El informe “Smoke and Mirrors: The Legal Risks of Fossil Fuel Advertising” documenta cómo la industria de los combustibles fósiles enfrenta un tsunami de casos de litigios climáticos y cómo las empresas de publicidad y relaciones públicas podrían verse atrapadas en la ola.

El informe describe que muchas demandas climáticas que ahora se abren paso en los tribunales se centran en estas campañas de publicidad falsa, información errónea y negación, campañas desarrolladas por algunas de las agencias de publicidad y relaciones públicas más grandes del mundo. Esto crea serios riesgos legales, comerciales y de reputación para las agencias, que podrían terminar testificando en los tribunales o incluso ser consideradas responsables de los daños relacionados con su publicidad engañosa.

Uno de los ejemplos citados es el de McKinsey & Company, que se vio obligada a pagar casi 600 millones de dólares por asesoramiento de marketing. Además, Smoke and Mirrors incluye tres estudios de casos que ejemplifican las campañas de desinformación climática y cuándo han sido cuestionadas. Estos casos son ClientEarth contra BP, Honolulu contra Big Oil (BP, Chevron, ExxonMobil y Shell) y Milieudefensie (Amigos de la Tierra Países Bajos) contra Shell.

“Las agencias de publicidad y relaciones públicas están asumiendo importantes riesgos legales, comerciales y de reputación cuando trabajan con compañías de combustibles fósiles para difundir desinformación climática. Este informe es un recordatorio de que este trabajo no solo está dañando el planeta, sino que podría terminar en los tribunales. Las agencias tienen una opción clara: continuar con el trabajo sucio de difundir mentiras en nombre de la industria de los combustibles fósiles o convertirse en creativos limpios y ayudarnos a salvar el clima. El tiempo se está acabando”, expresó Duncan Meisel, director de Clean Creatives.

"La evidencia ahora es abrumadora de que las compañías de combustibles fósiles han reconocido durante mucho tiempo los riesgos climáticos de sus productos, pero engañaron agresivamente a los consumidores, inversionistas y tomadores de decisiones sobre esos riesgos durante décadas. Al igual que antes con las compañías tabacaleras, los productores de combustibles fósiles han confiado en una red de grupos de fachada, firmas de relaciones públicas y agencias de publicidad para perpetuar este engaño. Incluso en medio de catástrofes climáticas cada vez mayores, estos esfuerzos de engaño climático y lavado verde de la industria permanecen activos, continuos y bien financiados. Pero ya no siguen siendo un secreto. Como combustible fósil las empresas se enfrentan a litigios e investigaciones cada vez mayores ante los tribunales, los organismos de derechos humanos y las agencias reguladoras de todo el mundo, los profesionales creativos pueden preguntarse si son los próximos y, si aún no lo están preguntando, deberían serlo”, agrega Carroll Muffett, presidente del Centro de Derecho Ambiental Internacional.
 

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