Para CEPAL la región cumplió varias metas clave de los ODM de cara al 2030
El organismo presentó un informe sobre el grado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en América Latina y el Caribe. En el mismo, la CEPAL concluye en un análisis que América Latina y el Caribe cumplió varias metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, si bien estos tuvieron limitaciones en su formulación, sus resultados son el punto de partida para abordar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, con un carácter más ambicioso, integral y universal.
Según la evaluación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los países de la región lograron entre 2000 y 2015 avances importantes en la reducción de la pobreza extrema, el hambre y la mortalidad infantil, la incorporación de las niñas a la educación y el acceso a agua potable, pero deben hacer mayores esfuerzos en la reducción de la mortalidad materna y de las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras áreas.
“La nueva agenda 2030 supone un avance respecto a los ODM, al pasar a una mirada más holística, participativa, interdisciplinaria y universal, donde el desarrollo debe estar orientado al cierre de brechas estructurales con sostenibilidad ambiental, para lograr mayor igualdad”, subrayó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, sobre el informe titulado América Latina y el Caribe: una mirada hacia el futuro desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los ODM fueron aprobados en septiembre de 2000 por 189 Estados miembros de las Naciones Unidas y constituyeron la hoja de ruta del desarrollo durante los últimos quince años.
De acuerdo con el documento, la región cumplió el primer ODM, orientado a erradicar la pobreza extrema y el hambre, ya que entre 1990 y 2015 logró reducir en más de la mitad el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar -4,6% vivía con menos de 1,25 dólares diarios en 2011, frente a 12,6% en 1990-, así como la proporción de personas que pasan hambre, que se redujo desde 14,7% en el bienio 1990-1992 hasta 5,5% en 2014-2016-. Además, las cifras de participación laboral y desempleo muestran ahora los mejores niveles de los últimos 20 años.
Respecto al segundo ODM, dedicado a lograr la enseñanza primaria universal, en América Latina y el Caribe se estima que la tasa neta de matrícula en ese nivel al año 2015 es de 93%, mientras que, para el caso de América Latina, alrededor de 92% de los jóvenes entre 15 y 19 años han culminado un ciclo completo de educación primaria. Sin embargo, en ninguno de estos casos, acceso y conclusión de estudios, se logra alcanzar la meta de universalidad. Por otra parte, el nivel de analfabetismo entre las personas de 15 a 24 años del conjunto de la región descendió de 6,9% en 1990 a 1,7% en 2015, aunque sigue preocupando el analfabetismo funcional.
Dentro del tercer ODM, sobre la promoción de la igualdad de género y la autonomía de la mujer, la región cumplió la meta de asegurar el acceso de las niñas a la educación primaria, secundaria y superior, aunque esto no se ha traducido en una mejora equivalente de su situación en el mercado de trabajo, donde mantienen una menor participación laboral y reciben salarios inferiores a los de sus compañeros. En el ámbito político, en 2015 la proporción de mujeres en los parlamentos nacionales ascendió a 27,4%, cerca del umbral establecido para el logro de la meta (30%).
América Latina y el Caribe también cumplió el cuarto ODM, ya que redujo en dos tercios las muertes de menores de 5 años -de 54 a 18 por cada 1.000 nacidos vivos- entre 1990 y 2013, aunque en ese año hubo 196.000 fallecimientos entre los niños de este grupo de edad. Por otra parte, la región logró eliminar el sarampión casi por completo a principios de la década de 2000, y en 2013 gran parte de los países alcanzaron una cobertura de vacunación contra esa enfermedad superior a 90% entre los menores de 1 año.
En el marco del quinto ODM, que propuso mejorar la salud materna, la región todavía muestra altos niveles de mortalidad materna y de fecundidad adolescente. En 2013 en América Latina y el Caribe hubo 85 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, lo que supone una reducción de 39% respecto a 1990, lejos del 75% propuesto. Además, en la región se registran 75,5 nacidos vivos de madres de 15 a 19 años de edad por cada 1.000 mujeres de esa franja etaria. Con todo, ha habido progresos en la planificación familiar, en la atención prenatal y en la asistencia de partos por personal especializado.
El sexto ODM trató sobre el combate del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. América Latina presenta una prevalencia del VIH/SIDA inferior al promedio mundial (0,4%), pero esta se eleva al 1,1% en el Caribe, la segunda mayor después de África Subsahariana. Con todo, América Latina y el Caribe es la región del mundo con la mayor cobertura del tratamiento antirretroviral. Además, también ha progresado en el control de enfermedades contagiosas prevenibles como la tuberculosis y el paludismo.
En cuanto al séptimo ODM, relativo a garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, en 2012 América Latina y el Caribe emitió 7,7 toneladas anuales per cápita de gases de efecto invernadero, por encima de la media mundial de 6,7 toneladas. En cambio, redujo el consumo de sustancias que agotan la capa de ozono y aumentó las superficies terrestres y marinas protegidas (de 4,9% en 1990 a 13,3% en 2014). También alcanzó la meta de acceso sostenible al agua potable (95% en 2015) y estuvo cerca de lograr la de uso de instalaciones de saneamiento mejorado.
Dentro del octavo ODM, vinculado a la creación de una alianza mundial para el desarrollo, el documento destaca que América Latina y el Caribe pasó de recibir 14% a 7,6% del total mundial de ayuda oficial al desarrollo (AOD) entre 1960 y la década actual, lo que puede relacionarse con la tendencia de los donantes a dar prioridad a los países de ingresos bajos en detrimento de aquellos de renta media, que son mayoritarios en esta región. Los flujos de AOD en América Latina y el Caribe son en la actualidad inferiores a la inversión extranjera directa (IED), las remesas y los flujos de cartera, pero siguen siendo importantes para varios de los países de menores ingresos y tamaño.