El turismo se asoma a la era de la diferenciación y la sustentabilidad

23.09.2014 | Articulos

Al rescate de patrimonios naturales y culturales, los líderes de la industria del turismo llaman a respetar la diversidad y liderar desarrollos limpios. Impacto ambiental, activos culturales, huella ecológica, marcas colectivas, desarrollo de comunidades. La agenda de los operadores turísticos está cambiando y la sustentabilidad se convirtió en eje de las discusiones. El consultor Gabriel Llorens nos comparte en este artículo las principales conclusiones de la Cumbre del Consejo Mundial de Viajes & Turismo (WTTC) realizada este mes en Perú.


 

El turismo se asoma a la era de la diferenciación y la sustentabilidad
Al rescate de patrimonios naturales y culturales, los líderes de la industria del turismo llaman a respetar la diversidad y liderar desarrollos limpios
LIMA, septiembre. 
Impacto ambiental, activos culturales, huella ecológica, marcas colectivas, desarrollo de comunidades. La agenda de los operadores turísticos está cambiando y la sustentabilidad se convirtió en eje de las discusiones de la Cumbre del Consejo Mundial de Viajes & Turismo (WTTC) realizada este mes en Perú, el país con la mayor tasa de crecimiento de la industria en América Latina en la última década.
Operadores, hoteleres y directivos de líneas áreas compartieron con ministros, secretarios de gobierno y representantes de ONGs dos jornadas de trabajo en las que el desafío de inversión en infraestructuras se discutía al mismo tiempo que el impacto de los viajes en los ecosistemas y la necesidad de sumar a los sectores más castigados en un desarrollo integrador.
“Necesitamos una gastronomía sostenible en el tiempo que contribuya al desarrollo del Perú”, desafió Gastón Acurio, cocinero, escritor y empresario, fundador de Astrid & Gastón, el mejor restaurant de América Latina. Es ideólogo de la llamada cocina social, que revolucionó la gastronomía y explica buena parte del boom turístico limeño. 
Acurio, quien hace días anunció que deja la cocina de su restaurant más emblemático para emprender un viaje político y gastronómico por todo el país, fue también quien fijó retos para los próximos 10 años: “Debemos recuperar ríos contaminados, proteger nuestro litoral, desarrollar una pesca justa y valiosa para los pescadores, rescatar valles, crear marcas colectivas y nuevas denominaciones de origen, rescatar los mercados distritales valorizando la experiencia mágica de ir al mercado; propiciar centros de investigación y formación técnica”.  “Es la era de la diferenciación”, aseguró el chef.
El presidente de la WTTC, David Scowsill, pidió “transitar ese camino crítico que nos ubica entre la promoción de la experiencia de las grandes maravillas naturales y, al mismo tiempo, su protección para las generaciones futuras”.  Para Latinoamérica, la contribución total del sector Viajes y Turismo fue de u$s 387,6 mil millones el año pasado, equivalente a 8,8% de su PBI y sostiene a más de 16 millones de puestos de trabajo, de acuerdo a estudios de la WTTC con sede en Londres. Los expertos pronostican un crecimiento promedio de 3,9% por año a lo largo de la próxima década, de allí la preocupación en el impacto social y ambiental de ese desarrollo. 
El sudafricano Brett Tollman, CEO de The Travel Corporation, advirtió sobre “la globalización que homogeneiza destinos con marcas globales de moda y comida. Las huellas humanas, la naturaleza y otras fuerzas e influencias desgastan la cultura de un país. Sin la diversidad y el patrimonio cultural, seríamos todos más o menos lo mismo y pocas ganas tendríamos de viajar a Europa, América del sur o África”.
En un discurso con claras señales para inversores internacionales, el Presidente Ollanta Humala definió al turismo como “una actividad que no tiene límites, moviliza, genera trabajo y conocimiento de la diversidad cultural”. Su ministra del área, Magalí Silva, explicó que en 10 años el país cuadriplicó los ingresos del sector y que el gran desafío es “convertir a la actividad turística en una herramienta de desarrollo económico, ambiental y cultural”.
Hacia el cierre de la conversación fue más claro el rol de las grandes empresas: “Un tercio de nuestro negocio son las convenciones y los pedidos de cotización internacional ahora vienen siempre con un capítulo dedicado a la huella ecológica de nuestro servicio”, explicó Sergio Rivera, presidente para las Américas de Starwood Hotels, dueña de cadenas hoteleras de lujo como Sheraton, Westin y St. Regis entre otras.
Desde el tercer sector llegaron alertas ambientales y económicas. Jim Sano, vicepresidente de la World Wilde Foundation, pidió a quienes tienen posiciones de liderazgo “inspirar a sus clientes y accionistas sobre el valor que representa tomar decisiones de sustentabilidad” ya que finalmente “se van a traducir en un beneficio financiero”.
El sector, muchas veces relegado en las grandes mesas de discusión económicas, dice presente con fuerza y advierte sobre sus propios riesgos de crecimiento.  Así como, en palabras de Silva, “los turistas quieren ser viajeros”; de igual modo la “industria sin humo” quiere ser sinónimo de riqueza y diversidad, desde la preservación y el crecimiento armónico de las comunidades. O al menos intentarlo.

