Impulsan Empresas de Crédito Comunal
Fundación CODESPA impulsa con el apoyo del Banco Urquijo un proyecto enfocado a la autogestión financiera en el departamento de Alta Verapaz, Guatemala, donde el 84% de la población es pobre y el 33% vive en la extrema pobreza. Se beneficia a 2.500 personas de forma directa y a 10.000 de forma indirecta. La participación de mujeres y menores, aspecto clave.
Uno de los principales problemas que limitan el desarrollo de los habitantes de Alta Verapaz es la falta de recursos económicos para financiar iniciativas productivas que les permitan salir de la pobreza. CODESPA trabaja en esta zona para convertir a personas de pocos recursos en pequeños empresarios. Lo hace a través de Empresas de Crédito Comunal (ECC): pequeñas empresas de crédito registradas como sociedades anónimas y formadas por los propios campesinos, que aportan distintas cantidades económicas con las que adquieren “acciones”. De esta forma, el capital, a diferencia de los sistemas de microcrédito tradicionales, no viene de fuera, sino que se origina en la comunidad y es propiedad de los beneficiarios.
Los socios de estas ECC reciben una capacitación continuada en autogestión y finanzas, y conceden pequeños créditos a gente de la propia comunidad, para proyectos que repercutan en el desarrollo de la misma. Esto permite el acceso al crédito a muy bajo interés a colectivos de personas que muy difícilmente podrían conseguirlos recurriendo a la banca comercial.
Las Empresas de Crédito Comunal, instrumento para la participación
Las ECC, en las que apenas hay un 1 % de morosidad, fomentan la participación social y ciudadana de sus miembros, siendo un potente motor de desarrollo, no sólo económico sino también social. Partiendo de un sistema organizativo que en origen estaba sólo pensado para facilitar el acceso al crédito de comunidades de bajos recursos, las ECC propician espacios de discusión e inclusión, logrando que la población identifique sus potencialidades para incidir en otros campos, como la participación ciudadana, las políticas públicas o las políticas socioeconómicas. Además, la metodología de las ECC contempla la participación tanto de menores de edad como de mujeres, siendo éste último un criterio básico de funcionamiento. Los niños se convierten de este modo en pequeños ahorradores que aprenden poco a poco a gestionar capitales reducidos y a tomar decisiones acerca de las mejores “inversiones”: útiles escolares, por ejemplo.
Las ECC, se convierten así en medios para alcanzar fines más allá de lo económico, como son la potenciación de las capacidades de las comunidades y la elevación de sus niveles de vida. Los campesinos, convertidos en pequeños empresarios, llegan a ser protagonistas y actores de sus cambios, pasando de ser entes pasivos a entes activos. Al tener derechos claros de propiedad sobre estas empresas y autonomía en la toma de decisiones sobre las inversiones, son menos vulnerables a manipulaciones externas. Estas pequeñas empresas se convierten en vehículo de desarrollo local y fomento de la autoestima grupal de colectivos que normalmente se sentían desprotegidos y sin capacidad para salir del círculo de pobreza en el que vivían, especialmente mujeres y niños, que en una sociedad tan tradicional y machista como la guatemalteca suelen verse marginados en la toma de decisiones.
Ahora, con el apoyo de CODESPA y del Banco Urquijo, estas Empresas de Crédito Comunal impulsadas por la organización guatemalteca Fundacen se verán reforzadas, en un proyecto que beneficia a 2.500 personas de forma directa y a 10.000 de forma indirecta.
El Banco Urquijo, a través de su fondo ético y solidario, (Urquijo Inversión Ética y Solidaria FI), destina el 0,35 por ciento de las comisiones de gestión a organizaciones de Cooperación al Desarrollo.