Los primeros días de junio el periódico The Guardian presentó una investigación que denunciaba a empresas alimentarias por comercializar pescado y mariscos obtenidos con mano de obra esclavizada en Tailandia. Entre las denuncias de malas condiciones laborales de trabajadores tailandeses e inmigrantes se destacaban las jornadas de 20 horas sin cobrar, situaciones de torturas e incluso asesinatos.

Carrefour anunció que suspende las compras de marisco a Tailandia, aplica el principio de precaución y hasta que no se aclare el tema, deja de comprar al Grupo Charoen Pokphand Foods (CP Foods), el mayor productor de camarones y gambas del país asiático. Carrefour asegura llevar a cabo auditorías sociales anuales de la planta de procesamiento de CP Foods y nunca haber detectado ninguna anormalidad. Se cuestiona que las auditorías se hacen en planta y no en la flota pesquera. 

En un comunicado oficial la empresa afirmó lo siguiente: “Carrefour condena enérgicamente, de ser ciertos, los alegatos reportados por the Guardian en relación con el origen de las gambas compradas a una empresa tailandesa.  Como medida de precaución, Carrefour ha decidido suspender inmediatamente sus compras directas o indirectas a esta empresa hasta que se aclare la situación. Carrefour, como lo ha hecho regularmente, llevó a cabo en julio de 2013 una auditoría social de la planta de procesamiento de la empresa, que no reveló nada anormal en ese momento.”

CP Foods también fue denunciado por comprar harina de pescado para alimentar a los camarones en los criaderos, que procede de proveedores que operan barcos de pesca tripulados por trabajadores esclavos. La empresa declaró conocer la situación laboral de los trabajadores en los barcos pero afirma no haber podido modificar la situación a través de planes de mejora. 

Otras cadenas se están sumando a la iniciativa de Carrefour como el caso de los supermercados belgas Colruyt que han comunicado que van a devolver todo lo adquirido a CP Foods.