Quince días en una comunidad productora de cacao en África
Un voluntario corporativo de Mondeléz Argentina comparte la experiencia de su participación en un programa de fortalecimiento de capacidades en una comunidad de pequeños agricultores del cacao en Ghana.
Cocoa Life, es el programa de Mondeléz que se enfoca en el desarrollo sostenible del cacao. Todos los años la empresa envía a un grupo de colaboradores de diferentes partes del mundo a Ghana, país de origen del programa, para pasar dos semanas aprendiendo sobre los desafíos y las oportunidades que enfrentan los agricultores que cultivan cacao sostenible. El programa se llama “Joy Ambassadors” y este año tuvo, por primera vez, un representante argentino entre los embajadores.
Durante el viaje, los embajadores conviven con las comunidades trabajando en las plantaciones de cacao, ayudando con la cosecha, conociendo a los actores importantes de la industria del cacao de Ghana y realizando trabajo voluntario en las escuelas locales. También desarrollan y ofrecen talleres para ayudar a las comunidades agrícolas a aumentar sus conocimientos y capacidades de negocio en áreas de desarrollo identificadas en la comunidad. Joaquín Petroni, Gerente de Legales de Mondeléz Argentina, fue seleccionado como uno de los 15 embajadores de 2018 y compartió su experiencia de primera mano con ComunicaRSE.
Joy Ambassadors busca darle difusión interna y externa a Cocoa Life, y de algún modo al mismo tiempo que fortalece a las comunidades, brinda en este intercambio formación de habilidades a los nuevos líderes de la empresa.
Costa de Marfil es el productor más grande y Ghana es el segundo productor más grande. Ambos países africanos producen el 60% del cacao mundial y es de donde proviene la mayoría del cacao que consume Mondelez International, que es uno de los principales compradores de cacao del mundo.
Al día de hoy en Ghana el programa ya ha trabajado con 447 comunidades. Se divide en varias fases: la primera es movilizar a las comunidades y enseñar buenas prácticas de agricultura; en la segunda se hace un seguimiento y hay una tercera de phase out.
“La movilización es ardua porque básicamente se trata de convencer a productores con hábitos muy tradicionales muy arraigados que tienen que modificarlos y actualizarlos; cosechar de otra forma, reemplazar sus árboles una vez al año y al mismo tiempo le decís que tiene que mandar a su hijo al colegio”, afirma Joaquín Petroni.
La producción del cacao decae en el mundo y eso preocupa a las empresas y a los gobiernos de países productores. Hay un déficit de productividad por fallas en los sistemas productivos. Existe un hongo que mata los árboles, cuando estos no se renuevan. Por eso, Mondeléz y el estado distribuyen nuevos plantines cada año.
El programa también propone a los productores cultivos alternativos como el plátano. El plátano le da un ingreso contraciclícos a las familias, le brinda sombra a los cultivos del cacao y además se usan sus hojas para fermentar el cacao.
“En Ghana hay, en las comunidades del cacao, una relación muy fuerte con el Estado, con el Ministerio de Agricultura, porque es el único comprador del cacao. Si bien el precio internacional del cacao está bajando, el estado les mantiene subvencionado el precio histórico. A su vez, Mondeléz, como parte del programa, paga un sobre precio, sobre el precio de mercado, que va directamente a los productores”, explica Petroni.
- El voluntariado enfocado en las comunidades
Entre los principales objetivos del programa está capacitar a los jóvenes adultos sobre las actividades relacionadas con el cacao y trabajar con las comunidades para aumentar las oportunidades laborales a nivel local.
Durante los quince días que pasan en Ghana, los voluntarios corporativos de Mondeléz desarrollan y ofrecen talleres a los pequeños productores de cacao para aumentar sus conocimientos y capacidades de en áreas de desarrollo que ellos mismos identifican.
“Se trabaja sobre juventud, sobre todo en educación. Se hace con los propios profesores de las escuelas de la comunidad. Desde el voluntariado enfocamos en tres temas en el intercambio de habilidades: gestión de riesgo, elaboración de informes de reporte y definición de propósito para alcanzar objetivos”, cuenta Petroni, que es abogado.
El trabajo infantil es uno de los riesgos de derechos humanos más críticos en la industria del cacao. Cocoa Life busca alertar a todos los padres y niños sobre los peligros del trabajo infantil y el impacto negativo a largo plazo que puede tener en su desarrollo.
“Una de las jornadas de trabajo en la escuela coincidió con el “Día Internacional de la Niña” y aprovechamos para conversar sobre abuso infantil, trabajo infantil y embarazo adolescente. Con mucho cuidado porque son problemáticas muy sensibles para la comunidad. Cuando te metes con una cultura, hay respetarla”, narra Petroni.
Otro eje importante es fortalecer la independencia financiera de las mujeres y su poder para tomar decisiones, lo que lleva a las familias a priorizar la educación y el bienestar de los niños. En ese punto, Petroni observó “una realidad muy parecida a la de las comunidades del norte de la Argentina. Donde la mujer realiza un esfuerzo muy importante, pero hay una cultura machista que no lo reconoce. El programa se centra en darle herramientas a la mujer para que pueda administrar mejor los recursos económicos de la familia”.
La empresa busca que sus nuevos talentos tengan una comprensión más profunda de la cadena de producción del cacao, en su mismo origen. “Crecen como líderes y vuelven a sus equipos con nuevas ideas e inspiración a partir de esa experiencia que es única y un verdadero cambio de vida”, afirma Sarah Delea, presidenta de la Fundación Mondeléz International.
“Cuando uno ve la ubicación de las plantaciones, a una hora y media del centro urbano más cercano, donde muchas veces hay que llegar a pie por el mal estado del camino, se da cuenta de la capilaridad y capacidad de organización que tiene la empresa. Cuando podes ver dónde se inicia el proceso productivo, logras entender el impacto que tiene tu empresa. Ves que los procesos están alineados y eso es lo que lo hace sostenible”, concluye Petroni.
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