“Nuestro gran impacto está en aquellas empresas que nosotros financiamos”
Así lo afirma Paola Alvano, Gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad en Bci. Cómo han logrado ser carbono neutral en sus operaciones directas en 2021, las claves de la estrategia climática impulsadas por el banco, cómo hacen para generar soluciones financieras sostenibles para clientes e inversionistas, los detalles de la recientemente lanzada Política de Derechos Humanos, y cómo encaran el tema de la Educación Financiera, son algunos de los temas abordados en la entrevista.
Bci anunció que ha adelantado su meta y será carbono neutral en sus operaciones directas este 2021 ¿Cómo lo han logrado?
Primero que nada yo diría que la Visión o la Misión del Banco, desde hace mucho tiempo, cuenta con esta preocupación por el cuidado del medioambiente, de aportar, y de no generar impacto negativo.
Desde el 2017 nuestro primer principio fue mirarlo desde la operación, porque creemos que hay que partir por casa, y de alguna forma es lo que hicimos.
Medimos la huella de carbono, la cual tiene distintos alcances. En ese sentido lo que nosotros proyectamos en un inicio cuando partimos en el 2017 fue poner una meta al 2028, y cómo empezar a trabajar en todo lo que tiene que ver con lo que más impacto tiene, como el consumo de electricidad, el consumo papel, el consumo del agua, el transporte aéreo, o el transporte de los colaboradores.
En esa línea, empezamos a trabajar sobre todo con el consumo energético. El banco requería poner foco en eso debido a su operación, al funcionamiento de las sucursales, de las oficinas, todo el tema la digitalización, los data center.
Partimos, por ejemplo, instalando paneles solares. Nuestros edificios tuvieron un consumo con sistemas de energía renovable a través de alianzas que teníamos con distintas empresas de energía. Eso de alguna forma nos permitió tener una huella de carbono que bajó un 42%.
Sin embargo seguíamos teniendo el desafío de casi un 60% de unas 13 mil toneladas de carbono que estábamos emitiendo. Entonces nos propusimos acelerar en eso. Ahí nos desafiamos y notamos que teníamos dos caminos en paralelo. El primero era neutralizar ahora, y lo que hicimos fue comprar bonos que van a ayudar a mitigar esas toneladas y, sobre todo, ayudar también a ciertas comunidades que necesitan el fondo de ese impacto.
Pero también nos propusimos seguir mitigando, más que neutralizar seguir mitigando, ya que hoy día las tecnologías y los proveedores están acompañando más que hace muchos años atrás cuando era muy difícil encontrar tecnología que lo posibilitase. Por tanto, diría que esperamos que al 2025 podamos ser 100% carbono neutrales sin tener que comprar bonos, sino que podamos mitigar todas nuestras emisiones.
Lo que hoy día nos ha ayudado mucho ha sido sobre todo el no transporte debido al tema de la pandemia. Ayudó mucho sobre todo el transporte aéreo, que es el más contaminante. Pero hoy tenemos un desafío porque nosotros estamos operando en Chile, tenemos operaciones en Estados Unidos, y en Perú. Entonces el movimiento de repente hace que debamos mejorar bastante en esa mirada. Por ejemplo hacer teletrabajo, que las reuniones y todo el trabajo sean más online.
¿Cuáles son las claves de la estrategia climática de Bci?
Lo principal es que esto está inserto en la Misión del banco. Nosotros tenemos una preocupación por los clientes, por los colaboradores, por los proveedores, por la comunidad, el medio ambiente, y por los accionistas.
Y esto parte no de lo último como la COP25, la COP26, o el último estudio del IPCC, donde se habla de que el clima ya no resiste más.
Nosotros lo tenemos muy inserto en nuestra Misión, y eso es bien importante porque de lo contrario termina siendo una moda.
Luego diría que tener una clara visión de cuánto tú estás contaminando, por un lado en la operación. Nosotros lo empezamos a trabajar fuerte desde hace dos años.
El alcance que nosotros tenemos con nuestros clientes, que es el alcance tres, debe partir por casa. Eso nosotros ya lo hemos ido logrando, acelerando, instalando el “mindset”. No solamente en el equipo que trabaja aquí, el que hace las compras, el que está más metido en la operación del banco, sino que por ejemplo hoy cuando hacemos una licitación privilegiamos a aquellos proveedores que nos permitan disminuir la huella de carbono.
