El concepto de capital natural(Constanza y Daly, 1992) propone incorporar el "ambiente", la "naturaleza" y los "recursos naturales" a los cálculos económico- financieros de las empresas para garantizar un desarrollo sostenido y sostenible.

La gestión sostenible del Agua se ha montado sobre la evidencia de que se trata de un recurso escaso y estratégico para la sociedad en general (CERES 2012) . Esta evidencia desafía a las estrategias de las empresas sobre todo para sectores como el agrícola, el de bebidas y alimentos, y el de retail que han sido evaluados como los de mayor huella hídrica (PRI 2014).

Las acciones en materia de reducción del consumo es donde más esfuerzos están poniendo las empresas de estos sectores. Coca-Cola y sus embotelladoras vienen invirtiendo u$s 2000 millones desde 2003 en planes para reducir el uso de agua, además de mejorar la calidad del agua de las comunidades cercanas a sus operaciones.

Nestlé el año pasado destinó u$s 43 millones a instalaciones tratamiento de aguas residuales y ahorro de agua en sus plantas y Rio Tinto y BHP Billiton tienen un proyecto de desalinización de u$s 3000 millones en Chile que utiliza agua de mar para su mina de cobre en lugar de agua dulce.  
Serían cerca de u$s 84.000 millones los invertidos en gestión del recurso en un mercado mundial del agua valorado en u$s 550.000 millones, según fuentes de ElCronista. Un mercado en crecimiento.

La comunicación y transparencia de los compromisos y acciones en gestión del agua también se está consolidando. Sea por presión de los grupos de interés o por una visión estratégica de oportunidades, el 70% de las 180 compañías del FTSE Global Equity Index 500 están divulgando sus acciones a través del cuestionario del CDP y todas ellas evalúan al recurso como un riesgo para sus negocios (CDP, 2013). La organización critica que las empresas solo esten gestionando el uso y consumo de agua y que el involucramiento de su cadena de suministro aún sea deficiente.

Todavía es un asunto pendiente la divulgación de los costos de capital u operativos relativos a medidas de conservación del agua. Si bien algunas empresas dan cuenta de sus inversiones en materia de agua en sus informes de sostenibilidad, todavía son pocos los números divulgados cuando se habla de estos temas. Un ejemplo es la empresa Google que se rehúsa a divulgar sus inversiones en las plantas enfriadoras de sus centros de datos, pese a la presión de la opinión pública. 

Frente a estas resistencias del sector privado, los inversores comienzan a exigir mayor transparencia en materia de riesgos de agua, por ejemplo el reciente compromiso lanzado por el PRI (Principios de Inversión Responsable).  

La ISO recientemente presentó la nueva norma 14046 que evalúa los impactos ambientales de las actividades de las organizaciones sobre el agua. Es un ejemplo de que las organizaciones están buscando formalizar sus acciones.

América Latina se muestra líder en estas iniciativas con el lanzamiento del Estándar Internacional para la Gestión Sostenible del Agua en Lima, Perú y la puesta en marcha de “SuizAgua Andina Chile”, una iniciativa chilena para la medición y gestión de la Huella Hídrica del sector privado. Esperamos ver más de estas iniciativas en un futuro próximo.