Orencio Vázquez, Coordinador del Observatorio de RSC de España

29.03.2011 | Entrevistas

"El consumidor tiene un papel fundamental, debe de exigir a las empresas un comportamiento más ético" expresó al boletín Responsables.biz


El Observatorio de RSC nació en marzo de 2004 con el objetivo de fomentar la participación y cooperación entre organizaciones sociales que abordan la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) desde distintos puntos de vista.

Orencio Vázquez, coordinador de este órgano generador de opinión, destaca la importancia de los grupos de interés, y en especial del consumidor, para acometer grandes reformas en materia de gestión responsable y apunta que, pese a los esfuerzos que realizan algunas empresas, sigue siendo un proceso emergente.

-¿Con qué objetivos se crea el Observatorio de la RSC?

El observatorio está en período de gestación desde el año 2001, cuando nos empezamos a reunir una serie de organizaciones que vimos que teníamos puntos coincidentes. A partir de ahí empezamos a organizar y participar en diferentes foros, donde vimos la necesidad de crear un posicionamiento común en materia de responsabilidad social, sobre todo en relación a valores, principios y cuál es el papel de los diferentes actores. Una vez alcanzado este consenso, nació el Observatorio en marzo de 2004. Entre sus miembros se encuentran Intermón Oxfam, Ingeniería Sin Fronteras, Economistas Sin Fronteras, el sindicato CC.OO. y la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU).

Nosotros nos definimos como un centro de generación de opinión. Creemos que el proceso de la RSC es un concepto relativo que está en constante cambio y queremos generar opinión sobre el concepto y el proceso, pero no una valoración acorde con una postura oficial, sino independiente.

-¿Cuál es el grado de penetración de la RSC en las empresas españolas?

Poco a poco va penetrando, pero sigue siendo un proceso emergente. Depende de múltiples factores que el proceso culmine con éxito o que se quede como algo anecdótico. Las empresas han hecho un esfuerzo, sobre todo en materia de comunicación, y han generado sus propios departamentos de responsabilidad social, pero hay asignaturas pendientes. Hay que esperar para ver si los procedimientos se sistematizan, si ha calado o va a calar en la conducta empresarial.

- Ha comentado que "depende de múltiples factores" que la RSC se integre en la gestión empresarial, ¿cuáles son?

El consumidor tiene un papel fundamental, debe de exigir a las empresas un comportamiento más ético, más entroncado dentro de la sociedad. También es importante la labor de la Administración. Nosotros abogamos por que no adopte un papel neutral sino activo. Hasta el día de hoy no ha hecho todo lo posible para fomentar la RSC, -aunque hay que ver cómo culmina el proceso iniciado por el Gobierno actual-, pero hasta el día de hoy, salvo en algunas administraciones de tipo regional o local que actúan de manera aislada, no hay políticas públicas.

-¿Cree que las empresas son conscientes de la importancia de la RSC para asegurar la viabilidad de una organización?

Las empresas empiezan a ver, quizá no en España pero sí en países de nuestro entorno económico, la importancia de la RSC. Las grandes marcas también valoran el componente reputacional, hasta el punto de que hay empresas que tienen establecida la reputación corporativa como gran objetivo para este ejercicio. Indudablemente, la RSC es una herramienta importante no sólo desde la perspectiva social, sino desde el punto de vista de la oportunidad económica para esa reputación. Sería un error por parte del sector empresarial no incidir en este nuevo modelo de gestión.

-¿Cree que es importante establecer sistemas de verificación de la implantación de la RSC?

Establecer unos procedimientos, algún tipo de estandarización, es importante, sobre todo para dotar al proceso de esa transparencia que es tan necesaria dentro de la Responsabilidad Social Corporativa. También es necesario crear un sistema de verificación. No solamente hay que ver qué se dice, sino cómo se dice, si se dice todo y si lo que se dice responde a una realidad. Hay que buscar la coherencia. Es necesario establecer un reporting estandarizado sobre todas las áreas geográficas, sobre todo el mapa de productos, sobre la cadena de valor, etc. En definitiva, hay que establecer unos indicadores básicos y luego licitar la realidad de lo que se dice a través de ellos con una verificación independiente.

-¿Diría que el GRI ya cumple estas funciones?

El Global Reporting Initiative (GRI) es un estándar válido para comunicar. Si entramos en sus principios, también son aceptables a nivel de sistemas de gestión. La cuestión es que los principios y los indicadores impregnan pocas memorias de responsabilidad social. Es un estándar válido, pero creo que el vértice del proceso de la comunicación terminaría con la verificación de lo que se está diciendo. Además, el GRI establece muchas cuestiones que no son contempladas todavía de forma genérica dentro del ámbito empresarial.

-¿Cree entonces que sería más útil una ley en España que regulara estas prácticas frente a la autorregulación?

Hay que establecer un estándar mínimo de obligatoriedad, y no sólo de cara a España, donde hay legislación suficiente y el Estado tiene mecanismos para hacerla cumplir. El problema surge cuando las organizaciones quieren actuar en determinados contextos geográficos, con legislaciones lasas o sin legislación e incluso en estados dictatoriales que atentan constantemente contra los derechos humanos y el ecosistema. Ahí está el problema, porque en este caso no es suficiente con cumplir la ley ya que no existe, no se hace cumplir o es lasa.

