Los resultados del estudio relevaron las lecciones aprendidas entre 2011 y 2012 en materia de seguridad alimentaria con el objetivo principal de contribuir al fortalecimiento de dichas políticas y programas alimentarios en las provincias argentinas, con un fuerte foco en el componente de educación alimentaria.

El estudio consitió en un un relevamiento en cuatro jurisdicciones subnacionales elegidas por su representatividad geográfica y política (Ciudad de Buenos Aires, Salta,  Santa Fe y Misiones) que releva las estrategias y politícas en materia alimentaria con el  objetivo de identificar y sistematizar lecciones aprendidas.

Entre los resultados obtenidos destacamos:

1. La cuestión alimentaria es multicausal y multidimensional. Este es el punto de partida para el diseño de políticas públicas efectivas.

2. En la Argentina, las políticas de seguridad alimentaria son implementadas, principalmente, por los gobiernos provinciales, con fondos propios y otros que les transfiere el Estado nacional. Por eso, el mapa de políticas de seguridad alimentaria argentino es extremadamente heterogéneo y fragmentado.

3. Se evidenció una alta heterogeneidad en materia de políticas de seguridad alimentaria entre las distintas jurisdicciones del país. Estas diferencias parecen deberse más a las capacidades de gestión de las provincias que a las necesidades en materia de situación social de las poblaciones.

4. Se evidenció un tránsito de una modalidad de intervención en políticas alimentarias basadas en la entrega de cajas de alimentos secos a la población en riesgo nutricional a una modalidad basada en la promoción y utilización de tarjetas magnéticas a las que el Estado transfiere dinero para la compra de alimentos.

5. El principal desafío en materia alimentaria en el país hoy está más relacionado con el aprovechamiento de los alimentos, que con el acceso a ellos. El reto es promover la comensalidad en el hogar.

6. El desafío futuro será la articulación e Integralidad de las politicas sociales (de vivienda, educación,etc.)

El estudio también brinda información sobre tres intervenciones que fueron identificadas como “buenas prácticas”: el caso de la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (ASSAL), las prácticas de educación nutricional del programa “Ciudadanía Porteña” de la Ciudad de Buenos Aires y el Sistema Unificado de Planes Sociales (SUPLAS) de la provincia de Salta. Su selección tiene en cuenta la multidimensionalidad de la problemática alimentaria y la consiguiente necesidad de alcanzar abordajes integrales.

La investigación fue promovida por el Programa de educación nutricional de Knorr “Aprender, Comer y Crecer”, cuyo pilar fundamental es la capacitación y concientización para un mejor aprovechamiento alimentario.  

“La seguridad alimentaria es un desafío que involucra a una compleja red de actores y sectores, entre los que son relevantes las áreas de agricultura, comercio interior y exterior, justicia, educación, trabajo e infraestructura, entre otros, además de las de desarrollo social y salud. La expectativa está centrada en que cada una de estas instituciones y sus actores se esfuerce y logre un consenso sobre las prioridades a atender para evitar un mal que ya no debería existir”, afirmó Fabián Repetto, director del Programa de Protección Social de CIPPEC.