Los avances a un año de la Ley de Igualdad

14.07.2011 | Europa

En marzo de 2007, la Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres supuso un hito legislativo en el intento de romper las diferencias de género. A un año de su implementación los avances continúan siendo muy lentos, excluyendo a muy pocas empresas. Este informe del diario El País realizado por el periodista José Sarriegui recoge un balance de lo actuado hasta hoy, en la voz de importantes referentes del sector público y privado de España.


 

El techo de cristal sigue sin romperse. La expresión ha cobrado fama en los últimos años para definir los límites con los que se encuentran las mujeres para ascender a puestos directivos en las organizaciones. En marzo de 2007, la Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres supuso un hito legislativo en el intento de romper ese techo. Pero las cifras dejan claro que continúa prácticamente intacto. Sólo un lentísimo goteo al alza revela que la batalla por la igualdad en la dirección sólo se puede ganar a largo plazo.
Mercedes Macías, directora financiera en España de Oracle, multinacional de aplicaciones informáticas de gestión empresarial, es una de las excepciones que confirman la vigencia del patrón. Ella reconoce que ha tenido dos ventajas: que su empresa siempre ha apostado fuerte por la promoción interna de las mujeres y el hecho de que la firma sea del sector tecnológico. Ojo, porque esta última es la gran baza que en el futuro permitirá a muchas féminas abrirse camino en las organizaciones, sean privadas o públicas. La tecnología -por sus posibilidades de ubicuidad y conexión desde cualquier parte- es la gran aliada. Lo demuestra el caso de Macías. Gracias a que puede mantener su rendimiento diario trabajando desde su casa, ya no padece dificultades de conciliación entre su vida personal y profesional. Y puede cumplir con su doble cometido, madre y directiva, sin ningún tipo de rasguño.
"Si el niño se pone enfermo me puedo quedar en casa dos o tres días hasta que esté bien", asegura. Además, cada semana procura trabajar una o dos jornadas desde su hogar. "Ahora no porque estamos en pleno cierre del año fiscal", matiza, "pero el resto del año sí, sobre todo los viernes". Eso le permite estar más tiempo con su hijo. Bien equipada con su ADSL, su portátil, su wi-fi y el resto de tecnologías que le proporcionan conexión directa con su oficina y sus empleados, "la verdad", dice, "es que ni siquiera noto que estoy en casa". Todo transcurre como si fuera una jornada más, con las mismas obligaciones y objetivos que cumplir. En la delegación española de Oracle son también mujeres las directoras de Recursos Humanos, Canal y Marketing (un 12% del comité de dirección).
Según un rastreo exhaustivo del Registro Mercantil llevado a cabo por Axesor, firma especializada en el suministro de información empresarial por Internet, en febrero de este año la presencia de mujeres en cargos de alta dirección en España había pasado del 19,84% en el momento de aprobación de la Ley de Igualdad al 20,3%. Es decir, un aumento de apenas un 0,46%. Este porcentaje, además, requiere algunas matizaciones, dado que en él se incluyen a las administradoras de empresas, o sea, mujeres que ejercen por lo general como propietarias y gestoras únicas de microempresas y pymes, muchas de ellas pequeños comercios. Un sector que, en dicho periodo, creció a lomos de una bonanza económica que nada tiene que ver con los tiempos de desaceleración actuales.
En cifras absolutas, los datos de Axesor reflejan que las mujeres en puestos de alta dirección eran poco más de un millón en febrero sobre un total de cinco millones de altos cargos registrados en el BORME (Boletín Oficial del Registro Mercantil). Una fémina por cada cuatro hombres. Esa cantidad abarca las seis figuras de mayor responsabilidad: administradores, consejeros, consejeros delegados, presidentes, vicepresidentes y gerentes o directores en puestos de similar nivel de decisión. Madrid es la comunidad autónoma con mejor porcentaje femenino, un 22,53%, seguida por Cataluña (21,51%) y Asturias (20,97%). En la cola, Castilla y León (18,47%) y Extremadura (16,73%).
En conjunto, las administradoras de pymes y microempresas suponen dos de cada tres mujeres en altos cargos (el 67,21% o 680.000 en total). Les siguen las gerentes (182.900). A mucha mayor distancia están las consejeras (92.500), las presidentas (35.100), las consejeras delegadas (13.700) y las vicepresidentas (7.300). Dicho de otro modo, si excluyésemos a las administradoras, el desnivel de las mujeres respecto a los hombres en cargos similares sería muchísimo mayor. "En las grandes empresas es donde queda aún más camino por recorrer y precisamente son ellas las que más influyen en la sociedad, generando confianza para que otras de menor tamaño les sigan", describe José Manuel Marín, responsable del estudio de Axesor.
