“Interface está evolucionando desde la producción de alfombras Cero Emisiones a productos que capturan Carbono”

02.10.2018 | Entrevistas

ComunicaRSE dialogó con Erin Meezan, Vicepresidenta y Directora de Sustentabilidad de Interface, el fabricante de alfombras más grande del mundo, durante su visita al Sustainable Brands Buenos Aires.  Creadora de la nueva estrategia “Climate Take Back”,  Erin Meezan describió la nueva ambición de la empresa para pasar de la mitigación a la captura de emisiones de carbono en sus productos. Además, describió la importancia de involucrar a los proveedores en los nuevos procesos de economía circular y el poder de influencia que tienen las empresas para cambiar su cadena. 


¿En qué consiste el objetivo de Cero Residuos de Interface y cómo se vincula con la economía circular?

"Para nuestra empresa el enfoque en la sostenibilidad y la economía circular son parte de un mismo compromiso estratégico de convertirnos en una empresa regenerativa y sostenible. Este compromiso implica reducir nuestro impacto negativo ambiental y potenciar nuestros impactos positivos. El problema de los desperdicios y la gestión de residuos es clave en este sentido. Como fabricante de productos tenemos una enorme responsabilidad en reducir los desperdicios que se generan en la producción, por ejemplo al cortar una alfombra para satisfacer los requerimientos del cliente. En el proceso de corte se generan excesos y residuos que buscamos reducir al máximo. Este es nuestro objetivo de cero desperdicios. Para ello realizamos adaptaciones tecnológicas en el corte de las alfombras para evitar esos retazos de alfombra que terminan en la basura.
Nuestro segundo objetivo es desarrollar la capacidad de recuperar productos de otros mercados y reciclarlos en nuevos productos de nuestra empresa. Por ejemplo, utilizar desechos plásticos de otras industrias para producir alfombras. Entonces tenemos esta visión de economía circular dentro de la fábrica porque no queremos que desperdiciar material y una visión externa porque buscamos rediseñar nuestras alfombras para que sean de material reciclado".

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta Interface para lograr esta circularidad?

“Al iniciar nuestra estrategia el mayor desafío era el cambio de comportamiento y mentalidad de nuestros empleados. Hace años solíamos tener contenedores de basura al final de la línea de producción, por lo que era una práctica común para los empleados cortar las alfombras y tirar las sobras o retazos a la basura. Lo primero que debimos hacer fue cambiar estos comportamientos y para ello una primera acción fue enviar a nuestro equipo de sustentabilidad a las fábricas a sensibilizar a los empleados. El equipo se encargaba de juntar las sobras de alfombras y las pegaban en una pizarra y les escribía encima el valor monetario de esas sobras para finalizar diciendo: ‘esto no es sólo un retaso, una sobra o basura sino es dinero que estamos tirando a la basura’.

Un segundo desafío estaba más vinculado a la tecnología. Debimos trabajar para ajustar las máquinas para ser más eficientes en los cortes de las alfombras. Y un tercer desafío fue trabajar con nuestros proveedores de maquinaria para que nos provean de equipos más avanzados que ayuden a evitar desperdicios en la producción”.

Trabajar con los proveedores es un asunto clave para lograr la economía circular, ¿cómo lograron involucrar a los proveedores de Interface en este proceso?

“El primer paso fue pedirles que trabajen con nosotros ajustando sus máquinas. Esto fue algo simple y fácil de lograr porque no implicaba inversiones grandes en innovación sino más bien trabajar con nosotros en ideas para mejorar los procesos. Pero luego aumentamos las ambiciones y les pedimos a los proveedores que logren que el 100% de nuestra materia prima sea reciclada o proveniente de materiales biológicos. Para que esto se logre los proveedores necesitaban cambiar su modelo de negocio. En aquel momento ningún proveedor podía responder a estos pedidos y por ello emprendimos la idea de generar alianzas para lograr estos objetivos.  Iniciamos con una conferencia para nuestra cadena de valor con el objetivo de compartir nuestra visión de sustentabilidad con nuestros proveedores y mostrar los beneficios económicos que este modelo traía a nuestra empresa. Poner sobre la mesa estos argumentos económicos ayudó a convencer a nuestros proveedores de cambiar su forma de pensar la sustentabilidad. Como segundo paso les ofrecimos invertir en conjunto en innovaciones tecnológicas. Así cuando un proveedor iba a pedir un préstamo bancario para hacer cambios tecnológicos era mucho más fácil que se lo otorgaran si contaban con  un gran comprador que lo apoyara.

En resumen, les dimos a nuestros proveedores tres razones para migrar hacia la sustentabilidad: primero les ayudamos a invertir en innovación, segundo nos comprometimos a comprarles todo lo que producieran, y tercero les dijimos que les daríamos la mayor parte de nuestro negocio a aquellos que logren incorporar estos criterios de sustentabilidad. Lo pudimos hacer porque somos una empresa pequeña. Quizás si fuéramos grandes como Walmart podríamos dejar de comprar a los que no se ajusten a los objetivos, pero no es nuestro caso, nosotros debíamos apoyar a la cadena en esta transición".

¿Considera usted que es responsable dejar fuera del negocio a los proveedores que no se adapten a los nuevos criterios de sustentabilidad? ¿Qué sucede con el impacto de esta decisión sobre las economías regionales y las pymes?

