Edificios verdes: pioneros y rezagados en Europa

07.05.2012 | Investigaciones

Europa es líder mundial en políticas de lucha contra el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero. Su ejemplo puede considerarse un buen indicador del tipo de medidas que toman los mercados en esa dirección. Pero también es cierto que en los últimos años los países de la UE parecen haber echado el freno, hasta tal punto que deberán redoblar sus esfuerzos si quieren cumplir los objetivos que se marcaron para 2020.


En el informe "Climate Change Regulation: Energy Efficiency in Buildings in Europe" (Regulación sobre el cambio climático: eficiencia energética en los edificios europeos), Sebastián Curet y José Luis Moraga, del Public-Private Sector Research Center del IESE, estudian el impacto de las políticas de la UE en el mercado de la construcción residencial.

Los edificios de viviendas son uno de los principales consumidores de energía o, lo que es lo mismo, emisores de gases invernadero. Por ello, ofrecen grandes oportunidades si se les dedica el esfuerzo pertinente.

Desigual aplicación de la directiva de la UE

Los autores analizan en qué estado se encuentran los planes para aplicar en cada país la nueva directiva de la UE sobre eficiencia energética de los edificios.

La normativa europea incluye un índice de convergencia que mide tanto el ritmo de su adopción en cada país como el grado de convergencia. En el primer indicador, los países se dividen en pioneros, adelantados y rezagados, y en el segundo, en convergentes, crónicos y no convergentes.

En cabeza

Los pioneros en el ritmo de adopción de la nueva directiva son Reino Unido, Holanda y Portugal. Además de ser los más rápidos, ilustran cómo se aplica y qué efectos tiene la regulación en los mercados.

Estos países también revelan algunos datos interesantes sobre la opinión de los consumidores respecto a las iniciativas de eficiencia energética. Así, por ejemplo, los resultados del informe en el área metropolitana de Londres confirman que los compradores de viviendas están dispuestos a pagar un 2,87% más en los edificios "verdes".

Las oportunidades de la convergencia

En el segundo grupo se encuentran países como Francia y Alemania, con una larga historia de regulación de la eficiencia energética a sus espaldas.

Contrariamente a lo que se podría pensar, esto no les supone una ventaja: el hecho de que exista una sólida regulación tanto regional como local dificulta la adaptación a la nueva directiva.

Por ejemplo, no han creado un registro nacional de certificados de eficiencia energética. Con todo, es de esperar que aumenten su grado de convergencia en los próximos años, ya que planean aprobar una regulación a nivel nacional. Este cambio ofrecerá grandes oportunidades de negocio.

En el caso de los consumidores franceses, también están dispuestos a pagar más por las viviendas "verdes", aunque no tanto como los británicos, así que hay un importante margen de crecimiento.

Las urgencias de los rezagados

En el vagón de los rezagados aparecen países reticentes a adoptar políticas nuevas, como España e Italia, obligados a darse prisa para ajustar sus políticas y mercados a la normativa europea, ya que la convergencia regulatoria debe completarse en 2020. Lo lógico es que en estos mercados se produzcan cambios rápidos y, con ellos, oportunidades interesantes.

Actualmente, la UE está volcada en ofrecer incentivos, como puntos de bonificación por la introducción de una mayor eficiencia energética y la reducción de las emisiones de gases invernadero. Por otro lado, la regulación y las necesidades de los consumidores harán surgir nuevos mercados que crearán más oportunidades de empleo.

Sin embargo, se acaba el tiempo y los avances siguen siendo lentos, por lo que no hay que descartar que la Comisión Europea aplique sanciones. Además, los ciudadanos, cada vez mejor informados y concienciados, podrían tener la última palabra si deciden castigar en las urnas a los gobiernos que no apliquen la nueva normativa.

Por todo ello, los países rezagados, ya sea por problemas estructurales u otras causas, deberían mover ficha, y cuanto antes mejor.

En un contexto que cambia rápidamente, este informe ofrece un mapa muy útil de las áreas que deben mejorar los países para acatar la directiva y alcanzar a sus vecinos.

En cuanto a futuros estudios, los autores recomiendan ahondar en las metodologías de medición de la oferta y la demanda. Así, por ejemplo, se podría crear un índice del mercado de los materiales de construcción, otro sector clave que podría beneficiarse de la tendencia regulatoria hacia un aumento de la eficiencia energética.

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