Ahora estamos entrando en el desafío de cómo acompañamos a nuestros clientes, sobre todo a las grandes y medianas empresas. Porque el impacto grande está en aquellas empresas que nosotros financiamos. Son empresas que requieren también hacer mejoras como lo hicimos nosotros en nuestra operación. Pero nuestra operación es muy distinta a cómo opera una minera, una empresa agrícola, una de salmones, las cuales tienen otro tipo de impactos.
Por lo tanto es importante cómo nosotros acompañamos no solamente a través del financiamiento sino también desde la asesoría y en tratar también de visibilizar la relevancia que tiene el tema.
Hoy día, incluso, tenemos una política de financiamiento sostenible con foco en aquellas empresas que requieran apoyo en estos cambios de tecnología para ser más eficientes.
Además, no todo el mundo tiene esa conciencia de que las empresas tienen esa responsabilidad con el triple impacto y sobre cómo afectan al medio ambiente. Entonces es importante acompañar no solamente con el decir. Porque yo te puedo financiar y te puedo brindar incentivos si tú estás dispuesto a hacer mejoras. Pero también puedo acompañar a aquellas empresas que ni siquiera se lo han cuestionado, o lo ven como una amenaza, pero no saben cómo abordarlo.
Todo esto es un proceso de acompañamiento y de cambio mutuo. No podemos partir con el garrote y decir “yo no te financio más”. Al contrario, yo creo que tenemos que trabajar juntos. Y es ahí donde el ecosistema juega un rol muy importante, porque nosotros solos no lo vamos a poder hacer.
Esa es la mirada más macro de la estrategia completa. Es cómo yo mido mi huella, cómo sé cuál es mi contaminación, y voy por etapas (interna, mi operación, y ahora entrar en los clientes). Nosotros como banco no solamente ayudamos a nuestros clientes a través del financiamiento, del crédito, sino que también asesoramos a muchos clientes sobre dónde invertir, en qué empresas invertir.
Hoy en día está absolutamente comprobado que las empresas más resilientes son aquellas que han tenido esta visión del triple impacto. Por eso, nosotros también estamos evaluando y mirando empresas para saber cómo están gestionando su triple impacto. Miramos no solamente que sea una empresa rentable económicamente sino que también genere un impacto social y medioambiental positivo. Porque esas empresas van a ser más rentables en el futuro o más resilientes frente a una crisis.
Por eso, también desde el punto de vista de las inversiones nosotros también estamos haciendo un análisis de las empresas para poder recomendarle a nuestros clientes dónde invertir, considerando estos elementos que hoy día no están separados del negocio. Porque la rentabilidad o la sostenibilidad de esas inversiones va a ser más segura comparada con otras que solamente miran cuánto están ganando pero que no miran estos otros elementos sociales o ambientales.
Filiales de Bci están generando soluciones financieras sostenibles para clientes e inversionistas, que les permitan mitigar o impulsar impactos sociales y medioambientales en los mercados en los cuales operan ¿Cómo lo hacen?
Nosotros tenemos filiales que asesoran a nuestros clientes sobre dónde invertir. Puntualmente lo que se hace es que en los procesos de evaluaciones e inversiones estamos introduciendo indicadores ESG.
Y más importante aun es que hoy día existen estándares, por ejemplo SASB, que les permiten a las empresas mirar cuáles son los indicadores más materiales o relevantes sobre el impacto social, ambiental y de gobernanza.
Por ejemplo si yo tengo que evaluar una inversión, tengo que recomendar a una empresa de salmón, una constructora, una telco, etc, yo miro esos indicadores que SASB me dice que son los materiales.
Por lo tanto aquellas empresas grandes y medianas, no solamente las que están en bolsa, pueden ingresar y mirar esos indicadores y saber al menos qué es lo más material para sus rubros. Porque es distinto lo que los inversionistas le piden a un banco y a las empresas que se financian, que lo que le piden a una empresa inmobiliaria, o a una empresa minera.
Todo eso creo yo que facilita mucho el poder saber por dónde parto, dónde me tengo que fijar, cuáles son los indicadores más relevantes que pueden poner en riesgo la sostenibilidad de mi empresa.