“Por supuesto que no es nada responsable cerrar la puerta a los proveedores. Y es más, agregaría que esto genera otro riesgo aún más grande porque aquel proveedor dejará de venderte pero le seguirá vendiendo su producto no sostenible a otros e incrementará su impacto negativo. Creo que las empresas tienen un gran poder de influencia para cambiar los modelos de negocio de sus proveedores en un sentido positivo o negativo. Es parte de su responsabilidad. Nosotros no podemos darnos el lujo de excluir proveedores por eso nuestra estrategia es de apoyo”.

Este año lanzaron una iniciativa llamada “Netwave” para utilizar el plástico de los océanos como materia prima de sus productos, ¿en qué consiste esta iniciativa?

“Lo que aprendimos al incorporar la economía circular a nuestro negocio fue que un asunto clave es que si queríamos sumar más materia prima reciclada a nuestra cadena de suministro debíamos buscar nuevos materiales para reciclar. Al buscar estos materiales descubrimos que el mayor residuo del mundo está en los océanos y es basura plástica. Y nos preguntamos cómo podíamos transformar estos materiales en productos. Llegamos a este descubrimiento años atrás mientras trabajamos a la par de nuestro proveedor de nylon.

El proveedor nos comentó que las empresas que fabrican redes de pesca tenían muchos residuos que no se podían devolver al ciclo de producción pero que nosotros podíamos aprovecharlo como materia prima para producir alfombras.

Llevamos esta idea a otro nivel y diseñamos un programa para sacar estas redes de pesca del océano y meterlas en nuestra producción y así comenzamos a involucrarnos en los temas de contaminación plástica en océanos. A fines del año pasado se acercó a nosotros la empresa Dell interesada en nuestra experiencia con comunidades pesqueras de Filipinas y África. Era un programa muy interesante porque además de reducir el impacto de los desechos pesqueros apoyábamos el desarrollo social y económico de las comunidades que trabajaban con nosotros en la recolección de estas redes. Dell quería hacer algo parecido pero con otro tipo de desecho plástico marino. Así fue como decidimos sumar a varias compañías para hacerlo juntas y escalar el proyecto. Hoy somos cuatro empresas que usamos los desechos plásticos marinos dentro de nuestra cadena de suministro”.

¿Cuáles son los próximos pasos en su estrategia de economía circular y cómo se vincula a la nuestra estrategia “Climate Take Back” lanzada este año?

“Creemos que hay un verdadero argumento climático para avanzar en un enfoque más circular. Descubrimos que las implicancias climáticas de usar materia prima reciclada eran muy grandes, el impacto positivo era enorme. Iniciamos reduciendo a la mitad nuestro material virgen y nuestra huella de carbono se redujo considerablemente. Creemos que la economía circular y la lucha contra el cambio climático son parte de una misma estrategia. Nuestra estrategia de reciclaje es una estrategia de cambio climático.

Otra conclusión a la que llegamos es que hace 24 años estamos trabajando en sustentabilidad pero debemos ir más allá porque no es suficiente para lograr las ambiciosas metas climáticas del Acuerdo de París.

Ya no bastaba con proponernos ser cero emisiones o cero residuos, debíamos ir más allá.

Así nació la estrategia ‘Climate Take Back’ con objetivos climáticos más agresivos que ayuden a revertir el calentamiento global. Entonces el paso siguiente es que hay un exceso de emisiones de carbono que hay que captar y remover del ambiente. ‘Climate Take Back’ se propone ir más allá de la mitigación y pasar a la captación de emisiones. Hoy existe tecnología para la captura directa de emisiones que literalmente extrae CO2 del aire para transformarlo en plástico. Nuestro objetivo es usar materiales que estén hechos de carbono capturado por esta tecnología. Pasamos de la idea de crear alfombras que sean cero emisiones a producir alfombras que capturen emisiones.

El tercer paso de ‘Climate Take Back’ es producir sin impactos en el ambiente,  con foco en la protección de los bosques, suelos y océanos. Para ello lanzamos programas focalizados y comenzamos a trabajar para adaptar nuestras fábricas y oficinas para que sean más ecoeficientes y logren capturar carbono de la forma que lo hace un ecosistema”.

¿Qué opina de las empresas en América Latina, cree que están preparadas para enfrentar este enfoque superador de captura de emisiones?

“Creo que el primer paso es que las empresas latinoamericanas superen el miedo de estar lejos de estos objetivos. En 2016 nosotros estábamos muy lejos de lograr una alfombra que capture carbono pero gracias al impulso de nuestro CEO logramos lanzar un programa piloto. Lo que les recomiendo a las empresas es que se arriesguen, que armen programas piloto, que comiencen con algo pequeño.
Las empresas latinoamericanas tienen un gran potencial para lograr estos objetivos y tienen además una biodiversidad única que proteger. Los bosques y océanos que los rodean son los mayores captadores de carbono del mundo. Las empresas tienen una gran oportunidad de proteger estos recursos a través de su poder de compra. Es decir, dejar de comprar a proveedores que destruyen el ecosistema y alentar a aquellos que trabajan para protegerlo. Nosotros hemos perdido mucha de nuestra biodiversidad y ahora estamos corriendo contra el tiempo para lograr remediar estos impactos. América Latina tiene ventajas en este sentido, todavía están a tiempo de remediar lo que se ha destruido”.

Entrevista: María Julia Arana

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