Por una práctica responsable en América Latina y el Caribe

26.10.2011 | América Latina

Del 11 al 14 de abril obispos, responsables de pastorales sociales y delegados de empresarios y sindicalistas católicos de América Latina se reunieron en en San José de Costa Rica para reflexionar sobre la Responsabilidad Social de la Empresa. ComunicaRSE presenta la declaración que firmaron.


 

Fecha: 2005-04-15
País: Costa Rica
Ciudad: San José
Autor: Obispos, responsables de pastorales sociales y delegados de empresarios y sindicalistas católicos de América Latina
Categoría documento: Declaración
Por una práctica empresarial socialmente responsable en América Latina y el Caribe
Durante los días 11 al 14 de abril de 2005 nos reunimos en San José de Costa Rica obispos de la región de América Latina y El Caribe, conjuntamente con los responsables de las pastorales sociales - Caritas de 17 países, así como representantes de los empresarios católicos (UNIAPAC ), sindicalistas y otros miembros de la sociedad civil, convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), a fin de reflexionar sobre la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE). 
Damos a conocer nuestras principales preocupaciones, afirmaciones, propuestas y compromisos.
Constatamos con tristeza y preocupación que a pesar de que una de las metas del tercer milenio es la superación de la pobreza, las personas en situación de pobreza siguen aumentando escandalosamente en el mundo. Nuestra región está marcada por una enorme desigualdad social, con millones de personas excluidas. 
Reconocemos que para promover el desarrollo económico, se han ido creando empresas diversas, que pueden ser muy grandes y estar en muchos países, así como medianas, pequeñas, micro-empresas y hasta familiares y comunitarias. Todas ellas son muy importantes para el crecimiento de los países y merecen el reconocimiento y el apoyo del Estado, de la Iglesia y todos los sectores de la sociedad, siempre que no atenten contra la dignidad de la persona ni destruyan los recursos naturales o coloquen la finalidad lucrativa por encima del bien común.
Creemos que los fenómenos negativos mencionados hunden sus raíces en el modelo económico vigente, una de cuyas manifestaciones es el rápido crecimiento de empresas trasnacionales como fruto de fusiones, alianzas y adquisiciones. Esto está generando un proceso global de re-estructuración productiva, una desigual distribución de la riqueza y una pérdida de influencia y capacidad regulatoria de los Estados.
En esta situación, un signo de esperanza de nuestros tiempos es el surgimiento de empresas con auténtica responsabilidad social. Esta Responsabilidad Social de la Empresa está siendo una práctica de los hombres y mujeres que aún sin saberlo viven los principios de la Doctrina Social de Iglesia (DSI), enfatizando los valores éticos, legales, y de justicia social. Los empresarios y dirigentes que administran sus empresas con responsabilidad social realizan prácticas empresariales abiertas y transparentes, generan utilidades o beneficios no sólo para los accionistas y asociados, sino también para los trabajadores, la sociedad y el Estado, asegurando el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida a todos los que se relacionan directa o indirectamente con ella. 
