El futuro de la información nutricional en los alimentos

25.03.2019 | Alimentos

La presión social de consumidores que reclaman tener mejor información para poder tomar decisiones correctas sobre su nutrición es cada vez mayor. Entre las iniciativas voluntarias de las empresas y el avance regulatorio, el formato y el contenido de las etiquetas en los envases de los alimentos está cambiando radicalmente. El caso chileno.


La importancia de la información que se brinda en el packaging en la región queda de manifiesto en el reciente estudio denominado “La revolución de los alimentos” realizado por la consultora Nielsen, el cual revela que “los consumidores latinoamericanos están cada vez más preocupados por los problemas de salud y buscan alimentos locales, frescos y orgánicos”. Y agrega que los mismos “ya no están dispuestos a tomar una actitud pasiva frente a su compra, en donde la conveniencia solía ser el principal impulsor; hoy exigen que sus alimentos cuenten con un etiquetado más claro de sus ingredientes e información nutricional para ayudarles a tomar decisiones más saludables".

La FAO también se pronuncia al respecto, y considera que el etiquetado de los alimentos puede proporcionar a los consumidores la información que necesitan y desean al momento de tener que tomar la decisión de compra. En este sentido, recomienda que las etiquetas incorporen la siguiente información:

  • Las cualidades de un producto;
  • La utilización adecuada del producto;
  • Los beneficios del producto;
  • Los posibles riesgos del producto;
  • La forma en que se produce y se comercializa un producto


Pero ¿Cuál es la situación del etiquetado para responder a estas demandas? Si bien todavía no hay un modelo de etiqueta universal que conforme a consumidores, empresas y reguladores, cada país y región va avanzando con sus propios modelos en un ciclo de ensayo y error.

El mundo avanza en la definición de modelos de rotulado frontal y su modo de adopción (obligatorio o voluntario) y esto debe constituirse en una herramienta adicional, complementaria, que brinde información más precisa, práctica, clara y sencilla sobre las características de los nutrientes que posee un alimento, presentando la información en el frente del envase.

  • El formato Nutriscore

La finalidad de este esquema es ayudar al consumidor a elegir los productos que más contribuyen a mantener una dieta equilibrada y sana. Utiliza cinco letras (de la A a la E) que, a su vez, van asociadas a cinco colores.

La letra A se corresponde con el verde oscuro, la B con el verde claro, la C con el naranja claro, la D con el naranja medio y, por último, la E con el naranja oscuro. El verde se vincula con los productos de calidad nutricional más alta y el rojo con la más baja. Este esquema no categoriza alimentos. Evalúa el balance de nutrientes, distribuyendo a los alimentos en quintiles y asignándoles una clasificación. Permite así discriminar entre categorías y alimentos de diferentes grupos y marcas.

La Comisión Europea estandarizó el etiquetado de los alimentos en 2011 a partir de un nuevo reglamento que está en vigor desde 2014.

La Unión Europea define a la Información alimentaria como aquella información “relativa a un alimento y puesta a disposición del consumidor final por medio de una etiqueta, otro material de acompañamiento, o cualquier otro medio, incluyendo herramientas tecnológicas modernas o la comunicación verbal”.

También dispone el aumento del tamaño de la letra: el tamaño de la letra debe ser igual o superior a 0,9 mm en envases menores a 80 cm2.

La Información nutricional obligatoria: el valor energético, las cantidades de grasas, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal, aparecerán agrupados y expresados según la porción o unidad de consumo. Además podrán indicarse voluntariamente: los ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos poliinsaturados, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, cualquier vitamina o mineral.

En Francia, de acuerdo con un experimento de 10 semanas en 60 diferentes supermercados, el formato de cinco colores “Nutriscore” resultó ser el más efectivo. Resultados similares se obtuvieron en estudios realizados el 2012 en Alemania. Sin embargo, en estos países europeos la etiqueta no es de uso obligatorio.

En Reino Unido, el sistema semáforo se usa desde 1998 con efectividad comprobada. Una investigación de la Universidad de Grenoble demuestra que el uso de este sistema reduce en 19% el consumo de azúcar.

  • El modelo ENL

El modelo ENL (Etiquetado Nutricional Evolucionado), es el etiquetado propuesto por un consorcio integrado por cinco grandes compañías: Coca-Cola, Mondelez, Nestlé, PepsiCo y Unilever. Este modelo propone ofrecer información nutricional de los productos sobre la base de porciones aconsejadas de consumo. El objetivo es instaurar un sistema de colores que muestre la información sobre contenido en grasas, azúcares y sal de sus productos, basándose en porciones recomendadas de consumo.