Durante el segundo semestre de 2020, Bci elaboró su Política de Derechos Humanos ¿En qué consiste?
Consistió principalmente en formalizar algo que el banco venía haciendo desde hace mucho tiempo.
Primero hicimos una evaluación sobre qué es lo que nos exige como herramienta de evaluación, para saber cómo están nuestros estándares ante la mirada de los derechos humanos. Y nosotros estábamos convencidos de que teníamos todo instalado pero no lo teníamos bajo una Política de derechos humanos.
Y lo que vimos es por ejemplo cuál era nuestro compromiso con los colaboradores, qué es lo que hacíamos con el clima laboral o engagement, cómo trabajamos el desarrollo de los colaboradores, cómo nos comportamos con los proveedores, cómo hacíamos para evaluar de manera transparente y comunicar de manera transparentes las evaluaciones a los proveedores, etc. Con respecto a la comunidad nos permitió ver todo el trabajo que estábamos haciendo, cómo nos conectamos con la comunidad con la parte más filantrópica, por ejemplo. También con los clientes, los reclamos o cómo nosotros medíamos su satisfacción.
Todos esos elementos hoy día te permiten visibilizar si tú eres una empresa que no solamente tiene un interés económico, sino que también tiene un interés por la relación con los stakeholders, para que sea siempre inclusiva, transparente, y preocupada al final del día por las personas.
Esto fue para nosotros un buen ordenamiento de cosas que el banco hacía desde hace mucho tiempo, pero lo pusimos bajo esta mirada que hoy día te exige ser una empresa que respeta los derechos humanos.
Estamos muy contentos porque teníamos mucha cantidad de programas y de iniciativas, pero también estamos muy desafiados porque hoy día reportar cómo lo estamos desarrollando es muy importante para todos los stakeholders. Actualmente estamos en un proceso de cómo reportamos esto de una manera simple, para que sea cercana, y que tenga datos que realmente sirvan para la toma de decisiones de nuestros stakeholders.
¿Cómo trabajan el tema de Educación Financiera en Bci?
Nosotros tenemos una visión que nosotros llamamos de Educación y Salud Financiera.
El tema de educación financiera se ha conversado mucho a nivel de la región, y los bancos tenemos una responsabilidad de educar a nuestros futuros o actuales clientes. Pero también las tendencias tecnológicas nos han ayudado a entregar herramientas de información para tomar buenas decisiones y además nos han posibilitado ayudar a que los clientes puedan elegir hacer un cambio con datos de ellos mismos.
Porque al final sostenibilidad es cuando uno logra impacto, cuando uno logra un cambio en la persona, como un cambio de hábito o de conducta.
Hoy día tenemos un programa que se llama “Con letra grande”, al que puede acceder cualquier persona. Es una página web que entrega herramientas informativas sobre cómo ordenar tus finanzas, cómo empezar a ahorrar. Pero la tecnología nos ha ayudado a dar un paso más, que es lo que llamamos salud financiera ¿Qué significa eso? Que si bien los bancos tenemos muchos modelos de riesgo donde podemos evaluar y hacer perspectivas de cómo se va a comportar el cliente en el pago de algún compromiso financiero, lo más importante es que el cliente también se ordene. Esto significa que con los datos de consumo nosotros podemos entregar información para que la persona pueda ir viendo su salud financiera en base a los ingresos, los gastos, y le ayuden a los clientes a cambiar los malos hábitos que no les permiten ahorrar o llegar a fin de mes.
El programa empezó como una prueba piloto hace un año y medio, y actualmente la usan aproximadamente 40 mil clientes. Esto nos ha permitido ver cómo la gente está cambiando su comportamiento para bien.
Esto nos ha ayudado mucho para que el cliente efectivamente pueda cambiar y generar un impacto, que al final es lo que buscamos. Que la persona tenga una mejor salud financiera. Y en el caso de que no la tenga, que por lo menos sirva para que la misma persona se dé cuenta y pueda cambiar ese comportamiento.
El concepto de educación y salud financiera es parte de nuestra oferta. A los clientes no solamente les ofrecemos servicios financieros, de inversión, y de crédito, sino que también les brindamos herramientas para gestionar sus ingresos y sus gastos.
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