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“Las empresas que quieran trabajar en temas de diversidad e inclusión van a encontrar en los refugiados una enorme oportunidad”

22.07.2022 | DD.HH. y Empresa

Así lo afirma Mariana Gemignani, Directora de Fundraising de Fundación ACNUR Argentina. Los datos que está dejando el 2022 en materia de personas refugiadas y desplazadas, los desafíos en materia de inserción laboral, el papel del sector privado para comprometerse con los refugiados, y la invitación a sumarse a la campaña de "Ponchos Azules por la Paz", fueron algunos de los temas abordados.



¿Qué datos nos está dejando el 2022 en materia de personas refugiadas y desplazadas a nivel mundial?

Lamentablemente los números que arroja este año son altos. La cantidad de refugiados y desplazados alrededor del mundo está creciendo año tras año.

En 2022 estamos hablando en total de más de 100 millones de personas refugiadas y desplazadas. Para dimensionar un poco lo que el número significa, hay que entender que son más de dos Argentinas enteras. Si fuese un país, sería el decimocuarto más poblado del mundo. Este año pasamos la barrera de los 100 millones, cuando el año pasado hablábamos de 82 millones.

Los motivos se deben a emergencias y crisis que generan que muchas personas estén desplazadas hoy alrededor del mundo. Por ejemplo, la guerra en Siria que lleva 11 años, Yemen que ha generado más de 20 millones de personas refugiadas y desplazadas, y no quiero obviar la reciente crisis en Ucrania donde en menos de tres meses hubo más de 14 millones de personas desplazadas, siendo el desplazamiento más grande en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Todas ellas son millones de personas que tienen que ser asistidas en materia de emergencia humanitaria y acompañamiento, que es parte del trabajo que hace ACNUR.

Volviendo al número de los 100 millones, más del 40% son niñas y niños, lo que revela que también hay una gran problemática que tiene que ver con la niñez refugiada y desplazada. Y las causas del desplazamiento mayormente tienen que ver con los conflictos armados, la guerra, y la violencia.
 
Por eso en ACNUR hablamos de la paz, y de convocar al sector privado, tanto personas como  empresas, a sumarse a favor de esta causa en pos de la paz. Porque la única manera de que estas cifras comiencen a decrecer es a través de la paz, como un entendimiento común de la humanidad. Porque si eso no ocurre muy difícilmente estas cifras tomen otro curso. Y lamentablemente, durante los últimos 15 años las cifras todos los años han aumentado.


¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan las personas refugiadas en materia de inserción laboral?

Son muchos. Porque cuando una persona huye de su hogar o país para salvar su vida, se convierte en una persona refugiada. Llega a una nueva sociedad que lo recibe, y muchas veces ni siquiera habla el mismo idioma. Esa es una primera barrera, un primer gran desafío. Después hay muchos otros obstáculos, como puede ser la falta de entendimiento del sistema de empleo local, el desconocimiento de cuáles son los derechos y las obligaciones, el modo de empleabilidad del lugar, a veces hay falta de herramientas para poder trasladar la experiencia laboral y la trayectoria al nuevo contexto y mercado, dificultades que incluso tienen que ver con la documentación, la revalidación de títulos, etc.

Además, si bien en Argentina no es un gran problema, muchas veces ocurren situaciones que tienen que ver con la discriminación y los prejuicios.

Por eso uno de los grandes trabajos de ACNUR son los programas de reinserción social. Y la inclusión laboral es uno de los pilares centrales. Porque es fundamental para la integración en la sociedad, para la integración socioeconómica, y también para fortalecer la autonomía de esas personas y sus familias.


¿Cómo puede el sector privado comprometerse con los refugiados?

El sector privado es clave y estratégico. Nosotros en Fundación ACNUR trabajamos mucho en esta conversación, entendiendo al sector privado como las personas que pueden sumarse y apoyar la labor de ACNUR. Esto abarca tanto a Pymes, empresas nacionales, o multinacionales, las cuales juegan un rol fundamental.

