El emprendimiento social: Estructura organizativa, retos y perspectivas de futuro
El IESE ha publicado un nuevo documento denominado “El emprendimiento social: Estructura organizativa, retos y perspectivas de futuro”. Según los autores, la poca eficacia de los programas gubernamentales de gran envergadura han demostrado un creciente interés por el emprendimiento social a la hora de afrontar importantes problemas sociales, todo ello ligado a un aumento del número de personas que sienten la necesidad de proponer iniciativas para paliarlos.
Las líneas de investigación más recientes en este campo señalan la necesidad de desplazar el foco de atención desde la figura del emprendedor (sus características personales, habilidades, etc.) y los frutos de su iniciativa, hacia el proceso de generación de valor social y el funcionamiento interno de la empresa social.
Por otra parte, para generar valor social, el emprendedor utiliza ideas innovadoras cuya implementación se ve limitada por la escasez de recursos. De hecho, la obtención de financiación es uno de los retos más importantes a los cuales se enfrenta un emprendedor social. Aunque atraer recursos es una de las principales preocupaciones de cualquier emprendedor, en el caso particular del emprendedor social la situación puede resultar aún más ardua ya que, a diferencia del resto de empresas, el producto que se presenta a los inversores no tiene por qué ofrecerles un rendimiento económico atractivo a largo plazo.
Aunque el crecimiento de la actividad emprendedora social en las últimas décadas ha fomentado la aparición de numerosas organizaciones dedicadas a la financiación de este tipo de iniciativas, el actual contexto de restricción del crédito y la proliferación de emprendedores sociales han generado una mayor competencia en la captación de fondos. Las dificultades son mayores si, además, existen trabas en el flujo de capital entre inversores y emprendedores. Reducir al máximo estas dificultades es crucial, puesto que el tiempo y esfuerzo que el emprendedor destina en buscar recursos es tiempo y esfuerzo que no se dedica a la actividad emprendedora propiamente dicha.
Un estudio presentado por la Comisión Europea (CE) el pasado año identificaba tres de estas trabas al flujo de capitales: la falta de información clara y comparable sobre fondos que invierten en proyectos empresariales sociales; la dificultad a la hora de medir o determinar el impacto social de un proyecto; y la falta de adaptación de los fondos a las necesidades de las empresas sociales. Con el objetivo de reducir estas limitaciones y facilitar el movimiento de capital entre países de la Unión Europea (UE), la CE puso sobre la mesa en diciembre de 2011 una propuesta para estimular y regular la financiación de las empresas sociales. Dado que actualmente el 10% de los negocios europeos son empresas sociales y estas emplean a 11 millones de trabajadores, deberíamos celebrar iniciativas como la promovida por la CE ya que, en caso de ser bien aplicada, puede contribuir al desarrollo del emprendimiento social en Europa, donde goza de menos arraigo que en otras regiones industrializadas como Estados Unidos.
Por último, en el cuarto apartado de este Cuaderno se habla de otros obstáculos con los cuales tienen que lidiar frecuentemente los emprendedores sociales, como pueden ser la dificultad para promocionar la iniciativa, o las trabas a la contratación de talento con que se encuentran y, por consiguiente, a la profesionalización de la actividad. En el mismo apartado, se discuten también las perspectivas de futuro auguradas para este colectivo de emprendedores.