2020: El año de la expansión de la inversión responsable en Latinoamérica

22.12.2020 | Inversores

En 2020 el ecosistema financiero global y latinoamericano se ha enfrentado a desafíos e incertidumbres sin precedentes, sin embargo, en medio de una pandemia global, cada vez más inversionistas en América Latina han avanzado en su entendimiento de la agenda Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo (ASG) por lo que la evolución y futura consolidación de la inversión responsable en la región parece cada vez más una realidad.


Desde marzo del 2020 cada vez más inversionistas en la región vienen trabajando en la planificación de gestión de contingencias y la redefinición de estrategias y operaciones organizacionales en respuesta a la crisis de COVID-19, pero si bien las estrategias de supervivencia orientadas a atender la emergencia ocupan un lugar central, también se ha observado como los temas ASG ganan más espacio en la agenda. Según Eduardo Atehortua, head of Latam en los Principios de Inversión responsable (PRI), algunos de los factores del contexto latinoamericano que motivan este acelerado interés en la agenda ASG son:

  • Poder ingresar a la fase de reactivación con una visión clara de cómo la protección de los recursos humanos, naturales y de capital permitirán un crecimiento más rápido durante la fase de recuperación.
  • Potenciar el desarrollo de herramientas y soluciones que ayuden a generar un impacto positivo, tanto social como medioambientalmente, de forma de mitigar los efectos de esta crisis, y con el propósito de prevenir futuras.

Todo esto que sucede en 2020 es el resultado de un camino que tuvo sus inicios en Brasil con la creación en 2006 del Índice de Sostenibilidad (ISE) promovido por BM&F Bovespa, el cual le dio un gran impulso a la inversión responsable en el mercado brasilero. Pero no fue sino hasta el 2017 que el interés por parte de organizaciones en países como Colombia, México, Chile y Perú se comenzó a percibir. En este sentido, la adhesión a los Principios de Inversión responsable (PRI) de fondos de pensiones en dichos mercados ha marcado un antes y un después para la consolidación del tema.

“PRI trabaja con más de 20 fondos de pensiones en la región y es la demanda que estas organizaciones pueden crear por activos que sigan criterios ASG lo que hoy permite concluir que la inversión responsable se puede consolidar en Latinoamérica en próximos años”, destacó Atehortua. Para el representante regional de PRI, este proceso de consolidación no estaría exento de grandes retos, entre ellos:

  1. Lograr que los inversionistas que ya vienen asumiendo compromisos para implementar prácticas de inversión responsable realmente avancen en incorporar factores ASG en los diferentes tipos de activos en los que invierten. De no ser así la región caería en el riesgo del Investmentwashing que le restaría legitimidad al trabajo que ya se vienen realizando.
  2. Ayudar a los inversionistas para que avancen en la implementación de estrategias ASG en sus procesos de inversión.  Por eso, eventos como el congreso hispanoamericano de inversión responsable son fundamentales para fortalecer las capacidades de las organizaciones y que puedan consolidar la integración de factores ASG en sus inversiones.
  3. Trabajar con las bolsas de valores de la región, supervisores y bancos centrales para que los inversionistas en Latinoamérica tengan acceso a mejor información ASG que les permita incorporar dichos factores en la toma de decisiones de inversión. Iniciativas como las que viene liderando el Consejo Consultivo de Finanzas Verdes en México para que los emisores en dicho país reportan información ASG asociada a estándares mundialmente reconocidos es una buena señal para toda la región.

“Este es un momento clave para los inversionistas en Latinoamérica, la COVID-19 hizo evidente que, si bien alcanzar resultados económicos es fundamental, y lo seguirá siendo, los factores ASG pueden influir positiva o negativamente en las empresas y proyectos en los que los inversionistas están invirtiendo el capital”, finalizó diciendo Atehortua. 

Los inversionistas en la región tendrán ahora el desafío de demostrar, por medio de sus decisiones, cómo están ayudando a establecer un plan de recuperación que prioriza la sostenibilidad social y ambiental. Es una oportunidad única que proporciona un punto de inflexión para orientar los flujos de capital hacia el desarrollo sostenible. Las decisiones y las acciones que se tomen ahora pueden definir la naturaleza de las vidas que los latinoamericanos podrán llevar, no solo en los próximos años, sino incluso en las décadas por venir.

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