"Hace falta mucho apoyo familiar y en la empresa se necesita depender de una estructura comprensiva, sobre todo respecto a la maternidad". Carmen Conty ejerce como directora general de Ever en España, firma de gestión documental informática. Tiene una plantilla de 170 personas a su cargo y cuatro hijos a los que atender. Y, sin embargo, confiesa que nunca ha tenido dificultades para ascender y moverse en puestos de alta dirección, más allá de las lógicas responsabilidades del día a día.
No tiene duda de que entre su vida familiar y su trabajo existen vasos comunicantes. "En casa aprendes a escuchar, a respetar opiniones, a humanizarte, y luego procuras que en la estructura de la empresa se refleje también esa armonía", apunta. Y agrega: "Soy partidaria de una dirección horizontal, en la que cuente mucho el trabajo en equipo y la participación de los empleados; para ello hay que saber rodearse de colaboradores". Y da un consejo a otras mujeres directivas: "Que no intenten demostrar que son las que más saben tomando decisiones duras sólo para establecer su jerarquía; que se integren como una persona más y se ganen la confianza de los otros sin demostraciones de autoridad para hacerse respetar, que a veces son una exhibición de complejos".
La información recabada por Axesor sobre 2,15 millones de sociedades mercantiles revela que, por sectores de actividad, la presencia de mujeres en alta dirección alcanza sus cotas más altas en empresas sanitarias, veterinarias y de servicios sociales. Entre los que menos presencia femenina reflejan, destacan los sectores de construcción, metalurgia y extracción de crudos y minerales.
Uno de los subsectores más dinámicos en la promoción interna de la mujer en los últimos años ha sido el de los centros de atención telefónica a clientes, en gran parte debido a que su elevadísima masa crítica de empleadas lo permite. Así lo reconoce Marta Díez, directora de Operaciones de 11811, compañía en la que más del 90% de la plantilla son féminas. En su caso, se beneficia además de una estrategia curiosa y efectiva: contratar preferentemente a personas que viven en el entorno más cercano a la empresa, en su caso, Las Rozas, municipio del norte de Madrid. Marta Díez tiene dos hijos pequeños y no pasa día sin que los lleve y los recoja en su colegio. "Salimos a las nueve menos diez de casa, les dejo y a las nueve estoy en el despacho", dice.
Estas facilidades para conciliar vida personal y laboral son gran parte del secreto del ascenso profesional de la mujer a puestos directivos. En 11811, se da el caso de que el 100% de los hombres empleados que han sido padres recientemente (una veintena) ha cogido su permiso de paternidad. "Como empresa, o buscas flexibilidad y modelos nuevos, o te resultará muy difícil captar y retener el talento, sobre todo porque hoy los jóvenes son los primeros que, para entrar a trabajar, exigen un equilibrio entre su profesión y su vida personal", observa.
"Los cambios se notarán cuando se produzca un salto de generación, no antes", sentencia Isabel Vázquez Feijóo, secretaria general de Fedepe (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias). Los datos de esta asociación reflejan también esa parálisis. Su investigación no se queda sólo en el mundo empresarial, sino que se extiende a las administraciones públicas. En conjunto, en el primer trimestre de 2008, el porcentaje de mujeres en puestos de dirección era del 31,6%, apenas un 0,2% más que en el mismo trimestre de hace tres años. El porcentaje baja al 16% en España si nos ceñimos a la dirección general y a la presidencia ejecutiva.
"Todavía hay quienes ven a la mujer como un coste en sus periodos de fertilidad, cuando la maternidad es una función social", aprecia. En su opinión, la mujer directiva suele atender más a las necesidades de los empleados, lo que tiene efectos en la productividad de las organizaciones. Sin embargo, Vázquez insiste en que sólo el cambio generacional traerá transformaciones. "Con la mayor implicación del hombre en las tareas domésticas se logrará más equiparación". Lo que se traducirá en mayores oportunidades de desarrollo profesional para las mujeres. Mientras esa realidad se va imponiendo, las empresas siguen conjugando en masculino.

