“Los Reportes tienen que aprovechar el argumento movilizador de la transformación del negocio”
Así lo afirma Maria Julia Arana, Gerente Senior de KPMG - South American Cluster ESG Deputy. El auge del formato de Reporte Integrado, el rol de las regulaciones, el desafío de superar el enfoque del impacto positivo, la necesidad de lograr una cuantificación financiera de los riesgos, la dificultad de conceptualización de los temas de derechos humanos, y el potencial de crecimiento que tiene la biodiversidad para que las empresas lo pongan en el centro de su agenda, fueron algunos de los temas abordados en la entrevista con motivo de la reciente publicación del Estudio sobre Transparencia ESG.
¿Cómo se está dando la integración de la información financiera y extrafinanciera en Chile?
Comparativamente con el año pasado observamos que hay muchas más empresas que están eligiendo el formato de Reporte Integrado frente al Reporte de Sostenibilidad.
Para la investigación tomamos dos muestras de empresas. La primera fue para estar en línea con la del estudio global y poder hacer comparaciones. Allí tomamos a las 100 empresas más grandes por nivel de ingreso.
Pero como nuestra hipótesis era que estábamos dejando afuera un grupo de empresas que también tienen reportes de sostenibilidad pero que no son empresas grandes o que estén dentro de los criterios de las 100 más grandes, lo que hicimos fue buscar a aquellas que son miembros de Pacto Global y de Acción Empresas, ya que ambas iniciativas tienen requisitos de reportes para ser miembro. Entonces sumamos muchas más empresas y consolidamos dos muestras.
En ambas muestras vemos que hay un crecimiento de la cantidad de empresas que utiliza Reportes Integrados como formato. En la primera un 88% y en la segunda un 69%, lo que representa un 30% más eligiendo el formato de Reporte Integrado comparado con las 100 empresas más grandes de Chile del año pasado. Esto es interesante porque deja como principal conclusión que está aumentando la tasa de empresas que reportan, y que además están eligiendo esta integración en un solo documento.
¿A qué atribuyen el crecimiento en la cantidad de empresas chilenas que deciden reportar su desempeño ESG?
Considero que hay un impulso de las regulaciones que se dan en Chile, donde existe la Norma 461 de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Por ejemplo, de las 100 empresas más grandes, que es la muestra 1, el 87% son empresas reguladas por la CMF. En ese sentido, claramente existe un una presión normativa para que esas empresas reporten información financiera, que son las típicas Memorias Anuales, con la nueva información extra financiera. Esto ha transformado lo que es la Memoria Anual de las empresas reguladas. Porque hoy ya no son solamente los estados financieros sumando algunos detalles más. Ahora estamos hablando de integrar SASB, por ejemplo. O integrar muchos indicadores del GRI.
Claramente hay una presión normativa, que además va más allá de las empresas reguladas. Porque en la muestra 2, que son empresas más chicas que no están alcanzadas por la CMF, igualmente hay un alto porcentaje que eligió por ejemplo los estándares SASB, y eligieron además la 461 como estándar para aplicarla, aún cuando no estén alcanzados por las regulaciones.
Por eso nosotros suponemos que hay un espíritu en Chile de ir con la mejor práctica. Por ejemplo, si una empresa decide reportar quiere saber cuál es el último estándar y cuál es la última práctica en materias de reporte. Si es la Norma 461 se usa aunque no se esté alcanzado por la misma. Esto revela que hay un espíritu en las empresas en el país de seguir evaluándose ante las últimas prácticas de reporte y ante los estándares más actualizados.
¿Cuáles son los aspectos en los que se destacan las empresas chilenas en materia de reporte?
Se destaca que hay una buena integración de información en materia de riesgo.
Una de las preguntas que se que se analiza, al hacer un análisis de contenido, es si se declara estar integrando riesgos ESG en el negocio. Y la verdad es que hay un alto porcentaje de las empresas que están haciéndolo. Por ejemplo, un 67% de las empresas más grandes están integrando riesgos climáticos, y además creció la cantidad de empresas que está integrando riesgos en materias de gobierno corporativo en el negocio. Es decir, los riesgos en materia de cumplimiento, ética, transparencia, y lucha contra la corrupción. Esos riesgos están incrementándose en las empresas chilenas.
También hay un 56% más de las empresas grandes que están reportando riesgos en materia de gobierno corporativo. Acá se podría encontrar alguna explicación en las presiones y exigencias a los directorios que imponen las nuevas regulaciones en Chile de los últimos años.
Con respecto a los ODS se destaca que hay un 86% de empresas de las N100 que reportan estar alineadas a los ODS.
Otro destacado es que cuando preguntamos sobre la gestión fuimos a analizar si tienen un responsable, un líder o un liderazgo definido. Los resultados muestran que existe una mayoría (52%) que tienen un líder definido, ya sea un comité de sostenibilidad dentro del directorio, o un gerente o responsable de sostenibilidad.