Consideramos fundamental dentro de la Responsabilidad Social de la Empresa, entre otros: la protección de los derechos humanos, de los Trabajadores, la participación en el desarrollo de la comunidad local, la distribución social de las utilidades, la protección del medio ambiente, el trato justo a clientes, consumidores y proveedores, publicidad honesta, respeto por la sana competencia, calidad del producto, precios justos, transparencia.
A la luz de lo anterior, invitamos: 
- A las empresas, para que en la búsqueda del Bien Común, se articulen entre sí, con las Universidades, las demás organizaciones civiles, el Gobierno, los Sindicatos, sus clientes, consumidores y proveedores. De esta manera podrán efectivamente prestar su aporte al desarrollo integral y sostenible “de todo el hombre y de todos los hombres” (Paulo VI, Populorum Progressio, 20), realizando el más alto concepto de RSE, de acuerdo con los principios evangélicos y las exigencias cristianas de la justicia. 
- A todos los empresarios (as) a agruparse en asociaciones que promuevan y divulguen los principios de la DSI para juntos ir propiciando una mayor integración con conciencia ética y que orienten sus prácticas hacia la Responsabilidad Social de la Empresa dentro de los valores de la transparencia, la rendición de cuentas y el sentido de compromiso por el desarrollo humano solidario desde el espacio local. 
- A los Estados para que, como garantes del Bien Común, fortalezcan o establezcan mecanismos que aseguren los derechos ya consagrados de protección al trabajo, del medio ambiente, de la calidad de los productos y servicios, la soberanía y seguridad alimentaria, la fiscalización y supervisión de operaciones de mercado, promuevan la economía social y establezcan políticas favorables a la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
- A los inversionistas a orientar sus inversiones en empresas que operen en base de un código de conducta y práctica reconocida de RSE implementado a todo nivel y todas las áreas.
- A los consumidores (as), que sean responsables en sus decisiones de compra, evaluando el impacto de las mismas y en caso necesario hacer campañas de abstención de compra de productos y servicios de empresas socialmente irresponsables.
- A las comunidades y personas de buena voluntad a emprender con creatividad y valentía, nuevas empresas familiares, comunitarias y solidarias que promuevan el desarrollo humano sostenible, privilegiando la austeridad y el ahorro desde una perspectiva del consumo responsable. 
Nuestro sincero reconocimiento y gratitud a empresarios y trabajadores (as) de buena voluntad que a la luz de los principios de la DSI convierten las empresas en que laboran en verdaderas fuentes de desarrollo humano, con gran sentido de responsabilidad social. 
Como hijos de la Iglesia nos comprometemos a hacer visible su Doctrina Social en los esfuerzos de promover y vivir la Responsabilidad Social Empresarial, a acompañar e impulsar experiencias de empresa social y favorecer, conjuntamente con las Caritas y Pastorales Sociales del Norte y del Sur, espacios de diálogo entre todos los actores sociales para la promoción del desarrollo humano. 
Finalmente, llamamos a que los diversos actores: la empresa, la sociedad, el gobierno, los empresarios, los trabajadores, los sindicatos, promuevan políticas que lleven al ser humano a una vida auténticamente digna, colaboren a la construcción de una cultura de la responsabilidad social.

