El Papa Francisco llama a cuestionar el actual modelo de desarrollo para no repetir errores
Durante el primer encuentro presencial del proyecto “La Economía de Francisco”, realizado en Asís, el Pontífice manifestó que la situación mundial actual exige nuevos paradigmas económicos que pongan en el centro a los pobres, el medio ambiente y el trabajo.
En su mensaje dirigido a jóvenes economistas, empresarios y empresarias Francisco planteó que la juventud de hoy está viviendo “en una época que no es fácil”, marcada por crisis medioambiental, pandemia y guerras. “Nuestra generación – afirma – les dejó en herencia muchas riquezas, pero no hemos sabido cuidar el planeta y no estamos cuidando la paz”. Y agregó “ustedes están llamados a convertirse en artesanos y constructores de la casa común, una casa común que está "cayendo en la ruina". En este sentido, alentó a construir una nueva economía, inspirada en Francisco de Asís, que según sus palabras hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra y una economía de paz.
Francisco destacó el rol de los jóvenes al considerar que cuando a la comunidad civil y a las empresas les faltan las capacidades de los jóvenes, toda la sociedad se marchita, y la vida de todos se apaga. “Falta creatividad, falta optimismo, falta entusiasmo. Una sociedad y una economía sin jóvenes son tristes, pesimistas, cínicas”.
También planteó que “una economía que se deja inspirar por la dimensión profética se expresa hoy en una nueva visión del medio ambiente y de la tierra”, y añadió que son muchas las personas, las empresas y las instituciones que “están haciendo una conversión ecológica”. Por eso llama a “avanzar por este camino, y hacer más”. “Hay que cuestionar el modelo de desarrollo”. Según el Papa, la situación es tal que no podemos sólo esperar a la próxima cumbre internacional: la Tierra arde hoy, y es hoy cuando debemos cambiar, en todos los niveles.
El Pontífice espera que los jóvenes sean capaces de salir del paradigma económico siglo XX, para poder avanzar en la transición ecológica, y no repetir los errores que depredaron los recursos naturales y la Tierra, ya que de esa manera las maniobras que se pudiesen adoptar serían siempre insuficientes.
El Santo Padre también expresó que la desigualdad contamina mortalmente a nuestro planeta. “Es necesario un cambio rápido y decisivo. La sostenibilidad es una realidad con diversas dimensiones: la dimensión medioambiental y las dimensiones social, relacional y espiritual”.
“La dimensión social comienza a ser reconocida lentamente: nos estamos dando cuenta de que el grito de los pobres y el grito de la tierra son el mismo grito”, añade, citando lo que ha escrito en la Laudato si’ para llamar la atención a tener en cuenta “los efectos que algunas opciones medioambientales tienen sobre la pobreza”.
Para Francisco no todas las soluciones medioambientales tienen los mismos efectos sobre los más pobres y, por lo tanto, hay que preferir aquellas que reducen la miseria y las desigualdades. “Mientras intentamos salvar el planeta, no podemos descuidar al hombre y a la mujer que sufren. La contaminación que mata no es sólo el del dióxido de carbono, la desigualdad también contamina mortalmente a nuestro planeta”.
El Papa también hizo mención a la carestía de felicidad. “Mientras intentamos salvar el planeta, no podemos descuidar al hombre y a la mujer que sufren”. Según Francisco también hay una insostenibilidad de nuestras relaciones. “Especialmente en Occidente, las comunidades se vuelven cada vez más frágiles y fragmentadas”. “¡Las soledades son un gran negocio en nuestra época!”, e hizo hincapié en la “insostenibilidad espiritual de nuestro capitalismo”. El primer capital de toda sociedad es el espiritual, asegura, “porque es el que nos da las razones para levantarnos cada día e ir al trabajo y genera la alegría de vivir que también es necesaria para la economía”.
Con respecto a los pobres, los consideró protagonistas del cambio. “Hacer economía inspirándose en el santo de Asís significa comprometerse a poner a los pobres en el centro” y a mirar la economía a través de ellos. “Una economía de Francisco, afirma el Papa, no puede limitarse a trabajar para o con los pobres”. Es necesario “abrir nuevos caminos para que los mismos pobres se conviertan en los protagonistas del cambio”. “San Francisco no sólo amaba a los pobres, sino también amaba la pobreza”. “Nuestro capitalismo, en cambio, quiere ayudar a los pobres, pero no los estima, no entiende la paradójica bienaventuranza: 'bienaventurados los pobres'. Nosotros no debemos amar la miseria, es más, hay que combatirla, ante todo creando trabajo, trabajo digno. Pero el Evangelio nos dice que sin estimar a los pobres no se combate ninguna miseria. Y, en cambio, es de aquí desde donde debemos partir, también ustedes empresarios y economistas: habitando estas paradojas evangélicas de Francisco”.
Para finalizar, el Papa invitó a los presentes a que sus elecciones cotidianas no produzcan descartes.
Añadir nuevo comentario