Banesco define el destino de su inversión social a través del presupuesto participativo
El programa, que el banco desarrolla en Venezuela y Panamá, trae innovación al democratizar la forma en que la empresa distribuye su inversión social en la comunidad y se propone dejar capacidad instalada en las organizaciones que apoya.
Este proyecto nació en el marco de una crisis. Banesco Universal, en su casa matriz en Venezuela, se disponía a construir una nueva y enorme sede, que hoy es Ciudad Banesco, cuando un grupo de vecinos cercanos a la obra empezaron a manifestar su inquietud por el impacto en la comunidad y en el ambiente. Así fue que el banco comenzó a organizar asambleas con los vecinos para darles mejor información sobre los planes de la empresa y para relevar sus expectativas. En este contexto fue que se empezó a aplicar la metodología.
Según la CEPAL, el “presupuesto participativo” es un enfoque alternativo a la presupuestación tradicional que promueve la confluencia de la esfera política y la ciudadanía en un proceso de toma de decisiones que compromete una parte o porcentaje del presupuesto de un determinado nivel de gobierno. Si bien existen casos de implementación a escala regional, las expresiones más exitosas se observan a nivel municipal-local.
La historia de los presupuestos participativos arranca en Brasil en 1989, donde la ciudad de Porto Alegre constituyó la primera gran experiencia que actuó como referente para otros municipios latinoamericanos. De esta manera el presupuesto participativo tomó fuerza en América Latina en los últimos años del siglo XX hasta alcanzar un reconocimiento internacional por parte de instituciones como las Naciones Unidas o el Banco Mundial.
El Presupuesto Participativo Banesco, es un fondo que es otorgado, por medio de un concurso a proyectos que tengan como propósito el bienestar común, es decir un alcance e impacto social colectivo, que redunde en la mejora de la calidad de vida de las comunidades atendidas.
En el 2018, se realizó por primera vez este proyecto piloto en la filial de Panamá de Banesto con la participación final de 19 grupos organizados, luego de visitar 23 iniciativas en Panamá Centro, Panamá Este, Panamá Oeste y Colón.
La selección de los proyectos ganadores se realiza en una Asamblea en el mes septiembre en la Torre Banesco. Además del voto del la asamblea, interviene un jurado panel conformado por representantes del gobierno nacional, del empresariado, de la sociedad civil, organismos internaciones y de la propia alta dirección del banco. Ante este jurado cada uno de los emprendedores presenta su proyecto durante tres minutos.
En Panamá, se añade una capacitación para presentar proyectos comunitarios, basado en “el marco lógico BID". Esta metodología ayuda al emprendedor a identificar el árbol de problema, el árbol de soluciones, presupuestar y calcular las horas de voluntariado de cada proyecto. Son unas 32 horas de capacitación. Así, cada lidere social incorpora competencias que lo ayudan a saber cómo presentar sus tres minutos de speech, e incluso cómo armar su power point.
“Queremos que sepan manejar sus propias herramientas para ser interlocutores válidos de otros actores y no depender de las dádivas del gobierno. Que sean corresponsables de sus bienestar”, explica a ComunicarSe, Lucía Freites, Gerenta de Asuntos Públicos de Banesco Panamá.
Freites considera que los lineamientos del programa obedecen a un contexto en el que la sociedad panameña no tiene una ciudadanía movilizada y está muy acostumbrada al paternalismo estatal. "No abunda el empoderamiento de las comunidades”, agrega.
Como aditamento, los voluntarios corporativos de Banesco capacitan a los participantes para las presentaciones y dan su apoyo con visitas presenciales en los territorios de los proyectos. Además, todo el proceso, tanto la selección de los proyectos como su ejecución, es verificado por el área de auditora interna del banco.
El programa tiene asignado un presupuesto de 100 mil dólares. El primero se lleva 50 mil, mientas que el segundo y el tercero recibien 25 mil dólares cada uno.
La consultora que apoya al banco en la ejecución del programa es Sinergia 507. La organización tiene una larga experiencia en el campo social lo que le garantiza una buena penetración en comunidades de difícil acceso. Además, se encarga de la capacitación de los emprendedores.
El programa tuvo un alto impacto y le valió a la empresa, cuya gerencia de RSE está cumpliendo cinco años, recibir en 2019 una mención honorífica en el Reconocimiento al Liderazgo Sostenible que otorga Amcham Panamá.
“En Panamá todavía se piensa que la RSE es la filantropía. Nosotros queremos hacer énfasis en dejar capacidades instaladas y trabajar con la gente”, concluye Freire.
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