Sin embargo, la Oficina Europea de los Consumidores (BEUC) y otras organizaciones de consumidores como la francesa UFC Que Choisir; la Federación Alemana de Organizaciones de Consumidores (VZBV), la española OCU o la británica Which, han observado la implementación de este sistema, ya que deja en manos de los propios fabricantes la definición de las porciones estándar.

Según los resultados de una encuesta realizada por las empresas, 8 de cada 10 consumidores creen que el mencionado etiquetado es más fácil de entender y que puede resultar útil para evaluar rápidamente el contenido nutricional en alimentos y bebidas.

Según este estudio, la mayoría manifestó su preferencia por el etiquetado semáforo frente a un etiquetado en blanco y negro, destacando también que prefieren la información por ración y no por cada 100 gramos de producto, ya que les resulta más sencillo realizar comparativas de nutrientes entre diferentes productos de similares características.

La encuesta preguntó a los consumidores si preferían los datos codificados por colores, por ración o por 100 gramos de producto, aunque esto no demuestra que la información por ración sea más efectiva que la información en base a 100 gramos a la hora de tomar decisiones de compra y consumo más saludables.

  • El caso chileno

“Desde 2006 Chile tiene regulado el etiquetado nutricional obligatorio. Una tabla que informa sobre el contenido nutricional por porción de 100 gr. Ese etiquetado no era comprendido por la población, era necesario porque era información respecto del contenido, pero no era fácil de usar en la compra. Entonces  se hicieron estudios para ver qué tipo de etiquetado entiende la gente,  se probó el GDA que quería la industria, se probó el semáforo, se probaron colores, distintas imágenes, pero no se entendía. Estos no generaban una impresión o un entendimiento en el corto periodo de compra. Queríamos evitar tener que explicar el etiquetado, hacer campañas, sensibilización, queríamos que se entienda por sí solo. Entonces a un publicista se le ocurrió usar el color negro y funcionó muy bien, todos lo veían y se detenían a leer. Luego se probó el negro con figuras como el disco “Pare”, porque se identifica como detente y piensa. Y así quedó este disco negro con la palabra alto y un mensaje del  ministerio de salud para que la gente sepa que es un mensaje de gobierno”, explica Lorena Rodríguez.

Lorena Rodríguez Osiac es una médico pediatra con 30 años de experiencia.  En los últimos 10 años trabajó como jefa del Dpto. de Nutrición y Alimentos del Ministerio de Salud de Chile,  a cargo de liderar la gestión para la implementación de la Ley 20.606 sobre la Composición Nutricional de los Alimentos y su publicidad.

Para el Ministerio de Salud de Chile los sellos de advertencia  aseguran el acceso a información clara y visible respecto de la composición de los alimentos, facilitando realizar decisiones de compra más saludables. “Los sellos de advertencia no nos prohíben consumir los alimentos que los presentan, pero nos invitan a hacer cambios graduales en nuestra alimentación, prefiriendo aquellos alimentos sin sellos o con menos sellos”, advierte la experta.

La ley se implementó bastante rápido porque la industria ya estaba preparada debido a un largo proceso de negociaciones. De acuerdo a datos públicos, el primer monitoreo realizado en diciembre de 2016, la industria ya demostraba más de un 80% de cumplimiento en la industria en término de etiquetado y publicidad.

A la vez se realizaron estudios para ver el nivel de aceptación de la ley por parte de los consumidores y la intención de cambio de conducta de compra. Según estos estudios iniciales la gente apoya la ley y está de acuerdo que se proteja el entorno alimentario de los niños.

“Un 80%, entiende el etiquetado y lo reconoce, pero sólo el 50%  lo usa, es decir que compra otro producto, cambia por un producto con menos sellos, o cambia menos cantidad. Es decir que mucha gente lo entiende pero no lo usa”, acota Rodríguez.

De acuerdo con la la Asociación de Alimentos y Bebidas de Chile (AB Chile), desde que la ley entró en vigor más de 1500 productos –o el 20 por ciento de todos los que se comercializan en Chile– han sido reformulados como respuesta a las medidas. Nestlé redujo la cantidad de azúcar en su bebida de chocolate Milo, McDonald’s retiró las papas fritas de sus comidas de la Cajita Feliz y empresas locales han promovido nuevos productos como nueces o fruta seca para la venta en escuelas.

“Pese a las resistencias iniciales, una vez se instala la ley cambia la actitud de las empresas, estas empiezan a disminuir nutrientes críticos y reemplazarlos por alimentos alternativos”, añade la experta chilena.