Hay muchas maneras en las que el sector privado puede acompañar. ACNUR a nivel global tiene acuerdos con empresas globales y multinacionales que son muy buenos, y que marcan el camino y el ejemplo de lo mucho que se puede hacer en Argentina.

Las formas de colaborar van desde hacer donaciones, con cuyos fondos ACNUR puede llevar a cabo todos los programas que hace, tanto en Argentina como en el mundo, de apoyo a personas refugiadas y desplazadas. También hay una gran oportunidad de crear campañas en alianza. Por ejemplo, nosotros tenemos programas con empresas de “matching funds”, donde invitan a sus empleados y a sus clientes a sumarse con donaciones, y las propias empresas suman su aporte. Además, tenemos campañas a través de las cuales podemos vender un producto, o un servicio, a beneficio de ACNUR, que es lo que llamamos hacer marketing con causa. Y otro aspecto destacado, es que las empresas pueden jugar un rol clave en ayudarnos en la difusión de nuestro mensaje, porque para nosotros el sector privado es un canal enorme de comunicación que nos puede ayudar a potenciar nuestro mensaje a través de los círculos de influencia y de los ámbitos de interés de las empresas, de contar la problemática de las personas desplazadas, y para invitarlos a sumarse y comprometerse.

También quiero hacer mención a que en Argentina contamos con una oficina regional que trabaja  con el sector privado en buscar oportunidades que permitan la inserción laboral de las personas refugiadas y desplazadas. Porque el apoyo a emprendimientos particulares de personas refugiadas y desplazadas que hay en Argentina tiene que ver con la inclusión, y es otra de las piezas fundamentales y que solo es posible gracias al acompañamiento y el trabajo conjunto que se realiza con el sector privado en el país.


¿Qué beneficios tiene para una empresa incorporar a personas refugiadas?

Las empresas que quieran trabajar en temas de diversidad e inclusión van a encontrar en los refugiados una enorme oportunidad.

Toda persona refugiada que llega a un país trae su cultura, su experiencia, su profesionalismo. Y eso es muy rico en los ámbitos laborales. Todo ese intercambio cultural y profesional juega a favor del crecimiento de los equipos de trabajo de las empresas y de la sociedad en su conjunto.


¿En qué consiste la campaña de "Ponchos Azules por la Paz"?

En ACNUR decimos que los Ponchos Azules son todos los argentinos y argentinas que apoyan a los refugiados. El concepto de Poncho Azul viene del poncho como símbolo de nuestra cultura y orgullo nacional. El color azul tiene que ver con el color de las nubes, pero también con los cascos azules, que son las personas que pertenecen a las fuerzas de ayuda humanitaria que trabajan en el terreno. De esa combinación del poncho y del color azul surge la iniciativa, que es una manera de darle un nombre a todas las personas en Argentina que están comprometidas y que están a favor de apoyar a las personas refugiadas y desplazadas.

Cuando empezamos en el 2019, en Fundación ACNUR Argentina dimos con un informe de Ipsos que daba cuenta de que Argentina es uno de los países más solidarios del mundo con las personas refugiadas. Y, afortunadamente, es un estudio que se ha repetido a lo largo de los años, y cada año vuelve a dar al país como uno de los más abiertos, solidarios y empáticos con la problemática de los refugiados.

Desde ACNUR queremos invitar a toda la sociedad a sumarse a los Ponchos Azules como un símbolo, como una muestra de apoyo a las personas refugiadas. Todas las personas y las empresas pueden ser parte de los Ponchos Azules. Las empresas pueden ser sponsor oficiales y ayudarnos en la difusión del mensaje.

La realidad es que la respuesta en Argentina, tanto de las personas como de las empresas, viene siendo muy positiva. Hoy somos más de 430 mil Ponchos Azules en Argentina, y estamos muy orgullosos de poder contarlo.

La iniciativa busca poder seguir replicando nuestro mensaje, y es una invitación abierta a que cada vez más personas se sumen y, ojalá, podamos ser un millón de Ponchos Azules por la Paz, entendida como una gran oportunidad de tomar conciencia y de ser verdaderos agentes de cambio en pos de lo que necesita el mundo para resolver estos grandes problemas que enfrentamos.

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