Buenas prácticas empresarias en medio ambiente

05.09.2011 | América Latina

La preocupación por el deterioro del medio ambiente, por las condiciones laborales existentes y el anhelo de una mejor vida para las futuras generaciones, ha impulsado a varios empresarios guatemaltecos a trabajar en procura de un mejor país. Para ello, más de 90 empresas que operan en Guatemala impulsan la responsabilidad social empresarial en sus distintas áreas, y en conjunto, a través del Centro para la Acción para la Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala (Centrarse). Un ejemplo de una empresa practicando la responsabilidad social empresarial es Hidroeléctrica Río Las Vacas, S.A., la cual implementó el reciclaje de material plástico a lo largo de todo su embalse. Ello contribuye a la limpieza del río.


 

Según datos proporcionados por la compañía, en 2001, Guatemala produjo más de 2.4 millones de toneladas de basura; un alto porcentaje llega a los ríos, lagos y al mar, lo que contamina el agua. La mayor parte de esta basura es plástico y tarda más de cien años en descomponerse. El río Las Vacas está compuesto, en un 60 por ciento, por drenajes de la ciudad capital. Además, lo han convertido en un vertedero.Para contribuir con la solución de este problema ambiental, la compañía Hidroeléctrica Río Las Vacas, S.A., que opera sobre dicho río, decidió crear una planta para reciclar el plástico extraído del caudal y convertirlo en postes utilizados para cercar las áreas de reforestación de la empresa, que alcanza las 12 caballerías; además de contribuir con la limpieza del río en el embalse y aguas debajo del mismo.
Al eliminar la basura que flota en el río, las comunidades mejoran la calidad y salud de sus habitantes. Además, se crean fuentes de empleo y cultura de reciclaje.
Cada poste reciclado permite la transformación de 10 metros cúbicos de desechos de plástico crudo, y además trae consigo el ahorro de energía, la conservación de los recursos naturales, la reducción de la necesidad de incineradores y rellenos sanitarios, y la prevención de la emisión de gases que propician el efecto invernadero.
Este proceso permite crear una cultura de reciclaje en todos los colaboradores, quienes semanalmente llevan envases plásticos para ser reciclados en la planta. En procura de conservar el medio ambiente, la empresa trabaja en certificación para la emisión de bonos de carbono y monitoreo permanente de la calidad del agua, manejo de desechos sólidos que llegan al embalse y manejo ambiental del negocio. También se está trabajando en un código de ética.
Otros casos similares se dan en los ingenios azucareros de la costa sur del país, los cuales también se han involucrado en las prácticas de responsabilidad social, tanto para sus trabajadores y comunidad, como para el medio ambiente.
Una de esas prácticas es el lavado de caña en seco del ingenio La Unión, con lo cual se ahorra agua, además de evitar la contaminación de las áreas cercanas. Este sistema es el primero que se instala en un ingenio azucarero en Guatemala.
El ingenio Magdalena, por su parte, provee a sus trabajadores de módulos habitacionales, alimentación y transporte; además de tener beneficios en el área médica, recibiendo atención desde el primer día en que inician sus labores.
En lo referente a salud, la Fundación del Azúcar (Fundazúcar) ha puesto a disposición clínicas de especialidades en la consulta externa del Hospital Regional de Escuintla, donde se atienden 70 mil consultas al año y se cuenta con 20 médicos.
En la rama de educación, la industria azucarera financia programas de capacitación y actualización para docentes de 726 escuelas del interior, beneficiando a 453 comunidades y 24 mil niños.
El Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar (Cengicaña), implementa programas para aumentar la productividad, mediante investigaciones, transfiriendo tecnología de calidad a través de asistencia técnica, capacitación y divulgación.
(El Períódico)

Según datos proporcionados por la compañía, en 2001, Guatemala produjo más de 2.4 millones de toneladas de basura; un alto porcentaje llega a los ríos, lagos y al mar, lo que contamina el agua. La mayor parte de esta basura es plástico y tarda más de cien años en descomponerse. El río Las Vacas está compuesto, en un 60 por ciento, por drenajes de la ciudad capital. Además, lo han convertido en un vertedero.Para contribuir con la solución de este problema ambiental, la compañía Hidroeléctrica Río Las Vacas, S.A., que opera sobre dicho río, decidió crear una planta para reciclar el plástico extraído del caudal y convertirlo en postes utilizados para cercar las áreas de reforestación de la empresa, que alcanza las 12 caballerías; además de contribuir con la limpieza del río en el embalse y aguas debajo del mismo.
Al eliminar la basura que flota en el río, las comunidades mejoran la calidad y salud de sus habitantes. Además, se crean fuentes de empleo y cultura de reciclaje.

Cada poste reciclado permite la transformación de 10 metros cúbicos de desechos de plástico crudo, y además trae consigo el ahorro de energía, la conservación de los recursos naturales, la reducción de la necesidad de incineradores y rellenos sanitarios, y la prevención de la emisión de gases que propician el efecto invernadero.
Este proceso permite crear una cultura de reciclaje en todos los colaboradores, quienes semanalmente llevan envases plásticos para ser reciclados en la planta. En procura de conservar el medio ambiente, la empresa trabaja en certificación para la emisión de bonos de carbono y monitoreo permanente de la calidad del agua, manejo de desechos sólidos que llegan al embalse y manejo ambiental del negocio. También se está trabajando en un código de ética.

Otros casos similares se dan en los ingenios azucareros de la costa sur del país, los cuales también se han involucrado en las prácticas de responsabilidad social, tanto para sus trabajadores y comunidad, como para el medio ambiente.
Una de esas prácticas es el lavado de caña en seco del ingenio La Unión, con lo cual se ahorra agua, además de evitar la contaminación de las áreas cercanas. Este sistema es el primero que se instala en un ingenio azucarero en Guatemala.
El ingenio Magdalena, por su parte, provee a sus trabajadores de módulos habitacionales, alimentación y transporte; además de tener beneficios en el área médica, recibiendo atención desde el primer día en que inician sus labores.

En lo referente a salud, la Fundación del Azúcar (Fundazúcar) ha puesto a disposición clínicas de especialidades en la consulta externa del Hospital Regional de Escuintla, donde se atienden 70 mil consultas al año y se cuenta con 20 médicos.
En la rama de educación, la industria azucarera financia programas de capacitación y actualización para docentes de 726 escuelas del interior, beneficiando a 453 comunidades y 24 mil niños.
El Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar (Cengicaña), implementa programas para aumentar la productividad, mediante investigaciones, transfiriendo tecnología de calidad a través de asistencia técnica, capacitación y divulgación.
(El Períódico)