Principal problema para trabajar en equipo: los empleados 'tóxicos'
El presidente ejecutivo de la consultora especializada en el desarrollo de directivos y gestores comerciales Otto Walter, Paco Muro, se refirió a los empleados 'tóxicos' como aquellos que "cumplen" un total de siete grandes características que engloba el 97,2% de las conductas "más indignantes y perjudiciales para la organización": generar conflictos, escaquearse y holgazanear, ser incompetente, engañar o robar, perder el tiempo o ausentarse voluntariamente, ser arrogante y presuntuoso y actuar contra el jefe. Este tipo de empleados son la principal 'traba' para desarrollar un buen trabajo en equipo.
Así lo explicó Muro esta mañana durante un desayuno de prensa en Madrid que sirvió para presentar la investigación '¿Cuáles son las conductas más desquiciantes de los empleados tóxicos?: Lo que los jefes no pueden contar de su día a día', en el que se detectó --tras un análisis de más de 3.000 experiencias de unos 650 directivos-- que a menudo se cuestiona la falta de buenos jefes, comprensivos y que sepan combinar con acierto firmeza y buen trato al equipo, pero también hay "muchas situaciones límite ante las que se encuentran los jefes".
El clima laboral se convierte así, a su juicio, en "clave", porque es el lugar en el que las personas desarrollan todo su potencial y "crecen" con la empresa. Si éste se "contamina" por empleados o jefes de estas características, la obtención de buenos resultados no es suficiente "si existe algún empleado que, siendo eficiente, no se relaciona bien con el resto de compañeros o a su alrededor no genera buenas vibraciones". Si esto ocurre "se machacan" los resultados del trabajo del equipo, aunque los resultados de la compañía suban.
Cuando este tipo de empleados provocan "tal estrés y decepción", muchos miembros del equipo están tentados a abandonar sus puestos y con ello se ve perjudicada la propia empresa, que puede perder a los mejores, o un equipo bien coordinado por una sola persona, el 'tóxico', que por la 'salud' mental de todo el equipo y de la propia compañía, debe salir de la organización "cuanto antes" si no se resuelve la situación.
COMPORTAMIENTOS 'IRRITANTES'
En el primer lugar del ranking de características que definen a estos empleados se sitúa --en un 90% de las respuestas de los directivos-- los "provocadores de conflictos", que critican y manipulan a terceros y no colaboran con los demás. Y es que, "no es lo mismo un empleado con un problema, que un problemático", recalcó Muro. Al primero se le ayuda; al segundo, si no se le puede "reconducir", hay que eliminarlo, porque no es positivo para nadie.
El segundo comportamiento más irritante para los jefes --señalado en el 62% de las respuestas-- es el 'escaqueo' y la holgazanería, los empleados que hacen el mínimo trabajo, evaden responsabilidades y demuestran pasotismo e indiferencia ante sus tareas. Casi la mitad de los directivos (el 47%) señaló la incompetencia como otra de las actitudes más desquiciantes para ellos: realizar mal o torpemente las tareas asignadas o interpretar incorrectamente las instrucciones dadas son algunos ejemplos.
La cuarta situación más padecida por los jefes es el fraude, las mentiras y los robos: acusar falsamente, falsificar documentos, robar material, quedarse con dinero o utilizar la tarjeta de la empresa para fines personales, por ejemplo. La siguiente situación más comentada por los encuestados --en un 33%-- es la pérdida de tiempo intencionada o el abuso del absentismo voluntario: incumplimiento de horarios, bajas frecuentes injustificadas, etc.
Los dos últimos comportamientos que podrían denominarse 'anti-jefes' o 'anti-grupo' son el desprestigio, la desacreditación y las críticas: en general, las actitudes hostiles contra todo y contra todos --27%--, por un lado, y en último lugar las actitudes de arrogancia, con un similar 27%: los "listillos exasperantes" que crean mal ambiente en su entorno laboral, no sólo con el jefe: suelen generar problemas, no tanto de rendimiento, sino de actitud, como suele pasar el los seis anteriores casos: pueden ser empleados eficientes, pero producir "efectos nocivos" para la organización, según explicó Paco Muro.
Según el estudio, las jefas han tenido que aguantar en mayor medida estas actitudes hostiles de ciertos empleados que sus colegas masculinos. En palabras de Muro, las jefas lo tienen "igual de complicado, o incluso más" con respecto a este tipo de personas. Así por ejemplo, la "arrogancia y superioridad" dicen haberla sufrido el 38% de las mujeres directivas, frente al 24% de los hombres. Esto puede deberse a que aún hay empleados que "no aceptan de buen grado ser mandados por mujeres". Además, el 30% de ellas dijo detectar comportamientos 'anti-jefe' en frente al 26% de ellos.
Muro defiende en el estudio que puede ser inadecuado hablar de 'jefes tóxicos' --aunque sea cierto que hay unos cuantos jefes impresentables o irrespetuosos--, ya que "lo que simplemente son este tipo de jefes, es cretinos con galones, que evidentemente no saben estar a la altura de su cargo ni tan siquiera merecen el título de jefes". "Los mayores perjudicados son ellos y sus propias compañías", añadió, por la merma de resultados y la 'fuga' de talentos.
La existencia de estos 'malos jefes' es, "afortunadamente, minoritaria", como lo son también los jefes "excelentes". "La mayoría son suficientemente buenos, o al menos normales, y los que son regulares o malos, probablemente no sean así, sino que han sido las experiencias negativas lo que les ha llevado a tomar la decisión de ser así", señala el estudio.
Los buenos jefes --recordaron algunos de los presentes en la mesa redonda que tuvo lugar tras la presentación del documento-- son los que se enfrentan sin miedo a los conflictos y saben gestionarlos hablando claramente y con rapidez, para evitar que el tiempo 'enquiste' las situaciones y gane el diálogo y la transparencia. "La 'clave' es la coherencia en la gestión del día a día", señalaron. Si el 'tóxico' es el propio empresario, o el mismo dueño de la empresa, "acabará teniendo la empresa que se merece", sentenció Muro.
(Europa Press)