El sector vitivinícola de Chile se prepara para la COP25
ComunicarSe conversó con Patricio Parra, Gerente del Consorcio I+D Vinos de Chile; y con Daniel Artal, ingeniero de proyectos y Cambio Climático de Viña Concha y Toro, para conocer los avances de la industria vitivinícola de cara a la COP25. Parra anticipó la actualización de su Código de Sustentabilidad para sumar el área de Etnoturismo y describió la nueva plataforma georeferencial que lanzarán para gestionar riesgos climáticos. Por su parte, Daniel Artal describió el desafío de Concha y Toro para alinearse a las Metas basadas en la Ciencia y para responder a la nueva Ley de Envases y Embalajes.
¿Hace cuánto que su organización gestiona la acción climática y la lucha contra el Cambio Climático?
Patricio Parra: “El Consorcio I+D Vinos de Chile S.A nació en el año 2012 con cuatro pilares estratégicos y uno de ellos era la sustentabilidad. Desde un inicio tuvimos un compromiso con la gestión sostenible a través de la innovación colectiva. Primero nació como un checklist de indicadores cualitativos y en 2013 certificamos nuestra primera viña.
Una señal de que vamos por buen camino es que desde que partimos nunca ha bajado el número de viñas certificadas, partimos con 10 viñas y hoy somos 79 que, en conjunto, representan el 80% de la producción y exportación de vino embotellado del país. Lo cual no es menor porque somos el cuarto exportador mundial de vinos”.
Daniel Artal: “En Concha y Toro venimos gestionando la sustentabilidad desde hace 10 años, principalmente en la medición de nuestra Huella de Carbono. Como la viña más grande del país, tenemos el objetivo de ser líderes en sustentabilidad para nuestra industria pero también para otras industrias. Por ello participamos en redes que nuclean al sector privado ya que la mejor contribución que podemos hacer es liderar con el ejemplo y compartir aprendizajes”.
¿Qué metodologías utiliza la industria para medir su Huella de Carbono y en qué se diferencia con otras certificaciones y metodologías?
Patricio Parra: “La principal diferencia de nuestro Código con otros de la industria del vino es el equilibrio en la medición de las tres dimensiones de la sustentabilidad. Algunas certificaciones se enfocan en la gestión ambiental, luego se sumaron indicadores sociales y de derechos humanos. Pero nuestro código nació desde el principio buscando integrar la gestión económica, con la ambiental y social.
Otra diferencia es que nosotros certificamos la gestión de la empresa, no el vino o producto. Es decir, el producto se certifica por defecto pero no es el fin de la certificación. El objetivo es mejorar la gestión completa de la empresa, no solo una viña o un producto, y promover un cambio en la cultura de la empresa. Hay otras certificaciones como el de comercio justo, las ISO, la Rainforest Alliance".
La diferencia es que estas otras certificaciones sirven para diferenciar tu empresa de otras. Nuestro código busca diferenciar a la industria chilena en su conjunto.
Daniel Artal: “Es muy importante el trabajo del Consorcio Vinos de Chile para trabajar como industria. Creo que este es el principal diferencial del sector vitivinícola. Como industria buscamos comunicar una imagen al exterior, una marca país. Somos una de las pocas industrias que exporta un vino producido en Chile, un valor agregado, no commodities, y es importante poder generar una imagen en conjunto sobre nuestros valores. El liderazgo de Vinos de Chile ha sido importante para que como industria tengamos una hoja de ruta para gestionar estos riesgos.
Es super importante trabajar juntos porque aún si yo trabajo bien pero el resto no, el día de mañana la mala práctica se reflejará en toda la industria.
Por otra parte, nuestra metodología de Huella de Carbono está verificada a nivel corporativo. Hoy en día no medimos una huella específica del producto porque tenemos más de 200 marcas, con cientos de productos y este proceso sería muy difícil. Lo que hacemos es tratar de pasar la huella corporativa a la de producto haciendo asignaciones lo más precisa posibles. Pero identificamos que la tendencia nos llevará a medir huella de producto y proponernos metas de reducción absolutas”.
