Una mirada a la evolución de la RSE

25.08.2011 | América Latina

Paul Martin, Representante de UNICEF en Colombia analiza en este artículo publicado en El Tiempo analiza el desarrollo de la RSE en Colombia. "El solo cumplimiento de la ley no hace a las empresas socialmente responsables", afirma. Aunque la práctica de la RSE se va consolidando en Colombia, aún se defiende la idea de que las empresas son socialmente responsables cuando cumplen las obligaciones legales o hacen obras de caridad. Para Martin, la RSE "implica la decisión libre de los empresarios de sumergirse en un proceso de cambio social para asegurar el cumplimiento de los derechos comunes y el mejoramiento de las condiciones de vida del gran núcleo social excluido".


 

Aunque la práctica de la responsabilidad social empresarial se va consolidando en Colombia, aún se defiende la idea de que las empresas son socialmente responsables cuando cumplen las obligaciones legales o hacen obras de caridad y donan a causas sociales. Ahora, cuando tiene lugar en Bogotá 'Colombia Responsable', es útil analizar cómo las empresas pueden hacer realidad su responsabilidad social y aportar en los cambios sociales que requiere el país y en la protección de los derechos de su niñez.
En un Estado social de derecho, dar empleo y pagar lo justo a los trabajadores, así como pagar los impuestos y obligaciones legales ambientales, es una condición que deben cumplir todas las empresas como requisito mínimo de su supervivencia. El solo cumplimiento de la ley no hace a las empresas socialmente responsables. Las donaciones, la caridad, el dar a unos pocos lo que nos sobra, tampoco es responsabilidad social. Aún se discute si este tipo de caridad es bueno porque ayuda a alguien o malo por la dependencia en la que mantiene a quien recibe la limosna.
Sin desmeritar esta labor, ciertamente hay una gran diferencia entre estas acciones y la responsabilidad social empresarial.
Hay empresas con un desarrollado concepto de filantropía que han pasado de las donaciones puntuales o los actos de caridad a crear sus propias fundaciones o entregar fondos a instituciones sociales, incluyendo a UNICEF. A veces estos proyectos apuntan al desarrollo: por ejemplo, escuelas que mejoran las posibilidades de niños desfavorecidos o clínicas que mejoran su salud. A veces son formas de publicidad positiva o intentos de 'lavar imagen', especialmente si la empresa no cumple con la ley. Muchos de estos esfuerzos son poco más que caridad a escala mayor.
La responsabilidad social empresarial implica la decisión libre de los empresarios de sumergirse en un proceso de cambio social para asegurar el cumplimiento de los derechos comunes y el mejoramiento de las condiciones de vida del gran núcleo social excluido. Las empresas socialmente responsables promueven leyes para construir una nación justa, intervienen en la discusión de políticas públicas y combinan su peso social y sus recursos financieros en los cambios que requiere el país.
UNICEF quiere trabajar con estas empresas y sus líderes para que los derechos de los niños y adolescentes colombianos se cumplan y protejan. Se trata de convertir los derechos en hechos y aplicar la inteligencia y los recursos en programas que lleven al país a cumplir con las Metas de Desarrollo del Milenio. De este modo, Colombia podrá llamarse socialmente responsable.

Aunque la práctica de la responsabilidad social empresarial se va consolidando en Colombia, aún se defiende la idea de que las empresas son socialmente responsables cuando cumplen las obligaciones legales o hacen obras de caridad y donan a causas sociales. Ahora, cuando tiene lugar en Bogotá 'Colombia Responsable', es útil analizar cómo las empresas pueden hacer realidad su responsabilidad social y aportar en los cambios sociales que requiere el país y en la protección de los derechos de su niñez.
En un Estado social de derecho, dar empleo y pagar lo justo a los trabajadores, así como pagar los impuestos y obligaciones legales ambientales, es una condición que deben cumplir todas las empresas como requisito mínimo de su supervivencia. El solo cumplimiento de la ley no hace a las empresas socialmente responsables. Las donaciones, la caridad, el dar a unos pocos lo que nos sobra, tampoco es responsabilidad social. Aún se discute si este tipo de caridad es bueno porque ayuda a alguien o malo por la dependencia en la que mantiene a quien recibe la limosna.

Sin desmeritar esta labor, ciertamente hay una gran diferencia entre estas acciones y la responsabilidad social empresarial.
Hay empresas con un desarrollado concepto de filantropía que han pasado de las donaciones puntuales o los actos de caridad a crear sus propias fundaciones o entregar fondos a instituciones sociales, incluyendo a UNICEF. A veces estos proyectos apuntan al desarrollo: por ejemplo, escuelas que mejoran las posibilidades de niños desfavorecidos o clínicas que mejoran su salud. A veces son formas de publicidad positiva o intentos de 'lavar imagen', especialmente si la empresa no cumple con la ley. Muchos de estos esfuerzos son poco más que caridad a escala mayor.

La responsabilidad social empresarial implica la decisión libre de los empresarios de sumergirse en un proceso de cambio social para asegurar el cumplimiento de los derechos comunes y el mejoramiento de las condiciones de vida del gran núcleo social excluido. Las empresas socialmente responsables promueven leyes para construir una nación justa, intervienen en la discusión de políticas públicas y combinan su peso social y sus recursos financieros en los cambios que requiere el país.
UNICEF quiere trabajar con estas empresas y sus líderes para que los derechos de los niños y adolescentes colombianos se cumplan y protejan. Se trata de convertir los derechos en hechos y aplicar la inteligencia y los recursos en programas que lleven al país a cumplir con las Metas de Desarrollo del Milenio. De este modo, Colombia podrá llamarse socialmente responsable.