Nueva ley contra el Trabajo Infantil

25.07.2011 | Destacadas

El Congreso argentino convirtió en ley un proyecto que prohíbe explícitamente el trabajo infantil, una de las formas recurrentes de vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. La medida, además, eleva de 14 a 16 años la edad mínima permitida para desarrollar una tarea laboral.


 

Así, la Ley 26.390 modifica el nombre del capítulo VIII de la Ley de Contrato de Trabajo: ahora se llama De la Prohibición del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Adolescente, en lugar de Del Trabajo de los Menores. Al respecto, prohíbe todo tipo de actividad laboral, sea remunerativa o no, en los chicos menores de 16 años.
Ocurre que la norma elevó de 14 a 16 años la edad mínima de admisión al empleo adolescente, pero aclara que no podrán desarrollar tareas peligrosas o insalubres, ni tampoco realizar horas extras, en el marco de una jornada laboral reducida de seis horas diarias, manteniendo la equidad remunerativa. Antes, contempla una etapa transitoria, por lo que hasta mayo de 2010 la edad mínima será de 15 años. Después de esa fecha, quedará establecida finalmente en 16.
Publicada en el boletín oficial el 24 de junio último, la ley fue elaborada en una primera etapa por la diputada Fabiola Bianco, pero luego, cuando obtuvo media sanción, fue reformulada por un grupo de expertos y destacados en el tema quienes fueron convocados por la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), dependiente de la cartera laboral.
Otro de los aspectos centrales de la nueva legislación refiere a las llamadas empresas familiares. "Serán autorizados a trabajar con sus padres los chicos de entre 14 y 16 años, pero sólo si lo hacen en el marco de una actividad propia. Es decir, si la empresa familiar no integra el grupo económico, es proveedora o contratista de otra empresa", explicó a RIS-Argentina María del Pilar Rey Méndez, presidenta de la Conaeti.
Además, los chicos de esas edades podrán desempeñarse en empresas cuyo titular sea su padre, madre o tutor por no más de 3 horas diarias, siempre que no se trate de tareas penosas, peligrosas o insalubres y cumplan con la asistencia escolar. Para Rey Méndez, este aspecto es "trascendental" a fin de combatir el "fraude laboral".
"Es una norma antifraude, puesto que es muy común en las empresas, sobre todo agrícolas, utilizar el mecanismo de dar pequeñas parcelas a algunos trabajadores, minifundios, para hacerlo pasar como tercerización. Y así se desligan del trabajo infantil, dado que en esa actividad trabajan también los chicos para aumentar la producción, aunque sólo cobra el padre", comentó la funcionaria. Para que se aplique la nueva legislación, se implementarán inspecciones de trabajo que prevean "las funciones conducentes al cumplimiento de dicha prohibición", según consta en el documento de ley aprobado.
El monitoreo estará a cargo de cada una de las oficinas de fiscalización del trabajo, que dependen de las provincias. De todas formas, como las mismas están bajo la órbita del Ministerio de Trabajo de la Nación, recibirán capacitación sobre la nueva ley a fin de hacerla cumplir, aseguró la titular de la Coaneti.
Consultados en torno a la nueva ley, desde la Red Gesol -que desarrolla iniciativas en el marco del programa contra el trabajo infantil Proniño, de la Fundación Telefónica- destacaron como "un logro" la aprobación de la norma, aunque pusieron especial énfasis en advertir sobre la edad mínima requerida para ingresar al mercado laboral.
En ese sentido, la integrante de la Red Resol, Alicia Abbruzzese, co-coordinadora del proyecto Barrillete Blanco, señaló que la posibilidad de que los chicos comiencen a trabajar desde los 16 años -como lo establece la nueva ley- "contradice con la obligatoriedad de la escuela secundaria. O sea, los jóvenes en situación de riesgo, al poder trabajar, tienen más posibilidades de descuidar el estudio. Además, no hay un criterio unificado respecto de la mayoría de edad".
Por su parte, Nora Schulman, directora del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn) coincidió con Abbruzzese en sus afirmaciones, pero aclaró que la nueva ley no contempla "la mirada de todas las normas y convenios internacionales de protección de la niñez y juventud, en especial la nueva Ley Nacional de Infancia".
"Esta norma no expresa que el trabajo infantil es una violación a los derechos de los niños, que es algo esencial. La ley debería enfatizar esto, al tiempo que tendría que hacer una referencia directa a las normas, al menos argentinas, que protegen los derechos de los chicos. Además, para controlar su cumplimiento, tendrían que trabajar mancomunadamente las oficinas de inspección del trabajo con los sistemas de protección locales, si no será imposible combatir el trabajo a destajo, que afecta especialmente a las zonas rurales", resumió Schulman.
(Por Rosalía Costantino para RIS-Argentina)

