Otorgan préstamo para financiar tres plantas de etanol
El Banco Interamericano de Desarrollo otorgará un préstamo de US$ 269 millones y ayudará en la obtención de otros US$ 379 millones para financiar tres nuevas plantas de etanol en la parte sur-central de Brasil. Se trata de la mayor inversión en biocombustibles jamás hecha por un banco de desarrollo. El préstamo se da en el marco de la "Tarjeta de Puntuación de Sostenibilidad" del BID, la cual está destinada a ayudar a inversionistas y gobiernos a seleccionar proyectos que no afecten al medio ambiente o a la disponibilidad de alimentos.
Las tres plantas están siendo desarrolladas por la Compañía Nacional de Azúcar y Alcohol (CNAA, según sus siglas en portugués), una empresa conjunta formada por la productora brasileña de azúcar Santelisa Vale, además de otras compañías privadas de inversión de fondos propios de Estados Unidos y Global Foods, una sociedad tenedora de acciones de otras empresas, registrada en las Antillas Holandesas. El BID otorgará un préstamo de tipo A proveniente de su propio capital, por la suma de US $269 millones, y ayudará a conseguir fondos adicionales hasta por US$ 379 millones de otros bancos comerciales encabezados por el BNP Paribas, bajo la modalidad de un préstamo sindicado de tipo B.
“En momentos de alzas en los precios de los alimentos y la energía, es muy importante desarrollar combustibles renovables que no compitan con los sembríos de alimentos”, dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno. “Después de examinar cuidadosamente por más de un año las dimensiones sociales, ambientales y económicas de estos proyectos, hemos llegado a la conclusión de que producirán energía limpia y renovable, y que proveerán empleos de calidad—sin tener ningún tipo de impacto en los precios de los alimentos”.
El BID ha desarrollado una “Tarjeta de Puntuación de Sostenibilidad” que toma en cuenta una serie de variables, como la tierra, el clima, el uso del agua y la biodiversidad en potenciales proyectos de biocombustibles. Esta tarjeta de puntuación, que se encuentra ahora en plena etapa de revisión por un panel de expertos en sostenibilidad, fuera del BID, facilitará el escrutinio de proyectos potenciales de biocombustibles por parte de gobiernos e inversionistas, y será divulgado en la página Web del BID a fines de este mes.
“Brasil tiene la bendición de contar con algunas de las mejores condiciones del planeta para la producción eficiente de etanol”, agregó Moreno. “Pero también otros países de América Latina tienen este mismo potencial, y nos hemos propuesto ayudarlos a desarrollar industrias de biocombustibles que cumplan con los estándares sociales y ambientales más altos”.
Las tres nuevas plantas se están construyendo en los estados de Minas Gerais y Goiás, lejos de la Amazonía o de cualquier otra área protegida. En lugar de emprender una adquisición directa de tierras, la CNAA arrendará tierras a aquellos pequeños y medianos propietarios que decidan que pueden obtener mejores utilidades provenientes de la caña de azúcar que de la explotación de pastos de baja intensidad—y que en la actualidad es el uso predominante de esas tierras.
Las nuevas plantas utilizarán cosechadoras mecanizadas en más del 90 por ciento de la extensión de sus terrenos, y crearán unos 4.500 empleos permanentes de alta calidad. Asimismo, reciclarán todo su almacenamiento de aguas residuales como fertilizante de las plantaciones de caña.
Las plantas producirán anualmente hasta 420 millones de galones de etanol destinado al mercado doméstico y generarán su propia electricidad mediante la combustión del bagazo (desechos de planta). En efecto, la tecnología de cogeneración que emplearán es tan eficiente que las plantas producirán un excedente de electricidad suficiente como para abastecer de energía a 400.000 hogares brasileños de tamaño medio.
Sylvia Larrea, jefa del equipo del proyecto del BID dijo que el proyecto marca un hito en la historia del financiamiento de las industrias del alcohol y el etanol de Brasil, las cuales tradicionalmente se han apoyado en préstamos comerciales de corto y mediano plazo, respaldados por exportaciones por cobrar.
“Al ofrecer un préstamo de tipo A con obligaciones hasta de 15 años, y al movilizar el financiamiento privado con un tipo de plazo largo, estamos enviando un mensaje claro al mercado en relación a la viabilidad y las perspectivas del sector de los biocombustibles”, dijo Larrea. “Este tipo de financiamiento abre el camino a un nuevo nivel de expansión y consolidación en la industria de los biocombustibles en Brasil, y confiamos en que también conducirá a nuevas inversiones en otros países latinoamericanos”.
Los patrocinadores del sector privado de las plantas de etanol de CNAA ya han contribuido con cerca de US$ 300 millones mediante una participación equitativa en el proyecto. Entre estos patrocinadores se encuentran fondos de capital privados como Carlyle-Riverstone, Goldman Sachs, DiMaio Capital, Discovery Capital y Global Foods.
De acuerdo a Larrea, la construcción de dos de las tres plantas se encuentra en su fase final, y para septiembre se espera que se inicie la producción de etanol. Cada una de las plantas que se encuentra en Ituiutaba y Campina Verde, en el estado de Minas Gerais, y en Itumbiara, en el estado de Goiás, tendrá una capacidad de aplastado de caña de azúcar estimada en 2,7 millones de toneladas anuales y una planta cogeneradora de 56 megavatios que abastecerá de electricidad al ingenio azucarero y a la planta de etanol, y venderá la energía sobrante a la red eléctrica de Brasil.
Estos nuevos préstamos forman parte de un programa integral del BID en apoyo al desarrollo de energías renovables y eficiencia energética en América Latina y el Caribe. El Banco ha financiado numerosos estudios para ayudar a sus miembros gubernamentales prestatarios a determinar la viabilidad y sostenibilidad de los biocombustibles, así como la energía solar, eólica e hidroeléctrica