RSE en el Coloquio de IDEA

26.10.2011 | Agenda

En tres días de intensa actividad han surgido consensos sobre el rol empresario en la sociedad, pero no existieron paneles ni expositores específicos sobre RSE, lo que abre un desafío interesante para 2005. Algunas de las definiciones conexas a la RSE que se escucharon en las conclusiones de Mar del Plata.


 

Un primer consenso es que el progreso no es tal si no es para todos. El progreso es un proceso inclusivo por naturaleza. Lo exige la dignidad del ser humano. Pero también involucra una cuestión práctica: sin inclusión, no hay progreso. Sin crecimiento, no habrá medios para atenuar la precariedad social y sin una adecuada atención del capital humano y de la cohesión social, no se podrá nunca iniciar un proceso profundo y sostenido de desarrollo económico. No se trata sólo de una aspiración: crecer es una obligación para volver a dar cabida a nuestros compatriotas que, afectados por la pobreza y el desempleo, quedaron fuera del sistema económico. Para que el progreso sea sustentable una condición indispensable es la creación permanente.
Otro consenso que ha surgido de este Coloquio es la necesidad de que la educación vuelva a ser el factor de igualación de oportunidades en la Argentina, como lo fue durante buena parte del siglo XX.
El avance de la sociedad del conocimiento revalúa la importancia del capital humano como transformador de todos los otros recursos de producción.
El área de desarrollo social es de absoluta prioridad en un momento en que la pobreza y la exclusión afectan a prácticamente la mitad de la población del país.
Articular la educación con el empleo, incorporando las exigencias del mundo de la producción en los contenidos que ofrece el sistema educativo. En esta línea fortalecer las escuelas técnicas y promover las carreras relacionadas en el nivel superior resultan caminos adecuados.

Un primer consenso es que el progreso no es tal si no es para todos. El progreso es un proceso inclusivo por naturaleza. Lo exige la dignidad del ser humano. Pero también involucra una cuestión práctica: sin inclusión, no hay progreso. Sin crecimiento, no habrá medios para atenuar la precariedad social y sin una adecuada atención del capital humano y de la cohesión social, no se podrá nunca iniciar un proceso profundo y sostenido de desarrollo económico. No se trata sólo de una aspiración: crecer es una obligación para volver a dar cabida a nuestros compatriotas que, afectados por la pobreza y el desempleo, quedaron fuera del sistema económico. Para que el progreso sea sustentable una condición indispensable es la creación permanente.
Otro consenso que ha surgido de este Coloquio es la necesidad de que la educación vuelva a ser el factor de igualación de oportunidades en la Argentina, como lo fue durante buena parte del siglo XX.
El avance de la sociedad del conocimiento revalúa la importancia del capital humano como transformador de todos los otros recursos de producción.
El área de desarrollo social es de absoluta prioridad en un momento en que la pobreza y la exclusión afectan a prácticamente la mitad de la población del país.
Articular la educación con el empleo, incorporando las exigencias del mundo de la producción en los contenidos que ofrece el sistema educativo. En esta línea fortalecer las escuelas técnicas y promover las carreras relacionadas en el nivel superior resultan caminos adecuados.