Entre las acusaciones contra Nike se destacan el hecho de que todos los ejecutivos de la compañía que negocian los contratos para las atletas son hombres, y el no garantizar un salario durante el embarazo y la maternidad temprana.

Phoebe Wright, una corredora patrocinada por Nike desde 2010 hasta 2016, incluso llegó a afirmar en la nota que "quedar embarazada es el beso de la muerte para una atleta".

Otras situaciones mencionadas que agravarían la situación para las atletas de estas disciplinas serían que suelen depender casi exclusivamente de los sponsors debido a que no poseen ingresos por medio de las ligas, como sucede en el basket o el fútbol; y que al ser consideradas contratistas independientes no aplican las leyes estadounidenses que protegen los derechos de las trabajadoras embarazadas.

Según publica el New York Times, “Nike reconoció en una declaración que a algunos de sus atletas patrocinados se les han reducido los pagos de patrocinio debido a los embarazos. Pero la compañía dice que cambió su enfoque en 2018 para que los atletas ya no sean penalizados. Nike se negó a decir si escribió esos cambios en sus contratos”.