 

Fecha: 2005-04-15

País: Costa Rica

Ciudad: San José

Autor: Obispos, responsables de pastorales sociales y delegados de empresarios y sindicalistas católicos de América Latina

Categoría documento: Declaración

 

Por una práctica empresarial socialmente responsable en América Latina y el Caribe

Durante los días 11 al 14 de abril de 2005 nos reunimos en San José de Costa Rica obispos de la región de América Latina y El Caribe, conjuntamente con los responsables de las pastorales sociales - Caritas de 17 países, así como representantes de los empresarios católicos (UNIAPAC ), sindicalistas y otros miembros de la sociedad civil, convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), a fin de reflexionar sobre la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE). 

Damos a conocer nuestras principales preocupaciones, afirmaciones, propuestas y compromisos.
Constatamos con tristeza y preocupación que a pesar de que una de las metas del tercer milenio es la superación de la pobreza, las personas en situación de pobreza siguen aumentando escandalosamente en el mundo. Nuestra región está marcada por una enorme desigualdad social, con millones de personas excluidas. 
Reconocemos que para promover el desarrollo económico, se han ido creando empresas diversas, que pueden ser muy grandes y estar en muchos países, así como medianas, pequeñas, micro-empresas y hasta familiares y comunitarias. Todas ellas son muy importantes para el crecimiento de los países y merecen el reconocimiento y el apoyo del Estado, de la Iglesia y todos los sectores de la sociedad, siempre que no atenten contra la dignidad de la persona ni destruyan los recursos naturales o coloquen la finalidad lucrativa por encima del bien común.
Creemos que los fenómenos negativos mencionados hunden sus raíces en el modelo económico vigente, una de cuyas manifestaciones es el rápido crecimiento de empresas trasnacionales como fruto de fusiones, alianzas y adquisiciones. Esto está generando un proceso global de re-estructuración productiva, una desigual distribución de la riqueza y una pérdida de influencia y capacidad regulatoria de los Estados.
En esta situación, un signo de esperanza de nuestros tiempos es el surgimiento de empresas con auténtica responsabilidad social. Esta Responsabilidad Social de la Empresa está siendo una práctica de los hombres y mujeres que aún sin saberlo viven los principios de la Doctrina Social de Iglesia (DSI), enfatizando los valores éticos, legales, y de justicia social. Los empresarios y dirigentes que administran sus empresas con responsabilidad social realizan prácticas empresariales abiertas y transparentes, generan utilidades o beneficios no sólo para los accionistas y asociados, sino también para los trabajadores, la sociedad y el Estado, asegurando el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida a todos los que se relacionan directa o indirectamente con ella. 
Consideramos fundamental dentro de la Responsabilidad Social de la Empresa, entre otros: la protección de los derechos humanos, de los Trabajadores, la participación en el desarrollo de la comunidad local, la distribución social de las utilidades, la protección del medio ambiente, el trato justo a clientes, consumidores y proveedores, publicidad honesta, respeto por la sana competencia, calidad del producto, precios justos, transparencia.

A la luz de lo anterior, invitamos: 
- A las empresas, para que en la búsqueda del Bien Común, se articulen entre sí, con las Universidades, las demás organizaciones civiles, el Gobierno, los Sindicatos, sus clientes, consumidores y proveedores. De esta manera podrán efectivamente prestar su aporte al desarrollo integral y sostenible “de todo el hombre y de todos los hombres” (Paulo VI, Populorum Progressio, 20), realizando el más alto concepto de RSE, de acuerdo con los principios evangélicos y las exigencias cristianas de la justicia. 
- A todos los empresarios (as) a agruparse en asociaciones que promuevan y divulguen los principios de la DSI para juntos ir propiciando una mayor integración con conciencia ética y que orienten sus prácticas hacia la Responsabilidad Social de la Empresa dentro de los valores de la transparencia, la rendición de cuentas y el sentido de compromiso por el desarrollo humano solidario desde el espacio local. 
- A los Estados para que, como garantes del Bien Común, fortalezcan o establezcan mecanismos que aseguren los derechos ya consagrados de protección al trabajo, del medio ambiente, de la calidad de los productos y servicios, la soberanía y seguridad alimentaria, la fiscalización y supervisión de operaciones de mercado, promuevan la economía social y establezcan políticas favorables a la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
- A los inversionistas a orientar sus inversiones en empresas que operen en base de un código de conducta y práctica reconocida de RSE implementado a todo nivel y todas las áreas.
- A los consumidores (as), que sean responsables en sus decisiones de compra, evaluando el impacto de las mismas y en caso necesario hacer campañas de abstención de compra de productos y servicios de empresas socialmente irresponsables.
- A las comunidades y personas de buena voluntad a emprender con creatividad y valentía, nuevas empresas familiares, comunitarias y solidarias que promuevan el desarrollo humano sostenible, privilegiando la austeridad y el ahorro desde una perspectiva del consumo responsable. 
Nuestro sincero reconocimiento y gratitud a empresarios y trabajadores (as) de buena voluntad que a la luz de los principios de la DSI convierten las empresas en que laboran en verdaderas fuentes de desarrollo humano, con gran sentido de responsabilidad social. 

Como hijos de la Iglesia nos comprometemos a hacer visible su Doctrina Social en los esfuerzos de promover y vivir la Responsabilidad Social Empresarial, a acompañar e impulsar experiencias de empresa social y favorecer, conjuntamente con las Caritas y Pastorales Sociales del Norte y del Sur, espacios de diálogo entre todos los actores sociales para la promoción del desarrollo humano. 
Finalmente, llamamos a que los diversos actores: la empresa, la sociedad, el gobierno, los empresarios, los trabajadores, los sindicatos, promuevan políticas que lleven al ser humano a una vida auténticamente digna, colaboren a la construcción de una cultura de la responsabilidad social.