Las Pymes certifican su responsabilidad y suman valor

03.04.2011 | Articulos de opinion

Laboratorios Victoria fue la primera empresa argentina en certificar y acreditar la norma SA 8000 en 2003, a instancias de uno de sus principales clientes. Un análisis del rol de las grandes empresas en la promoción de buenas prácticas hacia el resto de la cadena de producción y del impacto de la responsabilidad social empresaria en el clima laboral.


Laboratorios Victoria es una empresa que comenzó sus actividades en el año 1966, y que tiene dos plantas en Capital Federal. Vende insumos a importantes empresas del sector de la cosmética para la elaboración de esmalte para uñas y lápices labiales. No tiene marca propia, sino que provee a otras compañías tanto en el mercado nacional como en el internacional. Actualmente exporta hacia toda Latinoamérica.

Este trabajo frecuente con empresas más grandes puso al laboratorio en contacto con las nuevas tendencias de la responsabilidad social empresaria. Una de esas empresas, AVON inició en 1997 un proceso de exigirles a sus proveedores que certificaran un buen comportamiento en distintos puntos clave de su gestión.

”La idea de esta norma nos llegó a través de un cliente nuestro que es AVON. Ellos nos acercaron la norma SA 8000 de Responsabilidad Social, para que nosotros cumpliéramos, como proveedores de ellos, una serie de requisitos. Nos interesó mucho y redoblamos la apuesta y decidimos ser la primera empresa argentina en certificar y acreditar esta norma”, cuenta Diego Fernández, responsable de Recursos Humanos.

Roberto Rauscher, Gerente General de AVON, cuenta que esta iniciativa es una “decisión corporativa que tomamos en 1997, el mismo año que nuestra empresa certificó. De manera inmediata decidimos impulsar la aplicación a la cadena de abastecimiento de todas las filiales y es requisito para ser nuestro proveedor”.
“Es una excelente iniciativa, un positivo avance en la adopción de prácticas empresariales responsables e incorpora el concepto de mejora continua”, afirma Rauscher.

La Social Accountability 8000 (SA 8000) es una norma dedicada a mejorar el ambiente de trabajo y evitar la explotación laboral, a través de la aplicación voluntaria de estándares de trabajo en las empresas, combinados con verificaciones independientes e informes públicos.

“La norma es auditable y medible por terceras partes. Somos auditados por Bureau Veritas (BVQ), una consultora internacional, y nos comprometemos con el paso del tiempo, no sólo a certificar, sino a conservar todo lo que establece”, señala Fernández.

Laboratorios Victoria finalizó el arduo proceso de certificación en marzo de 2003 y se convirtió, de esta manera, en la primera firma de nuestro país en conseguir dicha certificación. “Se trata de responsabilidad social hacia dentro de la compañía, no sólo el accionar hacia la sociedad, sino con los trabajadores y su grupo familiar” explica el responsable de Recursos Humanos.

Entre otras cosas, la norma exige no utilizar mano de obra infantil, no imponer tareas inadecuadas, cuidar al individuo y sus pertenencias, implementar todo lo que tenga que ver con higiene y seguridad, respetar la libertad sindical, no permitir discriminación, aplicar la legislación vigente, cumplir los tratados internacionales como la Declaración de Derechos Humanos de la ONU y los Derechos del Trabador de la OIT.

”Otra de las exigencias es que nos obliga a auditar a nuestros proveedores, como en un efecto cascada”, enfatizó.

La Norma SA 800 se re-certifica cada tres años. Pero cada año hay una auditoría de mantenimiento realizada por BVQ. Sobre la presencia de un actor externo Fernández opina que “es muy interesante porque no sólo es lo que yo digo sino que lo vienen a ver. Una cosa es lo que yo puedo decir y lo que realmente hago. Vienen y se hacen entrevistas anónimas con el personal dentro de la compañía”.

Allí se verifica si la gente ha sido forzada a realizar horas extras, si ha sentido acoso o discriminación.

Hoy la empresa, a raíz de las exigencias de la norma, tiene un mecanismo de comunicación interna muy transparente, con buzones de sugerencias en todos los puntos de la empresa, y la Dirección se compromete a contestar todas las inquietudes. Esto ha cambiado mucho la relación con el personal, ha creado un mejor clima de trabajo. “La gente a través de la capacitación que se ha hecho se ha identificado con la Norma”, dice Fernández.

Los beneficios de la certificación se han extendido hacia la dimensión educativa: la empresa apoya los estudios primarios de los hijos de sus empleados, y está fomentando estudios terciarios y universitarios en sus mandos medios, con días de estudio y apoyos económicos.

A juicio de Diego Fernández “todo esto ha logrado que la gente se sienta muy comprometida con la norma y la sienta como propia”.

La empresa valora tanto el cambio positivo de este proceso que encaró por su cuenta una fuerte campaña de divulgación en distintos medios de comunicación, charlas en distintas universidades y escuelas, contando su experiencia.

En la dimensión externa de su RSE, Victoria colabora con muchas entidades de bien público, como la Asociación de Padrinos de Escuelas Rurales (APAER), junto con todo el personal enviando materiales didácticos y alimentos. Tuvieron que agrandar la cartelera de comunicación interna porque todo el mundo quiere participar.

Alejandro Langlois, Director de ComunicaRSE.