jurado en el Premio Ciudadanía Empresaria de Amcham. Dialogó con ComunicaRSE sobre las tendencias en RSE en Colombia, la evolución de los negocios inclusivos y el trabajo de la Universidad de los Andes con emprendimientos sociales y negocios verdes. Se mostró pesimista sobre el futuro del modelo de las Empresas B y Empresas Sociales en América Latina. Cree que la creación de un índice de sustentabilidad en la bolsa de valores de Colombia responde a la existencia de un ecosistema de emprendimientos de impacto basados en la biodiversidad que requieren inversores informados.
En los últimos años el tema de la responsabilidad social empresaria ha cobrado impulso en Colombia, ¿cómo percibe este avance?
Yo creo que en este tema hay medio vaso lleno y medio vaso vacío. El medio vaso lleno es, sin duda, la capacidad de Colombia de trabajar juntos en pos de un objetivo compartido. Cuando digo “juntos” me estoy refiriendo a la capacidad de las grandes empresas de trabajar en coaliciones, a nivel de cámaras, de aquello que llaman gremios y asociaciones empresariales. Y también la capacidad de trabajar entre distintos sectores, como las iniciativas de articulación con la sociedad civil y con gobiernos. Me sorprende la capacidad del gobierno colombiano de “bajarse del caballo” y trabajar desde una postura humilde, horizontal y desde el lugar de socio y no de regulador. Eso es algo que no se ve en otros países.
Un ejemplo de esto son los “documentos Conpes”, que son documentos de política gubernamental de largo plazo elaborados en un proceso multisectorial y de diálogo participativo. Los Conpes no son operativos sino que son políticas orientadoras de los distintos organismos gubernamentales. Este es un ejemplo, entre muchos, de la capacidad que tiene Colombia para dejar atrás la lógica del “Quijote” y trabajar a nivel intersectorial con múltiples grupos de interés.
Tuve la experiencia de participar en el CONPES de inversión social de Colombia, y fue una experiencia muy participativa, en donde se convocó a todo aquel que tenía algo para aportar.Y el medio vaso vacío, según mi opinión, es la dificultad de las empresas para alinear dinámicas de mercado con la triple línea de resultados. Lo que se sigue viendo es el modelo de la gran empresa exitosa, que conoce su negocio, y que realiza acciones compensatorias en RSE pero por fuera del negocio. Todavía no consigo ver muchos modelos de negocio que efectivamente generen doble o triple línea de resultados de forma integrada. Pero en general, el tema de la RSE avanza en la agenda colombiana y en la opinión pública.
¿Cuál es el trabajo que realiza la Universidad de los Andes en este tema?
La Universidad trabaja en el tema desde distintas facultades. Por ejemplo, en la Escuela de Gobierno se trabaja el aporte del sector privado a la reconstrucción post-conflicto. En la Facultad de Administración, a la que pertenezco, trabajamos en varios frente. Por ejemplo, desde hace 3 años lideramos una iniciativa de toda la universidad para trabajar con los asentamientos informales que se encuentran en la zona aledaña al campus universitario en un ejercicio de diálogo para “reinventar la zona”, a partir de una visión compartida. A través de talleres se construyó una relación de confianza con los habitantes de los asentamientos y se trabajó en acciones para superar la informalidad y para generar nuevas actividades económicas que ayuden a crear un puente entre la universidad y el barrio.
Además, la facultad trabaja con emprendimientos sociales pero no desde el modelo clásico de la “empresa ancla” sino con emprendedores sociales, sobre todo con foco ambiental, lo que se conoce como “negocios verdes”, que es una corriente muy fuerte en Colombia. También desde nuestra facultad hemos liderado desde sus iniciados
El Consejo Estudiantil de la Facultad de Administración (CEFA) de la Universidad de los Andes lleva a cabo el Concurso Nacional “Ventures” de planes de Negocio que premia los 20 emprendimientos más destacados, los capacita y los contacta con inversores institucionales.
¿Cómo percibe la evolución de los negocios inclusivos, se está desacelerando su impulso como afirman algunos organismos sociales y multilaterales?
En general, la comunidad de la RSE (empresas, multilaterales, gobiernos) apostó mucho al modelo de la “empresa ancla”. Este modelo se caracteriza por la gran empresa que reserva una parte de su cadena de valor para incorporar a proveedores sociales de sectores vulnerables. El problema de esta mirada es que este modelo se monta en el estatus quo. Básicamente la consiste en reemplazar proveedores tradicionales por otros que provienen de sectores excluidos. El problema es que esta inclusión se monta sobre modelos de negocio existentes: no implica nuevos mercados, nuevas tecnologías, etc. Eso tiene la ventaja de generar rápidamente resultados, y de tener bajos riesgos.
En contrapartida, la torta se mantiene constante: sólo cambiamos de manos algunas porciones. Necesitamos apuntar a crear valor, no a redistribuirlo. La magnitud del problema es tal que no es suficiente redistribuir lo que existe. Necesitamos que el sector privado apunte a crear valor aunque ello conlleve más riesgos, y en el corto plazo no podamos mostrar resultados.
Pero yo creo que ahí está el éxito, el modelo de Yunus no se construyó de un día para el otro. Entonces, se ha frenado el movimiento de los negocios inclusivos porque le hemos puesto mucha expectativa a que la gran empresa sea la creadora de empleos a partir de modelos existentes y eso tiene un techo.
¿Ve con optimismo el futuro de las empresas sociales?
Es la primera vez que voy a decir esto en público. No demasiado. Creo que la empresas B tuvo sentido, hasta cierto punto, dentro de los EE.UU. Particularmente en California, pero hasta ahí fue cuestionado. Creo que podría llegar a haber cierta racionalidad para el tema dentro de los EEUU porque es un tema regulatorio, normativo. Pero fuera de EE.UU. es un sello más y creo que hay una superabundancia de sellos y que no ayuda tener un sello más. Ellos dicen que no son Responsabilidad Social Empresaria, que son algo distinto. Pero, francamente, el mercado no discrimina, no tiene clara la diferencia.
Hace unas semanas se presentó el LatinSIF y la bolsa de valores de Colombia está pensando en elaborar un índice de sustentabilidad como el Dow Jones pero colombiano, ¿a qué obedece esta decisión, es una iniciativa colombiana o externa?
Creo que Colombia lidera la región en el tema de los emprendimientos verdes. Principalmente porque Colombia se ve a sí misma como una potencia de la biodiversidad. Ve a la biodiversidad como un activo sobre el cual construir y por ello se han multiplicado los emprendimientos que se montan en este recurso. Eso hizo que haya una comunidad de inversores, un ecosistema de emprendimientos de impacto muy nutrido, y por el propio peso de este entramado institucional surgió la necesidad de medir estas inversiones. Hay que ver cómo se instrumenta pero se espera lo mejor.
Colombia tiene una relación compleja con el tema sindical, ¿cómo ve esa relación en el marco de la RSE?
Es un tema que no tiene el espacio que necesita en Colombia. Las situaciones de posibles violaciones a DDHH de líderes sindicales no están presentes en las discusiones de todos los días en Colombia. No es un tema que esté en debate y esto es llamativo.