Todo ello es algo positivo porque muestra que se está avanzando.
¿Cuáles son los principales aspectos a mejorar por las empresas chilenas en materia de reporte?
Todavía existe un desafío en el equilibrio de la información. En ese principio del equilibrio que menciona GRI de mostrar no solamente la contribución positiva que tiene la empresa sino sus impactos negativos.
Por ejemplo, cuando la mayoría declara estar usando la definición de GRI de materialidad, donde el espíritu principal de la materialidad extra financiera es analizar los impactos negativos sobre los grupos de interés, de las operaciones y la cadena de valor, no están dejando claro esos aspectos, que se estén evaluando los impactos negativos.
Al parecer todavía hay un entendimiento del impacto positivo de un programa o de la gestión, y no el enfoque de la prevención o de hacerse cargo y responsables del impacto negativo de la vulneración, por ejemplo de los derechos humanos.
Lo mismo sucede con los ODS, donde el 86% dice estar alineado con ellos. Aquí se observa un espíritu de contribuir con determinados ODS, y no de mostrar el impacto en determinado tema material que lleva a elegir algún ODS en particular.
Otro dato destacado es que con respecto a la integración de la información financiera y extra financiera se identifican los riesgos pero no hay una cuantificación financiera de esos riesgos. Por ejemplo, en lo que dice el TCFD de no solamente identificar cuáles son los riesgos, sino de generar los escenarios que permitan proyectar y cuantificar realmente cuál va a ser el impacto del riesgo climático sobre el negocio, que además se integre luego en un estado financiero.
Por otro lado, si bien es algo muy positivo que se estén gestionando riesgos, no hay una percepción de las oportunidades. Porque TCFD también es riesgos y oportunidades en el cambio climático. Pero no hay una declaración en estos reportes de cuáles serían esas oportunidades. Y ahí se está perdiendo un argumento movilizador de la transformación del negocio. Si solo vemos el riesgo obviamente va a haber un enfoque preventivo. Pero si se le muestra la oportunidad al directorio de qué tipo de negocio podemos generar en función de estos desafíos climáticos, se estaría enfocando desde otro lado y abriendo oportunidades. Y eso todavía no está, eso falta claramente.
¿Cómo aparece el riesgo social dentro de la gestión de riesgos ESG?
En la gestión de riesgos ESG lo que es Governance creció. Este año hay un 78% de las 100 empresas más grandes que declara identificar riesgos vinculados al gobierno corporativo, un 56% más que el año pasado. Lo sigue riesgo climático, que el año pasado era el riesgo más identificado, y ahora es gobierno corporativo. Igualmente la identificación del riesgo climático aumentó un 21% con respecto al año pasado.
En este contexto, el riesgo social ha caído. Por alguna razón hay un 5% menos de empresas que están identificando o declarando identificar riesgos sociales, que alcanza un 38%.
Además, hay que poner en contexto lo que sucede en Chile. Después del estallido social, ha habido un aumento de demandas sociales, y todo indicaría que este tema debería estar más destacado. Mi explicación personal es que estaría existiendo una dificultad de conceptualización de estos temas, de poder conectar la agenda social con las empresas, por ejemplo en derechos humanos. Creo que todavía sigue percibiéndose a los derechos humanos como un asunto político-ideológico, y más en un año de conmemoración de los 50 años de la dictadura. Es como que todavía existen barreras conceptuales en función de cuál es el rol de la empresa en estas materias. Y creo que hay una deuda ahí.
¿Cómo aparece el tema Biodiversidad en el informe?
Es interesante lo que sucede con biodiversidad porque hay deudas todavía. El año pasado, cuando fue la primera vez que el estudio de KPMG preguntó sobre este tema, se estaban identificando riesgos en materia de biodiversidad. Y los datos mostraron que América Latina era la región que más estaba identificando estos riesgos en todo el mundo .
Lo que hicimos ahora en Chile es ver cómo se está avanzando en este tema. Y observamos que hay un debe, porque claramente todavía no se está avanzando en esta materia. Los resultados muestran que el 24% de las 100 más grandes y el 8% del resto de las empresas que informan sostenibilidad están divulgando en sus reportes riesgos en materia de biodiversidad, lo que es un número bajo. Sobre todo por la alta dependencia que tiene Chile de servicios ecosistémicos. Esto creemos que va a cambiar porque desde el Ministerio de Medio Ambiente se ha creado recientemente una jefatura que seguramente va a impulsar esta agenda, y también hay más herramientas, como el lanzamiento del TNFD o el Marco Global de Biodiversidad que se publicó en la COP 15, para que las empresas pongan el tema en el centro de su agenda.
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