Dos nuevas guías sobre Derechos Humanos y Empresas con foco en Migrantes y Adultos Mayores
Entrevista a Magdalena Morel, jefa de proyectos de la Fundación Casa de la Paz, con motivo de la publicación de dos guías sobre Derechos Humanos y Empresas, con foco en adultos mayores y migrantes.
¿Cómo se diseñaron las guías "Personas migrantes y refugiadas" y "Personas Mayores"? ?¿Quiénes participaron de su confección?
“En nuestra experiencia de trabajo con el sector privado hemos visto que uno de los grandes desafíos para las empresas es llevar a la práctica estándares o principios globales que muchas veces son difíciles de “traducir” a la realidad cotidiana de una empresa particular.
Para que las Guías abordaran adecuadamente los potenciales impactos de la actividad empresarial en las personas, se diseñó una estructura de gobernanza compuesta por actores representativos de todos los sectores. Las empresas, junto con estar presentes a través de los gremios y organizaciones miembros del Consejo Directivo, también estuvieron presentes en los Comités Técnicos. La Confederación de la Producción y del Comercio y la red Acción Empresas participaron activamente en el trabajo de los Comités. Adicionalmente, en cada Comité participaron empresas con un interés particular y buenas prácticas de trabajo con los grupos en los que se focalizan las Guías. Así, por ejemplo, en la elaboración de la Guía sobre migrantes y refugiados participó Lipigas y Empresas SB y en la Guía sobre personas mayores, SURA Asset Management Chile y Servisenior. Finalmente, el taller de presentación de avances realizado en Santiago se enfocó en empresas, y en él participaron representantes de 17 empresas de diversos tamaños y rubros, incluyendo el minero, retail, energético, servicios, comercio, alimentación, consultoras e inmobiliario”.
¿Cómo se incluyó la voz de las víctimas y grupos vulnerables en las guías?
“La voz de los grupos en los que se enfocan las guías se incluyó en la elaboración de las mismas mediante la participación de organizaciones que se vinculan directamente con migrantes, refugiados o personas mayores, en los Comités Técnicos y fueron quienes elaboraron las recomendaciones contenidas en las Guías. Por ejemplo, en la elaboración de la Guía de migrantes y refugiados participaron - entre otros - dirigentes sindicales migrantes vinculados a la CUT e instituciones que trabajan directamente con estos grupos, tales como el Servicio Jesuita a Migrantes, el Instituto Católico Chileno de Migración, la Clínica Jurídica de Migrantes y Refugiados, Universidad Diego Portales y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. En la Guía sobre personas mayores, participaron, entre otros, Travesía 100, el Hogar de Cristo, la Fundación Más, Fundación Amanoz y la Sociedad Chilena de Psicogerontología. Asimismo, en los talleres de presentación de avances que se hicieron en Antofagasta y La Araucanía también participaron agrupaciones de migrantes y de personas mayores”.
¿Por qué se puso foco en migrantes y adultos mayores en estas guías?
“Estos dos grupos fueron seleccionados, inicialmente, atendiendo las recomendaciones que tanto el Sistema de Naciones Unidas como el Instituto Nacional de Derechos Humanos han realizado sobre Chile y los grupos con menos posibilidades de ejercer sus derechos, y sobre los cuales existen menos herramientas de apoyo para hacer efectivas esas recomendaciones.
Por un lado, analizamos las recomendaciones del último Informe del Grupo de Trabajo sobre los resultados del Examen Periódico Universal de Chile (Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, 2014); y las recomendaciones de los dos últimos Informes Anuales de la Situación de los Derechos Humanos en Chile (Instituto Nacional de Derechos Humanos, 2018 y 2017).
Por otro lado, seguimos las recomendaciones de los informes de Relatores Especiales y Grupos de Trabajo de Naciones Unidas de los últimos 4 años, relacionados a: vivienda digna; derecho a la educación; derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación; y sobre extrema pobreza y derechos humanos.
Finalmente, incluimos los datos y temas destacados en la Guía de Derechos Humanos y Empresas en Chile del Instituto Nacional de Derechos Humanos e Instituto Danés de Derechos Humanos.
Coincidentemente, estos dos grupos (personas mayores y personas migrantes y refugiadas) están entre los más gravemente golpeados por la emergencia sanitaria, por lo que las recomendaciones contenidas en estas Guías cobran relevancia para las empresas que quieran responder a la crisis desde un enfoque de derechos”.
Según su opinión, ¿Cómo evalúa el desempeño de las empresas chilenas en Derechos Humanos?
“En Chile, existe un grupo pequeño de empresas y gremios comprometidos con avanzar en el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, la gran mayoría se mantiene alejada del concepto, desconoce o trivializa su alcance. Estas diferencias se han hecho evidentes en el contexto actual de la pandemia, donde ciertas empresas han hecho grandes esfuerzos por responder a esta crisis resguardando los derechos humanos de las personas vinculadas a sus actividades, pero, por otro lado, la gran mayoría no incorpora un enfoque de derechos en su forma de enfrentar el Covid-19.
En nuestra opinión, una de las principales y más profundas barreras para avanzar en estos temas son los prejuicios cruzados de los distintos sectores involucrados, las representaciones sociales y subjetividades que inhiben un trabajo en mayor profundidad orientado a que más empresas adopten el enfoque de derechos humanos en la gestión de sus impactos y como aspecto esencial de su negocio”.
¿Qué tipo de recomendaciones se ofrecen en las guías que ayuden a enfrentar estos desafíos?
“Ambas guías ofrecen recomendaciones para incorporar el respeto a los derechos humanos en las distintas áreas y actividades de la empresa, alineado al análisis de debida diligencia y con foco en toda la cadena de valor". De esta forma, las recomendaciones están organizadas en cuatro capítulos según los principales grupos de interés de la empresa: trabajadores y trabajadoras, cadena de suministro, clientes y comunidades. Si bien el ámbito laboral es muy importante, una empresa que respeta los derechos humanos debe identificar todos los impactos de su cadena de valor sobre los titulares de derecho (es decir, las personas), cualquiera sea el vínculo que puedan tener con la empresa.
Las recomendaciones contenidas en cada capítulo, a su vez, se organizan según los principales pasos de la debida diligencia: primero, identificar y evaluar impactos, luego, integrar acciones para abordarlos y, por último, dar seguimiento a las acciones implementadas.
Es importante que las empresas gestionen sus impactos sobre estos grupos de interés puesto que tanto la migración como el envejecimiento de la población representan desafíos frente a los cuales las empresas no pueden quedarse indiferentes. Estos grupos están, en general, en una situación de mayor vulnerabilidad en relación a muchos de los impactos en derechos humanos que puede generar la actividad empresarial y las empresas tienen la responsabilidad de prestarles atención especial con el objetivo de prevenir, cesar, mitigar o reparar los impactos que puedan generar en estas personas”.
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