¿Cuáles son los drivers o impulsores que hacen que la industria vitivinícola apueste por la gestión sustentable?
Patricio Parra: “Si bien la sustentabilidad no implica más ventas o precios mayores a los productos, hoy es un punto de partida para los vinos chilenos.
La sustentabilidad no es un plus, es una condición mínima en nuestra industria, es el punto de partida.
Hoy si no cumples te puede costar el negocio. Por ejemplo, un supermercado líder en Dinamarca dejó de comprar vinos en Sudáfrica por incumplimiento de estándares de sustentabilidad. No cumplir estos estándares te cuesta el negocio. La demanda también es importante, hay un pedido de que la industria sea sustentable aunque no se traduzca en el precio final o los mercados no estén vueltos locos por demandar más. Aún así el mercado quiere dar a conocer que tiene una cadena de valor ética, sustentable, limpia, y por eso es tan importante estar alineados. La señal comercial es clara y más allá del compromiso personal de cada empresa, esto es una cuestión de negocios. Según las viñas certificadas, la sustentabilidad les ayudó a ordenar su gestión estratégica e identificar y mapear los nuevos riesgos que el Cambio Climático generan en su empresa. El mundo cambió, más que esperar que me premien por ser sostenible, es el mínimo requisito o punto de partida que debo cumplir. Ese es el espíritu de la industria. Es más complejo a decir que es una demanda de mercado”.
Daniel Artal: “Para Concha y Toro fue una demanda del mercado a principios del año 2000 lo que impulsó la necesidad de medir nuestra huella. Nuestro mayor cliente en el Reino Unido, la cadena Tesco, nos solicitó información sobre emisiones y ahí comenzó todo. Hoy se mantiene y ha crecido la demanda de información en el mercado europeo. Son nuestros principales clientes y por el volumen de compra es que nos exigen estos criterios.
Se ha disparado hoy la exigencia de divulgación de información no financiera.
Hoy trabajamos con nuestros proveedores para alinearlos a este trabajo. Así como en el año 2000 un cliente europeo nos pidió innovar en sustentabilidad así le pedimos a nuestros proveedores que se sumen, queremos ser clientes que impulsen la sustentabilidad”.
¿Cómo es el trabajo con la cadena de valor de la industria? ¿Cómo impactará la nueva Ley de Envases y Embalajes en su modelo de negocio?
Patricio Parra: “El trabajo con la cadena de valor es clave para la industria vitivinícola. Por ello nuestro Código analiza tres áreas de esta cadena: el área verde que es el viñedo; el área roja que es bodega y embotellado; y el área naranja que es la gestión social. En estas áreas trabajamos principalmente con proveedores y productores de uva.
Queremos ir por más y por eso en julioo lanzaremos la cuarta área del código sustentable, la de Enoturismo sustentable. Aquellas viñas que ya están certificadas pueden dar un paso más y certificar las actividades turísticas dentro de las viñas, como cabalgatas, hoteles, restaurantes, todo dentro de las viñas”.
Daniel Artal: “Trabajamos con proveedores desde 2007 cuando iniciamos el trabajo de la medición de nuestra Huella de Carbono. En esta medición detectamos que el 80% de nuestras emisiones provienen de la cadena de valor y de ese porcentaje el 70% es el embalaje. Por ello la ley de envases y embalajes que se está discutiendo en Chile es altamente estratégica para nosotros.
Si no hubiésemos detectado que este eslabón de la cadena era un riesgo, no lo hubiésemos gestionado y hoy la ley de envases nos tomaría mal parados.
En 2012 iniciamos un programa para trabajar con proveedores de botellas, etiquetas y cajas y comenzamos midiendo su huella. En 2014 se firmó un acuerdo voluntario de reducción de emisiones, con una meta de 15% para 2020. Esta meta se cumplió y superó en 2018 yahora analizamos los próximos pasos para trabajar en Ley REP. Este es un buen ejemplo de cómo abordar la ley REP en articulación con la cadena. Ojala que el día de mañana ellos lo hagan con sus propios proveedores”.
