RSE, derechos humanos y competitividad

09.06.2011 | Articulos de opinion

La globalización ha significado la creación de un modelo de negocios que ha permitido eliminar las barreras comerciales y alcanzar nuevos mercados, y para mantener competitividad de los productos y/o servicios, ha requerido incorporar nuevas estrategias de negocio. Es así que en El Salvador, se ha impregnado la visión de hacer negocios responsables y sostenibles a través de la Responsabilidad Social Empresarial, como estrategia que fomenta en las empresas la incorporación de políticas y prácticas que contribuyen a las relaciones con los accionistas, empleados, proveedores, la comunidad y el medio ambiente, dichas prácticas se basan en el compromiso voluntario y permanente. Esta estrategia de negocios ha permitido que El Salvador mantenga las relaciones comerciales en el mercado internacional, como lo son la industria azucarera y textil.


 

En 2004 la industria del azúcar afrontó críticas internacionales por contar con menores de 18 años trabajando en su cadena productiva, específicamente en el corte caña, cuando esta actividad ha sido considerada como una de las peores formas de trabajo infantil a nivel mundial. Ante esta situación, la Asociación Azucarara a través de una visión estratégica basada en RSE, logró convertir la crisis en un oportunidad, retirando a más de 5,000 niños de las actividades de cosecha de caña de azúcar, a través de la puesta en marcha de políticas laborales diseminadas a través de un código de conducta para guiar a los ingenios, los productores de caña de azúcar y el resto de su cadena productiva sobre las condiciones laborales que deben cumplir. También adquirió el compromiso de mejorar las condiciones de la niñez retirada de la zafra mediante actividades recreativas y educativas que los menores pueden hacer en el tiempo que antes dedicaban para trabajar en la cosecha. Esta manera de hacer negocios le ha permitido a la industria mantenerse en el mercado internacional, llegando a representar en el 2008, el 2.28% del PIB salvadoreño.
La industria textil, en diferentes partes del mundo ha sido asociada a altos niveles de trabajo no remunerado o a dejar de lado aspectos relacionados a la salud e integridad de los trabajadores. Ahora estos aspectos son tomados en cuenta y son fundamentales para el progreso de la empresa, como el diseño de sistemas de seguridad e higiene ocupacional y el otorgamiento de prestaciones laborales, lo que ha permitido mantener un ambiente de inversión y desarrollo social. Además, en 2004 se convierte en ley la prohibición de solicitar la prueba de embarazo a las trabajadoras de la maquila evitando los despidos injustificados y el poner en riesgo la salud por las altas cargas de trabajo. En la actualidad se ha comprendido que para lograr competitividad y sostenibilidad, es necesaria una visión innovadora de hacer negocios, que integre los intereses económicos con los sociales y ambientales de su entorno.
Rhina Reyes
Directora Ejecutiva de Fundema

En 2004 la industria del azúcar afrontó críticas internacionales por contar con menores de 18 años trabajando en su cadena productiva, específicamente en el corte caña, cuando esta actividad ha sido considerada como una de las peores formas de trabajo infantil a nivel mundial.

Ante esta situación, la Asociación Azucarara a través de una visión estratégica basada en RSE, logró convertir la crisis en un oportunidad, retirando a más de 5,000 niños de las actividades de cosecha de caña de azúcar, a través de la puesta en marcha de políticas laborales diseminadas a través de un código de conducta para guiar a los ingenios, los productores de caña de azúcar y el resto de su cadena productiva sobre las condiciones laborales que deben cumplir.

También adquirió el compromiso de mejorar las condiciones de la niñez retirada de la zafra mediante actividades recreativas y educativas que los menores pueden hacer en el tiempo que antes dedicaban para trabajar en la cosecha. Esta manera de hacer negocios le ha permitido a la industria mantenerse en el mercado internacional, llegando a representar en el 2008, el 2.28% del PIB salvadoreño.

La industria textil, en diferentes partes del mundo ha sido asociada a altos niveles de trabajo no remunerado o a dejar de lado aspectos relacionados a la salud e integridad de los trabajadores. Ahora estos aspectos son tomados en cuenta y son fundamentales para el progreso de la empresa, como el diseño de sistemas de seguridad e higiene ocupacional y el otorgamiento de prestaciones laborales, lo que ha permitido mantener un ambiente de inversión y desarrollo social.

Además, en 2004 se convierte en ley la prohibición de solicitar la prueba de embarazo a las trabajadoras de la maquila evitando los despidos injustificados y el poner en riesgo la salud por las altas cargas de trabajo. En la actualidad se ha comprendido que para lograr competitividad y sostenibilidad, es necesaria una visión innovadora de hacer negocios, que integre los intereses económicos con los sociales y ambientales de su entorno.

Rhina Reyes
Directora Ejecutiva de Fundema