El techo de cristal sigue sin romperse. La expresión ha cobrado fama en los últimos años para definir los límites con los que se encuentran las mujeres para ascender a puestos directivos en las organizaciones. En marzo de 2007, la Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres supuso un hito legislativo en el intento de romper ese techo. Pero las cifras dejan claro que continúa prácticamente intacto. Sólo un lentísimo goteo al alza revela que la batalla por la igualdad en la dirección sólo se puede ganar a largo plazo.

Mercedes Macías, directora financiera en España de Oracle, multinacional de aplicaciones informáticas de gestión empresarial, es una de las excepciones que confirman la vigencia del patrón. Ella reconoce que ha tenido dos ventajas: que su empresa siempre ha apostado fuerte por la promoción interna de las mujeres y el hecho de que la firma sea del sector tecnológico. Ojo, porque esta última es la gran baza que en el futuro permitirá a muchas féminas abrirse camino en las organizaciones, sean privadas o públicas. La tecnología -por sus posibilidades de ubicuidad y conexión desde cualquier parte- es la gran aliada. Lo demuestra el caso de Macías. Gracias a que puede mantener su rendimiento diario trabajando desde su casa, ya no padece dificultades de conciliación entre su vida personal y profesional. Y puede cumplir con su doble cometido, madre y directiva, sin ningún tipo de rasguño.

"Si el niño se pone enfermo me puedo quedar en casa dos o tres días hasta que esté bien", asegura. Además, cada semana procura trabajar una o dos jornadas desde su hogar. "Ahora no porque estamos en pleno cierre del año fiscal", matiza, "pero el resto del año sí, sobre todo los viernes". Eso le permite estar más tiempo con su hijo. Bien equipada con su ADSL, su portátil, su wi-fi y el resto de tecnologías que le proporcionan conexión directa con su oficina y sus empleados, "la verdad", dice, "es que ni siquiera noto que estoy en casa". Todo transcurre como si fuera una jornada más, con las mismas obligaciones y objetivos que cumplir. En la delegación española de Oracle son también mujeres las directoras de Recursos Humanos, Canal y Marketing (un 12% del comité de dirección).

Según un rastreo exhaustivo del Registro Mercantil llevado a cabo por Axesor, firma especializada en el suministro de información empresarial por Internet, en febrero de este año la presencia de mujeres en cargos de alta dirección en España había pasado del 19,84% en el momento de aprobación de la Ley de Igualdad al 20,3%. Es decir, un aumento de apenas un 0,46%. Este porcentaje, además, requiere algunas matizaciones, dado que en él se incluyen a las administradoras de empresas, o sea, mujeres que ejercen por lo general como propietarias y gestoras únicas de microempresas y pymes, muchas de ellas pequeños comercios. Un sector que, en dicho periodo, creció a lomos de una bonanza económica que nada tiene que ver con los tiempos de desaceleración actuales.

En cifras absolutas, los datos de Axesor reflejan que las mujeres en puestos de alta dirección eran poco más de un millón en febrero sobre un total de cinco millones de altos cargos registrados en el BORME (Boletín Oficial del Registro Mercantil). Una fémina por cada cuatro hombres. Esa cantidad abarca las seis figuras de mayor responsabilidad: administradores, consejeros, consejeros delegados, presidentes, vicepresidentes y gerentes o directores en puestos de similar nivel de decisión. Madrid es la comunidad autónoma con mejor porcentaje femenino, un 22,53%, seguida por Cataluña (21,51%) y Asturias (20,97%). En la cola, Castilla y León (18,47%) y Extremadura (16,73%).
En conjunto, las administradoras de pymes y microempresas suponen dos de cada tres mujeres en altos cargos (el 67,21% o 680.000 en total). Les siguen las gerentes (182.900). A mucha mayor distancia están las consejeras (92.500), las presidentas (35.100), las consejeras delegadas (13.700) y las vicepresidentas (7.300). Dicho de otro modo, si excluyésemos a las administradoras, el desnivel de las mujeres respecto a los hombres en cargos similares sería muchísimo mayor. "En las grandes empresas es donde queda aún más camino por recorrer y precisamente son ellas las que más influyen en la sociedad, generando confianza para que otras de menor tamaño les sigan", describe José Manuel Marín, responsable del estudio de Axesor.

