Trazando un futuro resiliente: el imperativo de una infraestructura resiliente al clima en África
Durante la última semana las lluvias llegaron a Kenia con toda su fuerza. En un país –y una región– que depende en gran medida de la agricultura de secano, la temporada de lluvias suele ser muy esperada y recibida con gran fanfarria. Sin embargo, estos días la llegada de las lluvias al este de África se retrasa cada vez más o incluso se pasa por alto, con efectos devastadores para la economía y las familias. Este año, el cambio climático y el fenómeno meteorológico de El Niño están uniendo fuerzas para crear una temporada inusualmente húmeda. El Departamento Meteorológico de Kenia pronostica lluvias superiores a la media que durarán hasta enero en algunas partes del país, con potencial de fuertes lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra.
Con la llegada de las lluvias también vienen los inconvenientes asociados de un sistema de infraestructura que no está equipado para hacer frente al exceso de agua, es decir, cortes de energía, carreteras inundadas y sistemas de alcantarillado saturados. Más allá de estos inconvenientes, mientras observábamos el devastador colapso de una presa en Libia, vimos con nuestros propios ojos la amenaza muy real a la seguridad humana que plantea una infraestructura que ya no es adecuada para su propósito en un clima que cambia rápidamente.
El espectro del cambio climático está sobre nosotros y sus impactos son particularmente graves en todo el continente africano. Los escenarios que enfrentamos no son probabilidades lejanas; son realidades actuales que requieren respuestas inmediatas y sólidas, especialmente en la esfera del desarrollo de infraestructura. Para los formuladores de políticas reunidos en la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), la urgencia no tiene precedentes y el curso de acción es claro: la inversión en infraestructura resiliente al clima debe ocupar un lugar destacado en nuestra agenda colectiva. Este artículo articula los argumentos a favor de tales inversiones transformadoras, reconociendo los desafíos y oportunidades únicos que le esperan a África.
Comprender lo que está en juego
África, un continente rico en patrimonio cultural y recursos naturales, está al borde de una importante transformación económica. Sin embargo, este potencial está amenazado por el cambio climático. Las inundaciones, las sequías y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y graves, lo que socava los avances en materia de desarrollo y empuja a las comunidades nuevamente a la pobreza.
La agricultura, piedra angular de las economías africanas, ya está sufriendo el impacto de los cambios en los patrones climáticos. Las infraestructuras críticas, como carreteras, puentes y sistemas energéticos, son cada vez más vulnerables, lo que afecta al comercio y la prestación de servicios esenciales. Estos desafíos amplifican la necesidad de infraestructura resiliente: sistemas diseñados para anticipar, absorber y adaptarse a condiciones adversas.
El caso económico
La inversión en infraestructura resiliente al clima no es simplemente una medida de precaución; es una estrategia financiera prudente. La Comisión Mundial sobre Economía y Clima sugiere que el beneficio neto de invertir en infraestructura más sostenible y resiliente a nivel mundial podría alcanzar los 4,2 billones de dólares en las próximas dos décadas. Para África, específicamente, las ganancias de eficiencia, la creación de empleo y la mayor competitividad asociadas con una infraestructura resiliente pueden catalizar un crecimiento económico inclusivo.
Además, el costo de la inacción es elevado. El Banco Africano de Desarrollo advierte que el cambio climático podría costar a los países africanos hasta el 3% del PIB para 2030. En cambio, la inversión necesaria para la resiliencia palidece frente a las pérdidas económicas que podría provocar un cambio climático absoluto. Por lo tanto, invertir de forma proactiva en lugar de reactiva es una ganga rentable.
Salud y Bienestar Social
La infraestructura resiliente al clima también juega un papel fundamental en la promoción de la salud pública y el bienestar social. En una era en la que las enfermedades pueden cruzar fronteras rápidamente, una infraestructura sanitaria sólida puede frenar la marea de posibles epidemias exacerbadas por el cambio climático. Los sistemas de suministro de agua y saneamiento resilientes a las crisis climáticas son esenciales para prevenir las enfermedades transmitidas por el agua que, según se prevé, aumentarán con el aumento de las temperaturas y las inundaciones.
Además, las instalaciones educativas que puedan resistir los eventos climáticos garantizan que los jóvenes, los futuros motores del desarrollo de África, no enfrenten interrupciones en su camino de crecimiento académico y personal.
Conservación ambiental y cultural
Los países africanos son guardianes de algunos de los puntos críticos de biodiversidad más importantes del mundo.
La infraestructura resiliente al clima y desarrollada de manera sostenible facilita la conservación de estos activos naturales y culturales vitales, asegurando que continúen apoyando el turismo, brindando servicios ecosistémicos y preservando el legado cultural del continente para las generaciones venideras.
Migración y Urbanización
A medida que se desarrollan las economías de África, aumenta la migración a los centros urbanos. Esta afluencia urbana crea una necesidad urgente de infraestructura urbana resiliente que pueda sustentar a poblaciones más grandes frente a los factores de estrés climático. Las inversiones en viviendas resilientes, gestión de residuos y planificación urbana son esenciales para evitar la creación de nuevos ciclos de pobreza y degradación ambiental en las ciudades en expansión.
Aprovechando la tecnología y la innovación
África tiene la oportunidad de superar los caminos tradicionales de desarrollo aprovechando la tecnología y la innovación. La infraestructura verde, como la energía solar y los sistemas sostenibles de gestión del agua, brinda la oportunidad de generar resiliencia y al mismo tiempo reducir la huella de carbono. Invertir en infraestructuras inteligentes también permite realizar seguimiento.
Resiliencia financiera
La financiación sigue siendo un obstáculo crítico. Si bien existen iniciativas de financiación internacional, la balanza debe inclinarse a favor de un apoyo más accesible y sustancial para los proyectos de resiliencia. Una mayor colaboración entre las naciones africanas, los socios para el desarrollo y el sector privado puede desbloquear mecanismos de financiación innovadores, como los bonos verdes y los fondos climáticos, que pueden acelerar el despliegue de infraestructura resiliente.
El papel de los formuladores de políticas y los gobiernos
Los formuladores de políticas tienen el poder de orientar las inversiones hacia la resiliencia climática. Al incorporar la resiliencia en los planes nacionales de desarrollo, alinear las políticas con prácticas sostenibles y garantizar que los proyectos de infraestructura nuevos y existentes sean resistentes al clima, los formuladores de políticas pueden establecer una base resiliente para el crecimiento futuro de África. Al preparar una sólida cartera de proyectos de infraestructura resilientes al clima en los que se puede invertir, África no sólo puede defender la financiación para la adaptación al clima, sino que también puede hacer uso inmediato de esa financiación para tener un profundo impacto en su población y acelerar su desarrollo económico.
El papel de los formuladores de políticas y los gobiernos
Los formuladores de políticas tienen el poder de orientar las inversiones hacia la resiliencia climática. Al incorporar la resiliencia en los planos nacionales de desarrollo, alinear las políticas con prácticas sostenibles y garantizar que los proyectos de infraestructura nuevos y existentes sean resistentes al clima, los formuladores de políticas pueden establecer una base resiliente para el crecimiento futuro de África. Al preparar una sólida cartera de proyectos de infraestructura resilientes al clima en los que se puede invertir, África no sólo puede defender la financiación para la adaptación al clima, sino que también puede hacer uso inmediato de esa financiación para tener un profundo impacto en su población. y acelerar su desarrollo económico.
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