Nosotros no demandamos una obligatoriedad para establecer un número mínimo de mujeres en los consejos de administración, que está muy bien, sino que creemos que la importancia de la responsabilidad social conlleva el cumplimiento de tratados y normas internacionales con estándares mínimos, como las condiciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas o las normas de la ONU para empresas internacionales.

En el Foro de Expertos adoptamos una definición, junto a otras organizaciones, en la que decíamos que la RSC es el conjunto de obligaciones y compromisos legales y éticos nacionales e internacionales. Sí estamos de acuerdo en que entra dentro de la esfera de la voluntariedad el hecho de adoptar criterios de responsabilidad social en contextos geográficos como el nuestro, pero para ser responsable hay que cumplir y establecer procedimientos rigurosos para hacer cumplir las normas de carácter internacional, y no sólo en tu propia organización, sino desde una perspectiva global de tu cadena de valor.

-¿Deben ser sólo las empresas las que se preocupen por desarrollar una gestión responsable o cree que los grupos de interés deben animar a las organizaciones a implantarla?


El papel de los grupos de interés es fundamental, tanto desde la perspectiva de quienes tienen una relación directa con la empresa, como los proveedores o empleados, o desde una perspectiva más externa, como la de la sociedad civil. De hecho, creo que los grandes cambios en materia de responsabilidad social han sido posibles gracias a presiones de la sociedad civil, bien a través de acciones de mercado, de denuncia y de presiones de cara a la Administración o a la empresa.

-En este contexto ¿cuál es la responsabilidad de los consumidores? ¿Saben las empresas transmitir la labor que desarrollan en materia de RSC?

Hay un desconocimiento generalizado por parte del consumidor en materia de RSC, pero el consumidor es un factor fundamental del proceso. Las políticas de movilización de consumidores son las que han tenido mayor repercusión, ya que tienen un efecto directo en la cuenta de resultados de una empresa. De hecho, algunas compañías que no desarrollaban ningún tipo de criterio de responsabilidad social dentro de un ámbito global se han visto obligadas ahora a aplicar esos criterios porque los consumidores se han movilizado. La cuestión es que para movilizar al consumidor éste tiene que ser consciente de lo que hay, por ello, la administración ha de exigir que se le informe. Dando la razón a los que abogan por las leyes del mercado, el mercado sería perfecto si el consumidor contara con la información suficiente para poder elegir.

-Este año presentaron un estudio sobre la RSC de las empresas del Ibex 35, referido a los informes que publicaron sobre 2003. ¿Elaboran de forma correcta las empresas del selectivo sus memorias de responsabilidad social?

Intentamos, como en cualquier proyecto del Observatorio, que el informe fuera lo más científico posible. Nos basamos en normas internacionales de reconocido prestigio y evaluamos contenidos, sistemas de gestión y gobierno corporativo en base a 400 indicadores. Siempre hay un elemento subjetivo por parte del analista pero es un informe bastante objetivo, y los resultados no fueron buenos.

Aplaudimos el hecho de que se aporte información adicional a la que se requiere legalmente, pero todavía queda camino para mejorar su calidad. Creemos que este tipo de estudios contribuyen a mejorar el proceso y este año hemos evidenciado que hay una calidad de la información y ha aumentado el número de empresas del Ibex 35 que han publicado los datos de 2004.

-Este verano el Observatorio organizó un Encuentro en el que se analizó el impacto de la inversión española en Latinoamérica, ¿Cuáles fueron sus conclusiones?

En el Observatorio somos conscientes de que la mundialización de la economía y la internacionalización de la empresa conllevan una serie de factores que afectan directamente a la responsabilidad social corporativa. Desde esta perspectiva, creemos que es básico conocer qué hacen las empresas españolas en otros contextos geográficos. En Latinoamérica es necesaria una política activa de responsabilidad social, sobre todo porque hay cuestiones que afectan a los derechos humanos y al ecosistema, un contexto complejo tanto para la empresa como para la sociedad.

Creemos que es básico establecer lazos de unión con organizaciones de la sociedad civil para conocer tanto los impactos positivos como los negativos de las empresas españolas. Para ello, desarrollamos un proyecto que se concretaba en unas jornadas que organizamos en colaboración con la Universidad Complutense y la Fundación Carolina en las que se analizó la inversión española en Latinoamérica desde una perspectiva general y, en esta edición, estudiamos el sector financiero junto a representantes de dos grandes bancos y un portavoz de ecocredit, un banco solidario que establece una gestión alternativa.

El objetivo de este encuentro es estrechar lazos de unión entre naciones hermanas y acercar la opinión de la sociedad civil de Latinoamérica a la empresa de España, que creemos que es básico. Por ello, el último día tuvo lugar una reunión a puerta cerrada entre la sociedad civil de la zona y un representante de BBVA. Se estableció un diálogo dentro de la máxima cordialidad, se intercambiaron visiones y se establecieron bases para trabajar en el futuro de cara a facilitar la comunicación.