Las consecuencias sociales de la protección de los bosques
Los agricultores de América Latina y el Caribe padecerán miles de millones en pérdida de ingresos en las próximas dos décadas si se pone en vigor una prohibición total de la deforestación, poniendo de relieve la necesidad de emprender acciones compensatorias para aliviar la pobreza en las zonas rurales afectadas, sostiene un nuevo estudio piloto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estudio también encontró que una prohibición de la deforestación tendría un impacto insignificante en los precios de los alimentos.
Los países más pequeños de América Central y el Caribe —y que poseen menos alternativas económicas dentro y fuera de la agricultura—, podrían padecer consecuencias desproporcionadas a partir de la prohibición, mientras que los países más grandes y con una mayor diversidad como Brasil pueden llegar a beneficiarse de dicha prohibición, de acuerdo con el estudio “Emisiones de efecto invernadero en la agricultura de América Latina y el Caribe”, (en inglés) que fue presentado hoy durante un seminario en la sede central del BID en Washington DC.
El estudio prevé que una hipotética prohibición completa del desmonte de tierras destinadas a la agricultura en las zonas tropicales de América Latina y el Caribe podría generar posibles pérdidas agrícolas significativas en estas áreas. Por ejemplo, en 2030 los agricultores podrían obtener US$12.700 millones menos (cifra basada en el precio alcanzado por el dólar en 2000), en comparación a los ingresos que podrían generar sin una prohibición. Aunque hay mucha incertidumbre sobre el valor de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mercado, compensar a los agricultores para abstenerse de efectuar el desmonte de terrenos sólo compensaría un poco más de la mitad del total de pérdidas agrícolas asociadas con la prohibición, si se tiene en cuenta el promedio de precios alcanzado en 2009 y que llega a alrededor de US$ 4,30 / t de CO2 eq.
América Latina y el Caribe se encuentran bajo una intensa presión para incrementar su producción agrícola con el propósito de satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos, biocombustibles y alimentos para animales, que se espera que aumente entre un 50 y 85 por ciento entre 2009 y 2030. La deforestación y la degradación forestal son hoy en día la principal fuente de emisiones de efecto invernadero en la región y los estudios científicos sugieren que las políticas para detener la destrucción de la cubierta forestal serán la clave para estabilizar las emisiones de efecto invernadero en todo el mundo. El estudio forma parte de los esfuerzos actuales del BID para mejorar la información y la comprensión de los costos y beneficios potenciales de las políticas destinadas a la mitigación y adaptación al cambio climático.
"Nuestro estudio apoya otras investigaciones empíricas que indican que el ingreso potencial que podrían recibir las poblaciones rurales pobres en función de la protección del bosque es mucho menor que los ingresos que normalmente recibirían por el desmonte de tierras destinadas al cultivo'', dijo Eirivelthon Lima, economista de Recursos Naturales del BID, quien coordinó el estudio, junto con Stephen A. Vosti, un economista de la Universidad Davis de California. "Una prohibición total del desmonte en los trópicos de América Latina y el Caribe requiere por lo tanto del impulso de políticas compensatorias para que la prohibición sea factible y se evite al mismo tiempo un aumento de la pobreza local".
Las pérdidas económicas derivadas de la prohibición serían distribuidas de manera desigual en las zonas tropicales. La región norte de América del Sur alrededor de la Amazonia absorbería aproximadamente el 32 por ciento de todas las pérdidas. La prohibición también induciría a precipitar cambios en la productividad agrícola y a una mezcla de productos en las zonas no tropicales de la región, lo que podría generar beneficios económicos de aproximadamente US$3.400 millones y algunas emisiones adicionales de gases de efecto invernadero.
A escala mundial, los efectos de la prohibición de la deforestación sobre la pobreza serían muy pequeños, ya que se espera que los productores y consumidores se adecúen a la falta de alimentos suministrados por las áreas supuestamente protegidas. Los precios de los alimentos se mantendrán en lo esencial, en base a una tendencia a largo plazo. Esta es una muy buena noticia para las poblaciones pobres, incluidas las grandes poblaciones urbanas de América Latina y el Caribe.
El estudio también pronostica que en los próximos 20 años la ganadería superará la deforestación y degradación forestal como la principal fuente de emisiones de efecto invernadero en América Latina y el Caribe.