Dentro de las medidas se ha establecido un mínimo de diez días laborales de permiso parental remunerado para los padres o segundos cónyuges, -si son reconocidos por la ley nacional-, durante el tiempo de nacimiento o adopción. La remuneración no podrá ser menor que el pago de ausencia por enfermedad.

Asimismo, se han sumado dos meses de permiso parental pagado no transferibles. Esta ausencia deberá ser un derecho individual, para fomentar condiciones de igualdad en las responsabilidades del cuidado de los recién nacidos.

Dentro de este punto, se acordó que los Estados miembros deberán establecer un pago o subsidio acorde para un periodo mínimo de permiso de paternidad no transferible, ya que, al acceder al permiso de paternidad, suele disminuir el ingreso familiar. Para ello, el nivel de pago deberá mantener el nivel de vida, favoreciendo que la pareja quiera tomar el permiso.

Por otro lado, se ha establecido una cláusula para que los Estados miembros garanticen que un trabajador recibirá un pago de al menos el 65% de su salario neto por un mínimo de 6 meses de permiso de paternidad para cada cónyuge. Pero cada Estado decidirá si lleva adelante el sistema.

Asimismo, se ha añadido un permiso de cuidado para familiares o de una persona viviendo en el mismo hogar, de cinco días. Se aplicará para aquellos que estén en una condición médica grave o de discapacidad por edad avanzada.

Por último, los padres y cuidadores podrán solicitar, en caso necesario, modalidad de trabajo remoto u horarios laborales flexibles. En estos casos se recomienda a los empleadores, tener en cuenta las necesidades específicas de los padres con un hijo con discapacidad o enfermedades de larga duración, así como de los padres o madres solteros. 

Estas medidas buscan aumentar la igualdad de género y mejorar la vida familiar, logrando una mayor representación de la mujer en el trabajo y reforzando el rol del padre.