  • El escenario regional

En México, se implementó un sistema de etiquetado frontal de bebidas y alimentos. Aunque no lleva colores, indica claramente la cantidad de azúcar, grasa y sodio que contiene cada producto y el porcentaje que representa de su dieta diaria.

El año pasado el Congreso peruano aprobó una modificación a la ley de promoción de la alimentación saludable para niñas, niños y adolescentes, incorporando el “semáforo nutricional”.

Así, las advertencias cambiarán de color en caso de que los alimentos tengan un contenido excesivo de grasas, azúcar, calorías y/o sal. Por ejemplo, si el nutriente crítico aporta el 25% o más del valor diario de referencia, corresponde al color rojo; si es menos de 25% y más de 10%, es color amarillo, y si el aporte es menor al 10%, será de color verde. Además, se consignará la frase “Evitar su consumo excesivo”, y también se deberá especificar la cantidad de porciones individuales que contiene el producto.

Ecuador fue en 2014 el primer país de la Región que implementó un sistema de etiquetado de información resumida, y Bolivia aprobó una ley adoptando un sistema similar en 2016. Allí se aplica el sistema semáforo con los colores rojo, amarillo y verde que indican si el producto es alto, regular o bajo en contenido de azúcar o sodio.

Uruguay profundizó en la producción de evidencia para informar la toma de decisiones, que mostró que el sistema de advertencias nutricionales capta mejor la atención, genera mejor comprensión, resulta más útil y relevante para la toma de decisiones por los consumidores, y previene engaños y distorsiones en la percepción sobre los productos.

Con base en esta evidencia y en los resultados de la implementación de la ley Chilena, que demostraron que el sistema ha sido efectivo en mejorar la decisión de compra de la población, en 2017 Uruguay preparó y lanzó a consulta pública un proyecto de decreto presidencial que también incluye la aplicación de un advertencias nutricionales frontales aquellos productos que superan límites de azúcar, sodio y/o grasas basados en las recomendaciones de la OPS/OMS.

El último avance se dio el 15 junio 2018, cuando los Ministros de Salud del Mercosur tomando como base la grave situación en sus países, la evidencia y experiencia en la Región, y la necesidad urgente de avanzar, acordaron un conjunto de principios para impulsar sistemas de etiquetado frontal obligatorios que comuniquen las cantidades excesivas azúcar, sodio y/o grasas, en base a las recomendaciones de OPS/OMS, de forma fácil y rápida, sin dar lugar a percepción equivocada de que un alimento con cantidades excesivas de algún nutriente crítico sea saludable.

En Argentina, en el marco de su Estrategia de Alimentación y Hábitos de Vida Saludable, Arcor presentó el programa “Tu Porción Justa” donde la compañía propone a los consumidores una dieta equilibrada identificando las porciones justas de sus productos. 

El programa ayuda al consumidor a decidir qué y cuánto comer en cada colación, dado que brinda alternativas de productos de consumo opcional envasados en porciones individuales con un límite de peso y calorías establecido. Los productos que forman parte del programa están identificados con un logo que indica que están especialmente empaquetados en porciones individuales recomendadas o bien, cuando son envases más grandes, muestra cuál es la porción sugerida.

Los productos incluidos dentro del programa contienen una cantidad en gramos que está dentro del rango establecido para cada categoría de productos por la legislación Mercosur y ninguno supera por envase individual las 150 kcal. Algunas categorías tienen un límite de energía aún menor como, por ejemplo, los caramelos cuyo límite es de 100 kc.

En el ministerio de salud argetino dicen que no tienen definido un modelo aún. Pero la idea es que sea sencillo y simple para el consumidor. "El etiquetado tal como está hoy, lo tenemos y es muy difícil de comprender. Requiere un cierto nivel cognitivo para entenderlo y por eso no disuade al consumidor" sostienen.Desde la Copal (Coordinadora de la Industria de Productos Alimenticios), consideran que “el etiquetado nutricional debe responder al objetivo de educación, no de prohibición o demonización del consumo de un alimento o bebida como sugieren algunos modelos”.

Conclusión

La adopción de un esquema de rotulado frontal es una problemática compleja que requiere ser abordada multidisciplinariamente pensando en el consumidor con una visión global, y entendiendo que la decisión que se adopte tendrá implicancias en el comercio. Corresponde debatir el tema con un abordaje integral, consensuado, tomando en cuenta que el objetivo a lograr sea razonable y alcanzable.

 

 

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