Así, la Ley 26.390 modifica el nombre del capítulo VIII de la Ley de Contrato de Trabajo: ahora se llama De la Prohibición del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Adolescente, en lugar de Del Trabajo de los Menores. Al respecto, prohíbe todo tipo de actividad laboral, sea remunerativa o no, en los chicos menores de 16 años.
Ocurre que la norma elevó de 14 a 16 años la edad mínima de admisión al empleo adolescente, pero aclara que no podrán desarrollar tareas peligrosas o insalubres, ni tampoco realizar horas extras, en el marco de una jornada laboral reducida de seis horas diarias, manteniendo la equidad remunerativa. Antes, contempla una etapa transitoria, por lo que hasta mayo de 2010 la edad mínima será de 15 años. Después de esa fecha, quedará establecida finalmente en 16.

Publicada en el boletín oficial el 24 de junio último, la ley fue elaborada en una primera etapa por la diputada Fabiola Bianco, pero luego, cuando obtuvo media sanción, fue reformulada por un grupo de expertos y destacados en el tema quienes fueron convocados por la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), dependiente de la cartera laboral.
Otro de los aspectos centrales de la nueva legislación refiere a las llamadas empresas familiares. "Serán autorizados a trabajar con sus padres los chicos de entre 14 y 16 años, pero sólo si lo hacen en el marco de una actividad propia. Es decir, si la empresa familiar no integra el grupo económico, es proveedora o contratista de otra empresa", explicó a RIS-Argentina María del Pilar Rey Méndez, presidenta de la Conaeti.

Además, los chicos de esas edades podrán desempeñarse en empresas cuyo titular sea su padre, madre o tutor por no más de 3 horas diarias, siempre que no se trate de tareas penosas, peligrosas o insalubres y cumplan con la asistencia escolar. Para Rey Méndez, este aspecto es "trascendental" a fin de combatir el "fraude laboral".
"Es una norma antifraude, puesto que es muy común en las empresas, sobre todo agrícolas, utilizar el mecanismo de dar pequeñas parcelas a algunos trabajadores, minifundios, para hacerlo pasar como tercerización. Y así se desligan del trabajo infantil, dado que en esa actividad trabajan también los chicos para aumentar la producción, aunque sólo cobra el padre", comentó la funcionaria. Para que se aplique la nueva legislación, se implementarán inspecciones de trabajo que prevean "las funciones conducentes al cumplimiento de dicha prohibición", según consta en el documento de ley aprobado.
El monitoreo estará a cargo de cada una de las oficinas de fiscalización del trabajo, que dependen de las provincias. De todas formas, como las mismas están bajo la órbita del Ministerio de Trabajo de la Nación, recibirán capacitación sobre la nueva ley a fin de hacerla cumplir, aseguró la titular de la Coaneti.

Consultados en torno a la nueva ley, desde la Red Gesol -que desarrolla iniciativas en el marco del programa contra el trabajo infantil Proniño, de la Fundación Telefónica- destacaron como "un logro" la aprobación de la norma, aunque pusieron especial énfasis en advertir sobre la edad mínima requerida para ingresar al mercado laboral.
En ese sentido, la integrante de la Red Resol, Alicia Abbruzzese, co-coordinadora del proyecto Barrillete Blanco, señaló que la posibilidad de que los chicos comiencen a trabajar desde los 16 años -como lo establece la nueva ley- "contradice con la obligatoriedad de la escuela secundaria. O sea, los jóvenes en situación de riesgo, al poder trabajar, tienen más posibilidades de descuidar el estudio. Además, no hay un criterio unificado respecto de la mayoría de edad".
Por su parte, Nora Schulman, directora del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn) coincidió con Abbruzzese en sus afirmaciones, pero aclaró que la nueva ley no contempla "la mirada de todas las normas y convenios internacionales de protección de la niñez y juventud, en especial la nueva Ley Nacional de Infancia".

"Esta norma no expresa que el trabajo infantil es una violación a los derechos de los niños, que es algo esencial. La ley debería enfatizar esto, al tiempo que tendría que hacer una referencia directa a las normas, al menos argentinas, que protegen los derechos de los chicos. Además, para controlar su cumplimiento, tendrían que trabajar mancomunadamente las oficinas de inspección del trabajo con los sistemas de protección locales, si no será imposible combatir el trabajo a destajo, que afecta especialmente a las zonas rurales", resumió Schulman.
(Por Rosalía Costantino para RIS-Argentina)