Según explicó a Clarín el asesor letrado del banco estatal cordobés, Daniel García Aja, "el gerente L.A. había pedido su pase a pasividad hace dos años y ahora, debido a que la sucursal Villa Carlos Paz en la que él se desempeñaba, no respondía de acuerdo a los requerimientos de la institución, se le notificó que cuando finalice su licencia estival el 5 de marzo, será pasado a la situación pasiva, como lo había solicitado".
Respecto de M.B., el otro empleado separado de su cargo mediante una carta documento, el asesor letrado del Banco de Córdoba dijo que "ayer fue reincorporado a su cargo de cajero, pero aún está con carpeta médica".
El abogado Miguel Ortiz Pellegrini, representante de los trabajadores bancarios se mostró disconforme con la decisión del Directorio, y aseguró que va a seguir adelante para "que se limpie el buen nombre y honor de mis representados". Más allá de que L.A. se jubile como quería y que M.B. sea reincorporado, el abogado quiere ir más allá y que el director ejecutivo Jorge Giacomotti se haga cargo de los dichos que habría proferido al gerente delante de sus compañeros, acerca de una presunta homosexualidad.

Ni bien tomó estado público el caso, el gobernador José de la Sota criticó con dureza la decisión y aseguró que iba a ordenar una investigación para determinar responsabilidades.
El secretario general de la Asociación Bancaria, Marcelo Molina, diferenció dos aspectos: "el legal y el ideológico. Por un lado aplaudimos que un compañero fue reincorporado y el otro pasó a jubilarse. Pero por otro lado me pregunto ¿qué hubiera pasado si uno no hubiera estado pasivizado y el otro con fueros gremiales? Es un antecedente malo".
Por su parte, la legisladora Liliana Olivero (Izquierda Unida), dijo que había informado a Ortiz Pellegrini y a la Bancaria su decisión de "denunciar este hecho ante el INADI. Y en las próximas horas podríamos hacer una denuncia en conjunto".