La Educación y la integración como factores de transformación social
En esta columna de opinión, Cecilia Barbon, Directora Ejecutiva de Fundación Acindar (Argentina) reflexiona sobre el rol del sector privado en el fortalecimiento del tejido social de una comunidad a través de la promoción del valor de la educación. Como protagonista en la gestión de programas de relaciones con la comunidad de la compañía, destaca la importancia de las asociaciones estratégicas con actores que compartan una misma visión de largo plazo sobre las temáticas abordadas en alianza.
LA EDUCACION Y LA INTEGRACIÓN COMO FACTORES DE TRANSFORMACION SOCIAL
Por Cecilia Barbon, Directora Ejecutiva de Fundación Acindar La educación es la columna vertebral para el desarrollo de cualquier nación. Políticas orientadas a fortalecer la calidad educativa contribuirán a disminuir la brecha entre ricos y pobres, favorecerán a crear sociedades más justas, democráticas e igualitarias, además de facilitar el empoderamiento de la ciudadanía y la participación.
Sin embargo, a pesar de los avances logrados a nivel mundial, se ha producido un estancamiento en la reducción del analfabetismo. Si bien las cifras son diversas, se estima que aún existen en el mundo alrededor de 800 millones de personas que no saben leer ni escribir.
Educación significa trabajo, y juventud, futuro. El desarrollo pleno de la juventud es de vital importancia para cualquier país. Por ello, como actores de la sociedad, debemos garantizar el acceso al trabajo de los más jóvenes, para generar una sociedad más justa e igualitaria. Y esto solo podrá lograrse a través de la educación y la participación.
Es claro que un sistema educativo sólido e inclusivo es vital para el crecimiento personal y profesional de los jóvenes. Sin embargo, en nuestro país a menudo existe una brecha entre las habilidades que los jóvenes poseen y las habilidades y experiencias que se requieren de ellos para ingresar en el mercado laboral.
Capacidades en áreas tales como liderazgo, trabajo en equipo y comunicación son tan importantes para el éxito de una persona como la ciencia y las matemáticas. Sin embargo, las oportunidades para desarrollar estas habilidades no siempre están disponibles y al alcance de muchos jóvenes de la Argentina.
En este contexto y bajo el compromiso de ser un verdadero brazo articulador, desde Fundación Acindar se comenzó a buscar una solución.
La creación de puentes:
Una de las primeras medidas adoptadas fue la búsqueda de un socio estratégico que tuviera el know how necesario para ayudar a los jóvenes a tener más éxito en el mercado de trabajo. Fue así como surgió la idea de trabajar junto a Ashoka, una organización sin fines de lucro que identifica e invierte en emprendedores sociales, personas con ideas innovadoras y prácticas, que buscan resolver las problemáticas de las comunidades más vulnerables.
Desde 1981, Ashoka ha apoyado a más de 2.000 emprendedores sociales líderes en todo el mundo, proporcionándoles apoyo profesional y facilitándoles el acceso a una red global de pares en más de 60 países.
Desde el año 2007, Fundación Acindar ha comenzado a trabajar mancomunadamente junto a Ashoka en el programa "Avancemos". La iniciativa busca inspirar y apoyar a los jóvenes para poner en marcha sus propias iniciativas sociales. En otras palabras, el programa busca que cientos de jóvenes se conviertan en verdaderos agentes de cambio.
En los últimos tres años, los proyectos que se han desarrollado como resultado de este trabajo conjunto han tenido impacto en más de 3.500 jóvenes residentes de las comunidades de San Nicolás y Villa Constitución. En total, 150 emprendedores han participado activamente en la creación de 22 proyectos sociales.
Además, 24 de los jóvenes que participaron en estos proyectos también fueron parte de las reuniones nacionales e internacionales en las que compartieron sus experiencias e intercambiaron ideas con otros jóvenes del programa "Avancemos", alrededor del mundo.
A lo largo de este tiempo, hemos aprendido que los jóvenes tienen un fuerte compromiso y una real vocación de trabajo en equipo, pero necesitan apoyo, estímulos y orientación para que sus ideas y sus sueños se hagan realidad.
Para la gran mayoría, participar activamente del programa significó además la posibilidad de planificar un proyecto a mediano y largo plazo, la elaboración y administración de un presupuesto, la investigación, el reclutamiento y muchas otras habilidades hoy requeridas en el mercado laboral.
Han pasado 3 años de aquel primer paso. Luego de una exitosa colaboración entre decenas de jóvenes, el programa sigue creciendo, poniéndose en marcha en la ciudad de Rosario y sus alrededores.
Pronto estaremos caminando nuevos senderos, intensificando la relación entre las organizaciones privadas y la ciudadanía activa, ampliando los alcances del programa pero por sobre todas las cosas, dejando una clara enseñanza: los jóvenes son el futuro. Por ello debemos garantizarles las bases necesarias para entre todos, impulsar el proyecto de país que como argentinos nos merecemos.