Reportes de Sustentabilidad ¿los odiamos o los amamos?
¿Cuál es la longitud que debe tener un reporte? ¿Qué tipo de información debe contener? ¿Quiénes deben ser responsables de su elaboración? ¿Son leídos por los grupos de interés para los cuales están dirigidos? Estas y otras dudas acechan a las empresas ante la indiscutida necesidad de aumentar la transparencia en temas de sustentabilidad. En esta nota presentamos las respuestas que ofrecen Dunstan Allison-Hope, Director General de Servicios de Asesoría de BSR; Michael Meehan, Chief Executive de GRI; y los 50 líderes de opinión entrevistados por ComunicaRSE en su último trabajo de investigación.
El desafío de elaborar y publicar un reporte de sustentabilidad genera adherentes que ven el proceso de reporte con optimismo ya que si no fuera por la presentación de informes no tendríamos forma de saber cómo las empresas están avanzando en temas de sostenibilidad. Otros más pesimistas perciben el reporte como una carga extra de trabajo sólo para que muy pocas personas se tomen el tiempo de leerlo.
La resolución de la disputa que se produce entre el rol del reporte como soporte de comunicación y su valor como instrumento técnico de gestión es clave para definir con precisión cuáles son los públicos meta que persigue y, por tanto, cómo se dispondrán formalmente sus contenidos para garantizar su impacto. En este sentido, los líderes de opinión entrevistados por la última investigación de ComunicaRSE reclamaron simultáneamente reportes con una mayor “precisión técnica” y que tengan “formatos más amigables, dinámicos y coloquiales”.
Lo mismo opina Dunstan Allison-Hope, Director General de Servicios de Asesoría de BSR, para quien los informes de 120 páginas no pueden ni serán leídos, por lo que propone avanzar en la estructuración del reporte como un triángulo de información donde en la parte superior se presente la estrategia y la performance de una manera sucinta acompañada de indicadores clave de rendimiento; y en la parte inferior se presente la cobertura en profundidad requerida por los expertos.
Michael Meehan, Chief Executive de GRI, explica en una entrevista para el MIT que no se trata solo de escribir un informe sino que es necesario pensar el proceso como una forma de identificar riesgos relacionados con cuestiones importantes, como los derechos humanos, el medio ambiente, el trabajo y otras cuestiones sociales.
“Los Informes de sostenibilidad son importantes para las empresa, porque son un ejercicio estratégico. Les ayuda a entender dónde están y qué temas son importantes para ellos”.
Para Michael Meehan el reto es cómo hacer útil el reporte para una amplia gama de partes interesadas.
¿Pero qué ocurre realmente con los públicos? ¿Se leen los reportes?
Elaborar un reporte de sustentabilidad demanda un gran esfuerzo tanto en lo que hace a la inversión de recursos económicos, de tiempo, y de capacitación del personal encargado de la tarea. Debido a ello, las expectativas que tienen quienes los confeccionan son altas con respecto al impacto que los mismos debieran tener. Uno de los desafíos es calibrar con precisión el público meta. De acuerdo a muchos de los expertos consultados por ComunicaRSE, los reportes corren el riesgo de ser tan generalistas que “para hablarle a todos, terminan por no hablarle a nadie”.
¿Quiénes deben ser responsables de su elaboración?
El Asesor de BSR sostiene la necesidad de los Reportes sean escritos por expertos en sostenibilidad, pero advierte que el equipo de reporte debe ir más allá de los expertos e involucrar a las áreas clave como finanzas, por ejemplo. “Llama la atención que los equipos de relaciones con inversionistas son responsables de los informes financieros y las comunicaciones con los inversores, pero no son responsables de la estrategia de sustentabilidad de la empresa. Por la misma razón, para mí los informes de sostenibilidad no deben ser escritas por los responsables de la estrategia de sostenibilidad”, afirma Dunstan.
Dunstan Allison-Hope advierte que la profesión de reportar la sostenibilidad sigue siendo muy joven en comparación con la profesión de reportar la información financiera y por ello surgen tantas dudas y preocupaciones entre los practicantes. “Muchos sostienen que la responsabilidad de los informes de sostenibilidad está socavando su objetivo fundamental de ser agentes de cambio para la sostenibilidad. El problema es que confunden el desempeño con la rendición de cuentas”.
¿Usamos GRI, ISO 2600 o CDP, o todo junto?
El tema de cuál lineamiento utilizar para reportar es otro de los desafíos del reporte. “Al seguir los lineamientos de guías de reconocimiento internacional, los reportes pueden terminar teniendo un lenguaje cerrado y tener como único público destinatario a los técnicos especialistas en la materia”, opinan algunos de los entrevistados por ComunicaRSE.
Estos líderes de opinión recomiendan un equilibrio en el contenido que los haga más amenos y cercanos a todos los públicos para que de esta manera puedan ser más atractivos de leer y logren dar respuestas a los destinatarios para los cuales se hacen.
Dunstan Allison-Hope recomienda transitar deliberadamente hacia un modelo en el que la orientación general de la información se simplifique significativamente, pero destaca que los protocolos son clave para mejorar la comparabilidad.
“He estado encantado y frustrado en igual medida por la evolución de las memorias de sostenibilidad en los últimos 20 años. También he estado inspirado por el profundo compromiso de sus practicantes. Si somos capaces de mantenernos enfocados en el propósito original de la presentación de informes que es aprovechar el poder de la transparencia e informar para la toma de decisiones basado en información comparable, entonces el futuro es brillante. Pero si nos ahogamos con una complejidad sin hacer referencia a ese propósito original, entonces me temo que el volumen de esfuerzo es en vano”, finaliza diciendo Dunstan Allison-Hope.