Desarrollo Sustentable y la locura de un año igual al anterior

Marcelo Corti
Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable GEO
Nuestro sistema socioeconómico debe depender menos de la explotación excesiva de la naturaleza y más del conocimiento
11.02.2021 | Opinion

Aprender de los errores está en nuestra naturaleza, y el 2020 debe quedar en el recuerdo y no en el olvido. Nos debe servir de enseñanza para no volver a cometer las mismas acciones y fallos que condujeron a esta situación global definitivamente no deseada.

Hay dos frases que se le atribuyen a Albert Einstein que pueden ser una buena guía para encarar nuestro futuro próximo. La primera, “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”; y la segunda, “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos".

Indudablemente, no podemos seguir haciendo lo mismo, es tiempo de cambiar. Este golpe a la humanidad llamado COVID-19 debe significar para nosotros mucho más que el dolor vivido, las pérdidas sufridas, los meses de confinamiento, o la recesión económica padecida. De ello tiene que resultar un aprendizaje global que nos ayude a reconfigurar nuestro modelo de convivencia social.

El principal factor que debemos erradicar es la negación respecto de nuestra capacidad de influencia sobre nuestro entorno. Necesitamos desarrollar una conciencia colectiva para forjar planes de acción en pos de la reducción de la pobreza y desigualdad. Debemos considerar que no es lógicamente posible enfrentar la crisis socioambiental en la que estamos insertos, sin una perspectiva más justa a nivel socioeconómico como sostén de las necesarias y urgentes medidas de adaptación y resiliencia sistémica ante la crisis. En este sentido, ha quedado demostrado que los datos son un insumo fundamental para llevar adelante medidas y políticas públicas y eficientes.

Representa un desafío urgente construir y desarrollar sistemas de información estratégicos e integrales que contemplen las dimensiones social, económica y ambiental. Pero la información no sólo debe estar almacenada en un banco de datos. La información debe llegar a la gente, a los protagonistas de este cambio. La educación desde etapas primarias es el punto de partida para la incorporación de conceptos básicos como “responsabilidad por el ambiente”, “justicia e inclusión”, “desarrollo sostenible”. La suma de pequeños hábitos es necesaria, pero también - o más - la de los grandes jugadores. Exigir, es uno de los aportes personales más importantes que cada uno puede hacer para lograr un futuro sustentable.

Es importante destacar que en este proceso no pueden quedar excluidas las empresas, indefectiblemente. No alcanza con proteger los derechos sociales o tener una compañía rentable, el desarrollo sustentable debe ser parte de los procesos y las estrategias comerciales así como también la comunicación de las acciones adoptadas en este sentido a toda la comunidad. Es hora de dejar la administración tradicional y enfocarnos en la transición a una más sustentable. Es decir, debemos tener la capacidad de generar riqueza, sin perjudicar la calidad de vida de aquellos que habitan los suelos que abastecen los recursos necesarios para los sistemas de producción.

Por su lado, el Estado deberá poner a las personas, en equilibrio con el planeta, en el centro de su estrategia de desarrollo, a través de la enseñanza de distintas alternativas en los hábitos sociales para evitar el uso irracional de los recursos y alcanzar un desarrollo sostenible, mediante la educación, la legislación y las sanciones ante su incumplimiento. Además de procurar mayor igualdad en el acceso a la educación y a los bienes básicos para erradicar la pobreza, administrar y proteger los recursos naturales, sancionando duramente toda acción irresponsables y devastadora de los mismos (recordemos las más de un millón de hectáreas quemadas durante el 2020 en nuestro país), y promover la transición hacia una economía “más verde”. Nuestro sistema socioeconómico debe depender menos de la explotación excesiva de la naturaleza y más del conocimiento, y adquirir la habilidad de optimizar el uso de los materiales de forma circular, desligándose de la cultura del descarte. Es necesario potenciar una economía basada en las energías renovables, la movilidad sostenible y el abandono progresivo de la dependencia de los combustibles fósiles, en conjunción con la promoción del turismo sustentable que no deprede los ambientes naturales.

Por estas razones, el 2021 nos ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas de una forma diferente y no caer en la “locura”, tal como dijo Einstein.
 

* Mg. Marcelo Corti, Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable GEO, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

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