Impacto ambiental, activos culturales, huella ecológica, marcas colectivas, desarrollo de comunidades. La agenda de los operadores turísticos está cambiando y la sustentabilidad se convirtió en eje de las discusiones de la Cumbre del Consejo Mundial de Viajes & Turismo (WTTC) realizada este mes en Perú, el país con la mayor tasa de crecimiento de la industria en América Latina en la última década.

Operadores, hoteleres y directivos de líneas áreas compartieron con ministros, secretarios de gobierno y representantes de ONGs dos jornadas de trabajo en las que el desafío de inversión en infraestructuras se discutía al mismo tiempo que el impacto de los viajes en los ecosistemas y la necesidad de sumar a los sectores más castigados en un desarrollo integrador.

Necesitamos una gastronomía sostenible en el tiempo que contribuya al desarrollo del Perú”, desafió Gastón Acurio, cocinero, escritor y empresario, fundador de Astrid & Gastón, el mejor restaurant de América Latina. Es ideólogo de la llamada cocina social, que revolucionó la gastronomía y explica buena parte del boom turístico limeño. Acurio, quien hace días anunció que deja la cocina de su restaurant más emblemático para emprender un viaje político y gastronómico por todo el país, fue también quien fijó retos para los próximos 10 años: “Debemos recuperar ríos contaminados, proteger nuestro litoral, desarrollar una pesca justa y valiosa para los pescadores, rescatar valles, crear marcas colectivas y nuevas denominaciones de origen, rescatar los mercados distritales valorizando la experiencia mágica de ir al mercado; propiciar centros de investigación y formación técnica”.  “Es la era de la diferenciación”, aseguró el chef.

El presidente de la WTTC, David Scowsill, pidió “transitar ese camino crítico que nos ubica entre la promoción de la experiencia de las grandes maravillas naturales y, al mismo tiempo, su protección para las generaciones futuras”. 

Para Latinoamérica, lacontribución total del sector Viajes y Turismo fue de u$s 387,6 mil millones el año pasado, equivalente a 8,8% de su PBI y sostiene a más de 16 millones de puestos de trabajo, de acuerdo a estudios de la WTTC con sede en Londres.

Los expertos pronostican un crecimiento promedio de 3,9% por año a lo largo de la próxima década, de allí la preocupación en el impacto social y ambiental de ese desarrollo. El sudafricano Brett Tollman, CEO de The Travel Corporation, advirtió sobre “la globalización que homogeneiza destinos con marcas globales de moda y comida. Las huellas humanas, la naturaleza y otras fuerzas e influencias desgastan la cultura de un país. Sin la diversidad y el patrimonio cultural, seríamos todos más o menos lo mismo y pocas ganas tendríamos de viajar a Europa, América del sur o África”.

En un discurso con claras señales para inversores internacionales, el Presidente Ollanta Humala definió al turismo como “una actividad que no tiene límites, moviliza, genera trabajo y conocimiento de la diversidad cultural”. Su ministra del área, Magalí Silva, explicó que en 10 años el país cuadriplicó los ingresos del sector y que el gran desafío es “convertir a la actividad turística en una herramienta de desarrollo económico, ambiental y cultural”.

Hacia el cierre de la conversación fue más claro el rol de las grandes empresas: “Un tercio de nuestro negocio son las convenciones y los pedidos de cotización internacional ahora vienen siempre con un capítulo dedicado a la huella ecológica de nuestro servicio”, explicó Sergio Rivera, presidente para las Américas de Starwood Hotels, dueña de cadenas hoteleras de lujo como Sheraton, Westin y St. Regis entre otras.Desde el tercer sector llegaron alertas ambientales y económicas.

Jim Sano, vicepresidente de la World Wilde Foundation, pidió a quienes tienen posiciones de liderazgo “inspirar a sus clientes y accionistas sobre el valor que representa tomar decisiones de sustentabilidad” ya que finalmente “se van a traducir en un beneficio financiero”.

El sector, muchas veces relegado en las grandes mesas de discusión económicas, dice presente con fuerza y advierte sobre sus propios riesgos de crecimiento.  Así como, en palabras de Silva, “los turistas quieren ser viajeros”; de igual modo la “industria sin humo” quiere ser sinónimo de riqueza y diversidad, desde la preservación y el crecimiento armónico de las comunidades. O al menos intentarlo.