Los 10 retos ESG para empresas que no quieren hacer greenwashing

04.10.2022 | Comunicación

LLYC acaba de elaborar el informe “10 retos de la ESG en un mundo convulso. Hoja de ruta para empresas que apuestan por un compromiso real”. El estudio analiza cómo se encuentra la conversación social en torno a la ESG. Una vez detectadas las preocupaciones, propone una serie de pautas y expone los desafíos a los que se enfrentan las empresas para atender esas demandas.


El informe centra su análisis en España.

El estudio revela que la conversación sobre medio ambiente en las redes sociales es un tema recurrente que cuenta con la participación de líderes de opinión, asociaciones ecologistas y ciudadanos de a pie. Tanto es así que los tuits sobre contaminación son los más reiterados en materia de ESG en España, (suponen un 37,99%), seguidos de aquellos que mencionan el cambio climático (25,07%) y los que se refieren a la falta de oportunidades sociales (12%).

Desde LLYC hemos querido apoyarnos no solo en la conversación social sobre sostenibilidad, sino en los mayores expertos de nuestro país en esa materia para aportar a las empresas recomendaciones para un ejercicio realmente efectivo en temas ESG, que no se quede en lo estético y formal y que sea útil para su competitividad y para fortalecer sus relaciones con sus stakeholders”, explica Almudena Alonso, Directora Senior de Stakeholders Management en LLYC.

Las críticas hacia el uso excesivo de envases o el aumento de las emisiones de CO2 se han consolidado como las principales demandas de la población, superando incluso a las reivindicaciones por la equidad de la mujer. Asimismo, se puede apreciar cómo los ciudadanos tienden cada vez más a involucrarse en estos diálogos digitales a medida que los episodios climáticos extremos suceden en localidades más próximas a sus hogares.

A pesar de este compromiso por parte de la ciudadanía, LLYC ha detectado que ha surgido una comunidad negacionista muy fuerte en el territorio de cambio climático (20% de mensajes, 16% de perfiles, 14% de alcance), frente a la colectividad ecologista, con fuerte presencia en todos los territorios de medio ambiente (con una media del 15% de los mensajes, el 9% de las cuentas y el 14% del alcance). Preocupa la intensa actividad de estos perfiles negacionistas ante una actitud más apagada del resto de comunidades. Quizá se está dando por hecho, erróneamente, que el nivel de conocimiento y sensibilización de la sociedad es ya alto.
 

Los diez retos que destaca el informe y a los que deberían hacer frente las empresas que apuesten por un compromiso real con la ESG son los siguientes:

  • Conectar con la ciudadanía. Las empresas tienen que sensibilizar a la ciudadanía para que la sostenibilidad esté en su contexto cotidiano, cercano y actual.
     
  • Lenguaje sencillo. Se debe prescindir de términos técnicos en materia de sostenibilidad y recurrir a conceptos clave para remarcar la triple dimensión ambiental, social y de buen gobierno.
     
  • Marco legal. Es necesaria la existencia de un marco legal estable y común para todas las empresas, aunque siempre buscando los valores y el fondo para no quedarse en el cumplimiento formal.
     
  • Métricas a nivel global. Las compañías deberían estandarizar las métricas a nivel global, la transparencia y los datos compartidos. Avanzando hacia la medición de impactos y recompensas.
     
  • Administración pública. Se tiene que recompensar a los mejores y sancionar a los peores mediante los mecanismos que existen, tales como la compra pública, la inversión pública, la fiscalidad y el activismo público en empresas privadas mediante la SEPI, entre otras.
     
  • Alianzas de colaboración público-privada-social. La participación de todos es fundamental para aspirar a un futuro sostenible. Se necesita la colaboración público-privada-social para poder lograrlo.
     
  • Incentivos ligados a la ESG. Las empresas tienen la oportunidad de incorporar recompensas vinculadas a la ESG, empleando un enfoque estratégico y centrado en el impacto sobre los grupos de interés, no como un mero indicador de desempeño.
     
  • Mejora de los aspectos sociales. Para lograr el cambio las compañías no deben focalizarse solo en las mejoras medioambientales, sino también en las sociales.
     
  • Cadenas de suministros. Se debe trabajar con las cadenas de suministros para aportar valor real e impulsar la sostenibilidad y los impactos positivos en la ciudadanía.
     
  • Formación. Es imprescindible formar a los máximos líderes de las empresas para alcanzar los compromisos ambientales, sociales y de buen gobierno, y crear una cultura sostenible en todos los niveles.

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