"Hace falta mucho apoyo familiar y en la empresa se necesita depender de una estructura comprensiva, sobre todo respecto a la maternidad". Carmen Conty ejerce como directora general de Ever en España, firma de gestión documental informática. Tiene una plantilla de 170 personas a su cargo y cuatro hijos a los que atender. Y, sin embargo, confiesa que nunca ha tenido dificultades para ascender y moverse en puestos de alta dirección, más allá de las lógicas responsabilidades del día a día.
No tiene duda de que entre su vida familiar y su trabajo existen vasos comunicantes. "En casa aprendes a escuchar, a respetar opiniones, a humanizarte, y luego procuras que en la estructura de la empresa se refleje también esa armonía", apunta. Y agrega: "Soy partidaria de una dirección horizontal, en la que cuente mucho el trabajo en equipo y la participación de los empleados; para ello hay que saber rodearse de colaboradores". Y da un consejo a otras mujeres directivas: "Que no intenten demostrar que son las que más saben tomando decisiones duras sólo para establecer su jerarquía; que se integren como una persona más y se ganen la confianza de los otros sin demostraciones de autoridad para hacerse respetar, que a veces son una exhibición de complejos".

La información recabada por Axesor sobre 2,15 millones de sociedades mercantiles revela que, por sectores de actividad, la presencia de mujeres en alta dirección alcanza sus cotas más altas en empresas sanitarias, veterinarias y de servicios sociales. Entre los que menos presencia femenina reflejan, destacan los sectores de construcción, metalurgia y extracción de crudos y minerales.
Uno de los subsectores más dinámicos en la promoción interna de la mujer en los últimos años ha sido el de los centros de atención telefónica a clientes, en gran parte debido a que su elevadísima masa crítica de empleadas lo permite. Así lo reconoce Marta Díez, directora de Operaciones de 11811, compañía en la que más del 90% de la plantilla son féminas. En su caso, se beneficia además de una estrategia curiosa y efectiva: contratar preferentemente a personas que viven en el entorno más cercano a la empresa, en su caso, Las Rozas, municipio del norte de Madrid. Marta Díez tiene dos hijos pequeños y no pasa día sin que los lleve y los recoja en su colegio. "Salimos a las nueve menos diez de casa, les dejo y a las nueve estoy en el despacho", dice.

Estas facilidades para conciliar vida personal y laboral son gran parte del secreto del ascenso profesional de la mujer a puestos directivos. En 11811, se da el caso de que el 100% de los hombres empleados que han sido padres recientemente (una veintena) ha cogido su permiso de paternidad. "Como empresa, o buscas flexibilidad y modelos nuevos, o te resultará muy difícil captar y retener el talento, sobre todo porque hoy los jóvenes son los primeros que, para entrar a trabajar, exigen un equilibrio entre su profesión y su vida personal", observa.
"Los cambios se notarán cuando se produzca un salto de generación, no antes", sentencia Isabel Vázquez Feijóo, secretaria general de Fedepe (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias). Los datos de esta asociación reflejan también esa parálisis. Su investigación no se queda sólo en el mundo empresarial, sino que se extiende a las administraciones públicas. En conjunto, en el primer trimestre de 2008, el porcentaje de mujeres en puestos de dirección era del 31,6%, apenas un 0,2% más que en el mismo trimestre de hace tres años. El porcentaje baja al 16% en España si nos ceñimos a la dirección general y a la presidencia ejecutiva.

"Todavía hay quienes ven a la mujer como un coste en sus periodos de fertilidad, cuando la maternidad es una función social", aprecia. En su opinión, la mujer directiva suele atender más a las necesidades de los empleados, lo que tiene efectos en la productividad de las organizaciones. Sin embargo, Vázquez insiste en que sólo el cambio generacional traerá transformaciones. "Con la mayor implicación del hombre en las tareas domésticas se logrará más equiparación". Lo que se traducirá en mayores oportunidades de desarrollo profesional para las mujeres. Mientras esa realidad se va imponiendo, las empresas siguen conjugando en masculino.