La gestión sostenible se vuelve esencial para las empresas que buscan salir a la bolsa
Un nuevo informe del "Instituto Morgan Stanley para la Inversión Sostenible" muestra que las empresas que quieran fondearse abriendo su capital deberán estar preparadas para un cada vez más fuerte escrutiño de los invesores en materia ambiental, social y de gobernananza (ESG, por su siglas en inglés)
Para las empresas privadas que buscan salir a bolsa, la lista de requisitos previos generalmente incluía una sólida perspectiva de crecimiento de los ingresos, la promesa de la expansión de la participación de mercado y un equipo de gestión que puede garantizar la rentabilidad de largo plazo. Sin embargo, cada vez más, el manejo de una estrategia sólida de sostenibilidad, especialmente en la era de COVID-19, se vuelve un imperativo dentro de los mercados más sofisticados.
De este modo, identificar, desarrollar y comunicar una estrategia de sostenibilidad corporativa se ha convertido en una parte esencial del proceso para las empresas que buscan apuntalar sus balances recurriendo a los mercados públicos a través de ofertas públicas iniciales (OPI) o vehículos de adquisición con fines especiales (SPAC). De acuerdo ccon el reporte “Valor sostenible: cómo las empresas públicas emergentes pueden cumplir con las expectativas de ESG”, del "Instituto Morgan Stanley para la Inversión Sostenible", es creciente el volúmen de capital que invierte en función de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
"A medida que la adopción de la inversión sostenible sigue creciendo, las empresas públicas emergentes corren el riesgo de dejar a algunos inversores al margen si no adoptan un enfoque reflexivo y estratégico de la sostenibilidad", advierte Matthew Slovik, director general y director de finanzas sostenibles globales de Morgan Stanley.
Cada vez más, los inversores analizan cuestiones ESG como la salud pública, el cambio climático, la diversidad y la equidad de género, tratándolos como riesgos de negocio. Según recoge el estudio, para enero de 2020, en los Estados Unidos, el 33% de los $ 51,4 billones en activo totales bajo administración profesional utilizaba una estrategia de inversión sostenible, mientras que el 80% de los propietarios de activos institucionales, el 50% de los inversores individuales y las tres cuartas partes de los administradores de activos ahora practican inversiones con criterios estrictamente sostenibles.
“Los inversores reconocen cada vez más que las mejores prácticas de ESG pueden reducir el riesgo de y mejorar los rendimientos”, dice Melissa James, directora general y vicepresidenta de Global Capital Markets en Morgan Stanley. “Las empresas de alto crecimiento que se están construyendo para el futuro reconocen que el compromiso de los empleados, la productividad de los trabajadores y un sólido valor de marca pueden fortalecerse a través de las mejores prácticas de sostenibilidad. Por lo tanto, las empresas pre-OPI, centradas en la construcción de modelos comerciales sostenibles y resilientes están incentivadas a formular una estrategia ESG robusta antes de salir a bolsa".
Para cerrar la brecha entre las expectativas de los inversores y la divulgación limitada de sostenibilidad de las empresas que buscan cotizar en bolsa, el Instituto de Inversión Sostenible identificó tres pasos que pueden ayudar a las empresas a mensurar, ordenar y comunicar la información ESG.
1. Integrar la sostenibilidad en el objeto social.
Un “propósito corporativo” es distinto de una declaración de misión que se enfoca en lo que representa una empresa y no en lo que hace funcionalmente. Puede centrarse en los intereses de muchos grupos, desde inversores y empleados hasta consumidores y reguladores, y debe ir más allá del compromiso típico de "maximizar el valor para los accionistas" mediante la integración de cuestiones de sostenibilidad. Para enviar una señal contundente de que los problemas de ESG son importantes, el propósito debe abordar el impacto ambiental y social de los productos y servicios, así como la respuesta de la empresa a los problemas de sostenibilidad, como el cambio climático, los desafíos sociales sistémicos, la responsabilidad ejecutiva, la diversidad y la inclusión y el bienestar, beneficios y compensación de los empleados.
2. Identificar riesgos y oportunidades.
Las empresas en etapa inicial pueden beneficiarse del registro de las expectativs de sus grupos de interés y del benchmarking para determinar sus principales prioridades de sostenibilidad. Lo que hoy denominamos materialidad.
Muchas empresas privadas, especialmente las nuevas empresas, pueden carecer de los recursos y la experiencia para desarrollar e implementar una estrategia para gestionar los riesgos y oportunidades de ESG.
Las empresas pueden considerar contratar empleados con experiencia en temas de sostenibilidad de alta prioridad o trasladar al personal existente a roles centrados en ESG para desarrollar la experiencia interna.
3. Comunicar una auténtica estrategia de sostenibilidad.
Las empresas deben proporcionar datos ESG sólidos que puedan ayudar a los inversores a tomar decisiones sobre cómo asignan su capital. La línea de base: divulgar información que sea consistente y comparable con los datos de sus pares, comunicar una estrategia para abordar los problemas de sostenibilidad y proporcionar actualizaciones sobre el progreso. Una forma útil de comenzar es mediante el lanzamiento de un programa de comunicaciones de sostenibilidad interna a través de boletines y reuniones. Una vez que los líderes se sienten cómodos con los esfuerzos internos, pueden iniciar comunicaciones públicas a través de un sitio web corporativo u otros canales externos, como las redes sociales. El siguiente paso es publicar un informe de sostenibilidad para involucrar a las audiencias clave.
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