Los retos de América Latina en la carrera de la economía verde

07.04.2011 | América Latina

La secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Christiana Figueres advirtió la semana pasada que la región está desaprovechando las oportunidades que plantea la nueva economía baja en carbono y que esto podría empeorar el cuadro de su vulnerabilidad en 20 años. Pidió la implementación de energías renovables como un nicho de actividad económica y desarrollo tecnológico. "China no lo hace por amor al planeta, sino por su propio interés. Quieren tener la tecnología para ganar la carrera de la economía verde".


Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, impartió el 15 de febrero en la Segib una conferencia sobre la implementación de los acuerdos de Cancún y el papel de América Latina para combatir el cambio climático. El acto fue presentado por Enrique V. Iglesias, secretario general iberoamericano, y contó con la presencia de Teresa Ribera, secretaria de estado para cambio climático de España.

En su intervención, la secretaria ejecutiva reconoció que si el mundo fuera perfecto, un acuerdo justo, ambicioso y vinculante para todos los países podría alcanzarse en la próxima cumbre sobre Cambio Climático en Durban, Suráfrica. “Sería estupendo llegar en diciembre próximo a Durban con ese pacto, pero eso únicamente ocurre en los cuentos de hadas”, admitió Christiana Figueres. A su juicio, el acuerdo debería ser justo para diferenciar a las naciones más vulnerables, vinculante para no estar sólo apegado a recomendaciones científicas y ambicioso para superar el nivel de ambición actual que tenemos. Esos tres elementos sólo se dan en los cuentos de hadas y la realidad es que nuestras aspiraciones no van a cambiar de aquí a Durban, auguró Figueres.

Refiriéndose de modo específico al ámbito latinoamericano, Figueres señaló que la vulnerabilidad es alta y con seguridad crecerá a la categoría de grave o intensa en los años 20-30, pero también se abren oportunidades a la región para mitigar la situación y tomar iniciativas que permitan un desarrollo sostenible. Señaló que, aunque escasos, hay algunos ejemplos exitosos que se pueden citar, como la repoblación forestal con árboles frutales en El Salvador, la regeneración de manglares en las líneas costares de México o la construcción de casas de bambú sobreelevadas en Ecuador.

Hay una necesidad urgente de que los países en América Latina encuentren las medidas adecuadas para mitigar las emisiones, revirtiendo la tendencia actual de fosilizar las materias energéticas, cuando los recursos hidraúlicos podrían representar un porcentaje mucho mayor que el actual, que es solo del 25% del total (cuando la región dispone del 35% del agua dulce de todo el planeta). Recordó también el gran potencial eólico, solar y geotérmico aún por aprovechar, y la necesidad urgente de reducir la deforestación y orientarse a la explotación sostenible de los bosques.

Aunque dijo ser optimista con las soluciones al calentamiento global, la experta opinó que “no podemos perder de vista la política de Estados Unidos, pero esto no significa que el resultado de Durban se convierta en un Copenhague-2″.

Podría haber posibilidades de subir los niveles de ambición de los acuerdos de Cancún (sede de la última conferencia), pero no tiene sentido realizar un segundo Kyoto cuando países como Estados Unidos o Japón no participan, enfatizó.

Destacó que la XVI Cumbre del Clima, celebrada en diciembre pasado en la mencionada ciudad de México, representó un gran paso para la comunidad internacional de naciones, pero un lastimoso avance para el planeta.
Si bien los gobiernos dieron un paso importante en la reducción de los gases contaminantes, éste resulta insuficiente, porque con el compromiso de 80 estados apenas se alcanza el 60 por ciento del esfuerzo necesario para frenar el cambio climático, alertó.

Entre los resultados conseguidos en Cancún, citó el esfuerzo para la reducción de gases de efecto invernadero, la creación de un Fondo Verde para los países en desarrollo o el acuerdo para impedir que la temperatura suba por encima de los dos grados centígrados.

Lamentó, sin embargo, que en la cita mexicana no se lograra establecer un techo para el crecimiento de las emisiones ni bajar las mismas sin renunciar al desarrollo económico.

Respecto a la adaptación al cambio climático, la secretaria ejecutiva precisó que se trata de la Cenicienta de la Convención Marco, que hasta Cancún no ha encontrado su zapato de cristal.

No podemos resolver un problema de 100 años en meses, apostilló Figueres, quien equiparó las soluciones a este problema con la construcción de una gran catedral en la que poco a poco se ponen los ladrillos para levantarla.