¿Cómo recibe el consumidor chileno los sellos y acciones en sustentabilidad? ¿Está tomando decisiones de compra siguiendo estos sellos?
Patricio Parra: “Hay un problema de comunicación con los consumidores. Es muy difícil comunicar el desempeño en sustentabilidad a través de los sellos. Creo que necesitamos apoyarnos con comunicaciones en los puntos de venta, hoy sólo se diferencian a los vinos orgánicos. La clave es cómo se comunican estos temas y creo que todavía tenemos deficiencias en este sentido. El consumidor aún no reconoce nuestro código, el uso de sellos es muy nuevo todavía. Además son temas muy técnicos, sin embargo cada vez hay más demandas éticas para las empresas”.
Daniel Artal: “Hay un problema cultural que la industria debe abordar y es la creencia popular de que el vino en botella pesada es un buen vino, es decir, asocia el peso de la botella a la calidad del producto. Como industria tenemos el desafío de encontrar alternativas para reducir el volumen del embalaje. Una solución sería reemplazar el vidrio por PET o Tetrapak o cambiar a la bolsa con válvula. Pero el consumidor no recibe bien este cambio. Esto es una dificultad para la economía circular. Nuestra responsabilidad como empresa y como industria es tratar de cambiar este comportamiento de los consumidores”.
La cultura es un gran obstáculo, la gente cree que la botella de vidrio es el envase ideal.
¿Cuáles son las oportunidades que trae la COP25? ¿Cuál es el mensaje más importante a comunicar? ¿Considera que Chile alcanzará su meta carbono neutral para 2040?
Patricio Parra: “La COP25 es una gran oportunidad para Chile. Si bien consideramos que el sector vitivinícola de Chile está preparado a enfrentar el cambio climático. La intensidad y recurrencia de los fenómenos climáticos extremos que pronostican para los próximos años son para preocuparse. Nuestro riesgo más significativo es en la escasez hídrica. Para trabajar en este tema es que lanzamos un proyecto para uso sustentable del agua. Se trata una plataforma que incorpora datos geo referenciales que permite identificar cómo cambiarán las condiciones de clima y suelo por los eventos climáticos extremos. Es un modelo de predicción y simulación de cambio climático con dos escenarios, uno severo y otro moderado. Nos permite predecir los próximos años para preparar a la industria”.
Daniel Artal: “La COP25 es un evento clave para Chile. El principal mensaje para el sector privado es alinearse a las Metas basadas en la Ciencia ya que implica alinearse al Acuerdo de París. Estas metas son importantes porque hoy las empresas se están proponiendo metas sin tener claridad si son suficientes para evitar los peores escenarios del Cambio Climático. Al usar una herramienta basada en información científica y alineada al Acuerdo de París eliminamos la subjetividad de cada empresa y nos proponemos metas con los mismos horizontes y ambiciones.
Concha y Toro es la primera en Chile en lanzar sus metas verificadas por la iniciativa Science Based Target. Esto implicó cambiar nuestras metas que hasta el momento se asociaban al nivel de producción. Por ejemplo, teníamos una meta a 2020 de reducir un 40% por litro producido. Las Science Based Target son en términos absolutos, esto para una empresa que quiere seguir creciendo es un gran desafío. Pero son cada vez más las empresas que se están estableciendo metas absolutas a 2030 y la neutralidad de carbono al 2050. Este es nuestro horizonte.
Para nosotros este trabajo nos permitió ver que necesitamos hacer un cambio real, que no bastará con mover jugadores o inversiones, que necesitamos que todos los sectores cambien. Por ejemplo, si el sector energético cambia y se vuelve carbono neutral entonces ayudará a cambiar el impacto de nuestra industria. Por eso creemos que la meta del gobierno de neutralidad al 2040 es posible si logramos una sinergia en el cambio entre todas las industrias, comenzando por los combustibles”.
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