El potencial sostenible de la agroindustria de América Latina para insertarse en los mercados internacionales
La agroindustria de América Latina y el Caribe podría beneficiarse de una transformación productiva que facilite su inserción en las cadenas globales de valor, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo y de BID Invest.
El libro analiza estrategias empresariales exitosas de inserción en los mercados internacionales, incluyendo la incorporación de prácticas de sostenibilidad e identifica áreas de intervención del sector público para facilitar el éxito de la agroindustria.
El libro – realizado conjuntamente por investigadores del BID y de BID Invest, la entidad del Grupo BID que presta al sector privado – revisa más 30 estudios de caso de inserción internacional en mercados agroalimentarios, desde grandes empresas verticalmente integradas, hasta cooperativas y las llamadas “empresas tractoras”, que permiten a pequeños productores integrarse a las cadenas agroalimentarias globales.
Competir en la Agroindustria: Estrategias Empresarias y Políticas Públicas para los Desafíos del Siglo XXI – parte de la serie de reportes microeconómicos del BID – analiza los retos que enfrenta la agroindustria como la necesidad de innovación y modernización, y la inclusión en su estrategia de negocios de los desafíos ambientales. El estudio detalla las políticas públicas que pueden facilitar la inversión y expansión de la agroindustria.
Para integrarse a las cadenas de valor agroalimentarias modernas, los productores deben alcanzar estándares de calidad y de cumplimiento con las condiciones comerciales que exigen los compradores internacionales. Los consumidores, por su parte, quieren cada vez más información sobre el impacto social y ambiental de los productos que consumen.
Los casos de éxito en agronegocios en el libro no se enfocan en commodities, sino en diferentes estrategias de diferenciación y agregación de valor, que van desde el aprovechamiento de la contra estación en el hemisferio norte hasta la adopción de certificaciones ambientales y sociales y la búsqueda de atributos como mejor sabor y tamaño, o mayor durabilidad en los anaqueles.
El libro plantea que un elemento importante y atractivo del sector de agronegocios es su capacidad de integrar a las cadenas de valor modernas a los pequeños productores, muchos de ellos de comunidades indígenas, o de la agricultura familiar campesina, señala el reporte. Estos productores difícilmente se podrían integrar trabajando de manera individual. Lo hacen ya sea agrupándose en cooperativas o asociaciones de pequeños productores, o trabajando con firmas más grandes que les proveen asistencia técnica y financiamiento, y los ayudan a conectarse con las oportunidades que brinda un mundo globalizado. Los ejemplos del libro van desde la miel orgánica producida con esquemas de comercio justo por cooperativas de apicultores de la ecoregión del Gran Chaco en Argentina, hasta los pequeños productores de mango orgánico de Nicaragua.
El libro muestra la importancia del trabajo conjunto entre los sectores público y privado, e identifica el tipo de bienes públicos que se requieren para facilitar el éxito de los agronegocios. Esto va desde la negociación de protocolos sanitarios y fitosanitarios para facilitar la inserción internacional hasta la inversión en la infraestructura como un bien público esencial.
También se destaca la importancia de incorporar a los pequeños agricultores a la agricultura moderna, adoptando procesos productivos que sean resilientes al cambio climático, y desatando el enorme potencial del sector en América Latina y el Caribe.
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