¿Puede el empleador inmiscuirse en el estado físico de sus empleados?

14.06.2011 | Gestión

Antes era extraña la idea de que las compañías se preocuparan por el tipo de vida que lleva su personal. Pero a la luz de la mayor conciencia social sobre la salud, el rol de los empleadores es ahora más relevante que nunca. El economista Julian Le Grand llegó a decir que las grandes empresas deberían estar obligadas a “inscribir automáticamente a sus empleados en un plan semanal de una hora de ejercicio, a menos que el trabajador elija no participar”.


 

Hace dos años, Unilever invitó a su personal del Reino Unido a someterse a un chequeo médico confidencial para evaluar su estado de salud. ahora la compañía lanzó un programa piloto de un año que alienta a su personal a comer en forma saludable, hacer ejercicio físico y controlar su presión arterial, grasa corporal y niveles de colesterol.
En Estados Unidos, algunas compañías exigen a sus trabajadores bajar de peso, hacer actividad física y dejar de fumar como condición de empleo o para recibir beneficios.
Henry Morgenbesser, socio en la oficina de Nueva York del estudio jurídico Allen & Overy, señaló que la legalidad de los programas obligatorios es discutible de acuerdo a las leyes de discriminación federales y estaduales. Pero los beneficios de contar con empleados saludables son tales que algunas organizaciones prefieren arriesgarse a que se les inicie juicio. “Los empleadores calculan que exigiendo a su personal que participe en esos programas podrían reducir 20% la ausencia de personal por enfermedades evitables y pagar menos prima del seguro médico privado”, dijo.
En el Reino Unido, la participación es voluntaria y la presión sobre el personal para que adopten hábitos saludables es menos intensa.
Un potencial problema con los programas de ejercicios en los lugares de trabajo es que algunas personas sienten vergüenza de exponerse frente a colegas en mejor estado físico. Una solución podría ser sugerirles algunas alternativas al ejercicio formal, contó Brent Pawlecki, director médico corporativo en Pitney Bowes, una compañía de servicios postales con sede central en Estados Unidos. Si bien los establecimientos de la firma ofrecen acceso libre al gimnasio, sus programas de salud también hacen hincapié en los beneficios de cambiar ciertos hábitos como subir escaleras y caminar todos los días.
Además de su iniciativa de vida saludable, Unilever ofrece programas para perder peso. Los participantes reciben un juego de pesas y un dispositivo que registra la actividad física que hizo el individuo y lo conecta con un programa online de entrenamiento. La compañía recalcó que la participación es voluntaria y que sólo el empleado tiene acceso a sus datos personales.
Para mejorar los hábitos de alimentación, es buena idea eliminar las tortas y postres del comedor corporativo. Jones, de Unilever, cuenta que brindando información sobre las alternativas sanas dentro del menú se evita dar la impresión de que se está obligando al personal a cambiar de sus hábitos.
Pitney Bowes hace poco reemplazó las papas fritas por zanahoria y apio como acompañamiento para los sandwiches, exhibe frutas en vez de caramelos en la caja y baja los precios de las comidas más sanas. “El sandwich de pollo grillado es mucho más barato que la hamburguesa con papas fritas”, contó Pawlecki.
(Alicia Clegg para FT / El Cronista)

Hace dos años, Unilever invitó a su personal del Reino Unido a someterse a un chequeo médico confidencial para evaluar su estado de salud. ahora la compañía lanzó un programa piloto de un año que alienta a su personal a comer en forma saludable, hacer ejercicio físico y controlar su presión arterial, grasa corporal y niveles de colesterol.
En Estados Unidos, algunas compañías exigen a sus trabajadores bajar de peso, hacer actividad física y dejar de fumar como condición de empleo o para recibir beneficios.

Henry Morgenbesser, socio en la oficina de Nueva York del estudio jurídico Allen & Overy, señaló que la legalidad de los programas obligatorios es discutible de acuerdo a las leyes de discriminación federales y estaduales. Pero los beneficios de contar con empleados saludables son tales que algunas organizaciones prefieren arriesgarse a que se les inicie juicio. “Los empleadores calculan que exigiendo a su personal que participe en esos programas podrían reducir 20% la ausencia de personal por enfermedades evitables y pagar menos prima del seguro médico privado”, dijo.

En el Reino Unido, la participación es voluntaria y la presión sobre el personal para que adopten hábitos saludables es menos intensa.
Un potencial problema con los programas de ejercicios en los lugares de trabajo es que algunas personas sienten vergüenza de exponerse frente a colegas en mejor estado físico. Una solución podría ser sugerirles algunas alternativas al ejercicio formal, contó Brent Pawlecki, director médico corporativo en Pitney Bowes, una compañía de servicios postales con sede central en Estados Unidos. Si bien los establecimientos de la firma ofrecen acceso libre al gimnasio, sus programas de salud también hacen hincapié en los beneficios de cambiar ciertos hábitos como subir escaleras y caminar todos los días.

Además de su iniciativa de vida saludable, Unilever ofrece programas para perder peso. Los participantes reciben un juego de pesas y un dispositivo que registra la actividad física que hizo el individuo y lo conecta con un programa online de entrenamiento. La compañía recalcó que la participación es voluntaria y que sólo el empleado tiene acceso a sus datos personales.

Para mejorar los hábitos de alimentación, es buena idea eliminar las tortas y postres del comedor corporativo. Jones, de Unilever, cuenta que brindando información sobre las alternativas sanas dentro del menú se evita dar la impresión de que se está obligando al personal a cambiar de sus hábitos.
Pitney Bowes hace poco reemplazó las papas fritas por zanahoria y apio como acompañamiento para los sandwiches, exhibe frutas en vez de caramelos en la caja y baja los precios de las comidas más sanas. “El sandwich de pollo grillado es mucho más barato que la hamburguesa con papas fritas”, contó Pawlecki.

(Alicia Clegg para FT / El Cronista)